Antes del descanso definitivo del verano, París vuelve a vestirse de Alta Costura. En esta ocasión, las miradas se dirigen en concreto a las propuestas de cara al próximo otoño-invierno, que dejan tras de sí una estela de deseo que hace soñar con la bajada de temperaturas por una cuestión de moda y no de huida.
Chanel, con su nuevo y flamante director creativo, Matthieu Blazy, encargado de remover los cimientos de Bottega Veneta y poner de nuevo a la firma italiana en boga, toma ahora el mando de la maison francesa, tras recibir el testigo de Virginie Viard.
En la mirada del diseñador franco-belga, la artesanía y la sofisticación son el foco, dos de los pilares que definen precisamente a la Alta Costura. Sin embargo, esta apuesta no es todavía obra del mismo, sino de Chanel Studio.
El punto de encuentro para los invitados, un lugar único que muestra el imaginario de la tienda insignia de Chanel, su sede durante más de 100 años en el 31 de la rue Cambon en París. Un auténtico icono de la marca que además remite de forma obvia a su fundadora.
Keira Knightley, Penélope Cruz y Kirsten Dunst a su llegada a la cita con la 'maison'.
En la exclusiva lista de confirmados aparecen los nombres de las actrices Penélope Cruz, Kirsten Dunst y Keira Knightley o los directores de cine Sofia Coppola y George Lucas.
Una gran escalinata rodeada de espejos y una paleta de color en la que predomina el beis controlan la sala mientras las modelos desfilan ante miradas privilegiadas que observan de forma directa, o a través de sus pantallas, las últimas propuestas.
Negros, blancos y crudos envuelven los cuerpos que muestran unos diseños plagados de detalles y que, de forma muy sutil y actual, tienen reminiscencias nostálgicas de los años 20. El tiro de vestidos y faldas desciende hasta la cadera de forma natural y la riqueza de tejidos y detalles destaca de forma obvia.
Diferentes propuestas de tiro bajo de Chanel,
El clásico tweed se entretiene con las plumas y los guantes que suben por encima del codo vuelven a tomar protagonismo en esta especie de mix and match donde todo va encajando. Las botas over-the-knee también tienen su momento de gloria.
Los guantes vuelven a la pasarela.
Por otro lado, las referencias a la estética militar, infinitamente más refinada, aparecen en forma de chaquetas y partes superiores muy armadas. Aquí hace acto de presencia el verde militar, que le da una nota de color, junto a los metalizados y unas pinceladas de burdeos, a la paleta cromática principal.
Chanel mira a los clásicos uniformes militares y los incluye entre sus referencias.
Los tejidos satinados también han tenido una especie de resurgir, sobre todo en forma de faldas tipo envolventes y con drapeados ligeros, una fluidez que a veces confronta a chaquetas densas y con mucha presencia en unos estilismos que recuerdan a looks dosmileros muy cuidados que se ubican entre el 2007 y el 2014.
Chanel apuesta por las faldas satinadas.
Por supuesto, el culmen del desfile ha venido de la mano de un cierre con una novia al más puro estilo de Chanel. En este caso, la propuesta de belleza, velo y el sencillo tocado del pelo remiten a una novia con una mirada casi medieval. Lo mismo sucede con la parte superior del vestido.
No obstante, el diseño de silueta trompeta comienza a plagarse de detalles a medida que su línea baja, cuando el tejido empieza a deshacerse en unas hojas que desembocan en una falda con capas de tul. ¿El último accesorio? Un ramo de lo más rústico hecho de espigas.
Chanel se viste de novia.
Cada una de las modelos muestra durante su caminar la inspiración del desfile, una visión de los salones de alta costura y de la propia firma, de ahí la escenografía. Estos detalles minuciosos y la mezcla de tejidos reflejan además la llegada de una nueva era a la casa francesa, sin olvidar nunca las raíces.