Durante años, el objeto de deseo en las orejas del street style fueron los pequeños puntos blancos de los cascos inalámbricos. AirPods y modelos similares se convirtieron en símbolo de estatus, minimalismo y vida acelerada. Ahora, las fotos que se viralizan en redes dibujan otra silueta: cables blancos enredados en el abrigo y móviles que vuelven a ir conectados.
Los auriculares con cable, el accesorio que parecía destinado al cajón, han regresado como tendencia de moda. El giro no nace solamente de la nostalgia anónima. It girls como Bella Hadid, Lily-Rose Depp y Emily Ratajkowski han tenido un papel clave: sus paseos urbanos han reintroducido estos conocidos dispositivos en el imaginario estético global.
Las celebridades aparecen una y otra vez en imágenes de aeropuerto o caminando por la calle con los clásicos EarPods blancos como toque final a sus looks urbanos. Apple Martin, hija de Gwyneth Paltrow y Chris Martin, protagonizó este año una campaña de Self-Portrait y fue fotografiada con unos vaqueros rectos, bailarinas y este accesorio tech.
La revista Vogue calificó la imagen como el nepo-girl outfit perfecto. Sin duda, el mundo se encuentra ante una nueva tendencia que, en esta ocasión, sí está al alcance de todos. De ahí la clave de su éxito en las redes: incluso existe una cuenta en Instagram, @wireditgirls, dedicada a las mujeres que siguen comprometidas con el cable.
Basta con hacer un repaso rápido por este perfil —que acumula 18.700 seguidores y más de 300 publicaciones entre memes y retratos de influencers y jóvenes anónimas portando su complemento fetiche— para darse cuenta de que todos los posts tienen algo en común: atribuyen un componente de nostalgia Y2K a los auriculares.
Esto, sin duda, ha favorecido su regreso a las calles: los EarPods blancos se perciben como cápsula de tiempo hacia la adolescencia de la generación que hoy domina TikTok. Remiten a la época de la fiebre por los BlackBerry con teclado, aquella en la que todavía no existía tanta preocupación por diseñar el feed al detalle y el concepto de creador de contenido apenas resonaba.
La moda ha recogido ese impulso y lo ha llevado más allá. Un ejemplo llamativo es el de Chanel, asociada a la alta costura y a la exclusividad, que lanzó en 2024 un reloj-collar con auriculares que se enganchan a los eslabones de la cadena. El Première Sound Watch, realizado en acero chapado en oro amarillo y cuero negro, se vende por 15.450 dólares.
Cabe destacar que este ítem también tiene su público masculino. En las listas sobre famosos que se resisten a abandonarlo aparecen nombres como el cantante Harry Styles o el actor de Normal People (Sally Rooney, 2020) y Aftersun (Charlotte Wells, 2022) Paul Mescal, captados por los paparazzi con sus cables colgando del bolsillo o rodeando el cuello.
En las redes, hay quienes hacen un análisis cómico y aseguran que son los nuevos accesorios del performative male, la tendencia viral en TikTok que parodia a los hombres que combinan tote bags y libros socialmente comprometidos con accesorios retro como remate de un look culto y sensible (a veces, sí, con el objetivo de impresionar a alguien).
Este formato tiene ventajas evidentes: es más barato que el que se nutre de la conexión Bluetooh, no depende de baterías y resulta más difícil de perder. Además, en un momento de búsqueda de un consumo más consciente como el actual, la elección de un objeto que todo el mundo tiene en casa puede leerse como gesto de normalidad frente al derroche.
La estética que proyectan los auriculares con cable es deliberadamente poco pulida: se enredan, cuelgan, a veces molestan... Ese "desorden" visual encaja con otras corrientes actuales, del indie sleaze al normcore. Tras una década en la que lo inalámbrico simbolizaba futuro y aspiración, el péndulo vuelve hacia lo familiar.
La 'influencer' sueca Matilda Djerf también se suma a la tendencia.
Estos modelos han pasado de ser un resto de otra época reciente a competir con cinturones, gafas o bolsos como pieza más del styling, de la misma manera en que hicieron los cascos wireless años atrás. Que las prescriptoras los incorporen a sus paseos cotidianos consolida la tendencia. Sí, el gesto de conectarlos al móvil y notar cómo hacen clic vuelve a estar de moda.
