La 81ª edición de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid (MBFW) arrancó con una espectacular jornada inaugural, llena de creatividad, emoción y conciencia social.
Este evento, que se ha consolidado como una de las plataformas más importantes para la moda española, brindó una vez más una muestra de la evolución de las tendencias y de la capacidad de los diseñadores para reflejar en sus colecciones temas tan relevantes como la sostenibilidad, la historia y la innovación.
Con una programación renovada y con un enfoque que conectaba la tradición con la vanguardia, los desfiles de la primera jornada ofrecieron a los asistentes una experiencia sensorial única, donde las pasarelas se convirtieron en un espacio de reflexión y expresión profunda.
Desde la herencia cultural andaluza, hasta la reinterpretación de los grandes movimientos artísticos del siglo XX, la jornada estuvo marcada por propuestas que no solo buscaban vestir, sino también transmitir un mensaje.
Siluetas de los desfiles de la MBFW 2025.
La primera de las presentaciones fue la de Andrew Pocrid, quien inspiró su colección May en las fiestas de la ciudad de Córdoba, rememorando la esencia de las cruces de mayo.
Con una propuesta de líneas femeninas, lujosas y con un marcado estilo de los años 80, el diseñador trasladó la belleza del folclore andaluz a la pasarela con estampados de lunares, flores y bordados, que se acompañaban de detalles de pedrería de Swarovski.
La paleta de colores se llenó de intensidad con rojos y fucsias, mientras el blanco, negro y dorado dominaban la esencia de la colección, logrando un equilibrio entre tradición y lujo.
La diseñadora María Lafuente presentó Henko, una colección que es un manifiesto sobre el cambio profundo y la sostenibilidad. Inspirada en el concepto japonés que da nombre a la colección, que significa transformación.
El desfile destacó por su uso innovador de materiales sostenibles y técnicas de diseño que minimizan el impacto medioambiental. Desde la colaboración con Jeanologia, que aplicó tecnología de láser y troquelados al denim, hasta la inclusión de lana merina y tejidos certificados, una celebración del lujo consciente.
Rafael Urquizar llevó la pasarela a un nivel más intelectual con su propuesta inspirada en la pintura y escultura de vanguardia. Aludiendo a artistas como Juan Antonio Palazuelo y Jesús Herrera, la colección mezcló la audacia del arte del siglo XX con la elegancia contemporánea.
Con una paleta rica en colores como el verde bosque, el magenta y el petróleo, Urquizar presentó una moda que invita a reflexionar sobre la relación entre arte, historia y modernidad.
La colección AZero de Félix Ramiro apostó por la fuerza y la dureza, utilizando una gama única de grises que iba desde el perla hasta el grafito. De estética industrial, la propuesta de Ramiro sorprendió por su innovador uso de materiales como fibra de carbono y acero, integrados en accesorios que añadieron un toque moderno y vanguardista a la pasarela. La colección también destacó por su confección artesanal, con costuras hechas a mano que reflejan la meticulosidad y el compromiso con la calidad.
Pilar Dalbat presentó su cápsula Solynieve para el invierno 2026, inspirada en la estación de esquí de Sierra Nevada. Con una propuesta que fusionó la funcionalidad del après-ski con la sofisticación, Dalbat presentó prendas técnicas y elegantes, combinando abrigos de cashmere con monos de terciopelo de algodón y seda.