La situación del alquiler en España ha entrado en una auténtica espiral de locura. Lo que antes era una solución temporal para estudiantes o trabajadores jóvenes se ha convertido, para miles de personas, en la única opción viable ante unos precios que no dejan de subir. El problema ya no es solo alquilar un piso: ahora se alquilan habitaciones dentro de habitaciones.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Ibiza, el mercado está completamente tensionado. Alquilar un piso de una habitación por menos de 800 o 900 euros es prácticamente imposible en zonas medianamente bien comunicadas.
En algunas áreas céntricas, los precios superan con facilidad los 1.200 o 1.400 euros, cifras inasumibles para muchos sueldos. Ante este escenario, ha surgido una nueva realidad aún más extrema: compartir habitación como si fuera una pensión encubierta.
Ya no se trata de compartir piso entre tres o cuatro personas, sino de cuatro personas durmiendo en la misma habitación, en literas, pagando entre 400 y más de 550 euros por cama. Una cifra que, paradójicamente, puede superar incluso el alquiler de un piso entero hace apenas cinco o seis años.
Es el caso de un anuncio en el Diario de Ibiza que muestra la realidad más extrema: no se alquila un piso, ni siquiera una habitación, se alquila una cama por 550 euros en una habitación compartida con dos literas, es decir, cuatro camas.
Anuncio de Telegram.
En ese piso en el centro de San Antonio, Ibiza, el anuncio señalaba "cama con gastos incluidos, sin fianza, solo mes de pago". Si se ocupan todas las camas, el arrendador ingresaría 2.200 euros al mes por una sola habitación.
Este no es un caso aislado: la subida de los alquileres ha empujado a muchas personas a aceptar condiciones que años atrás serían impensables. Alquilar una habitación ya roza (o supera) el precio de un piso completo de hace apenas una década.
Las cifras oficiales y los estudios recientes confirman el desmadre. Según datos de Idealista de 2025, en ciudades como Barcelona la habitación en piso compartido ronda los 550 euros al mes, mientras que en Madrid se sitúa en torno a los 525 euros.
También un estudio de Fotocasa asegura que en la Comunidad de Madrid el precio medio de una habitación alcanzó los 552 euros por mes en agosto de 2024, lo que supone un aumento del 42,3% respecto a 2019.
En otras palabras: compartir piso ya no es la opción "económica". En muchos casos, supone seguir pagando precios desorbitados, solo que divididos, o no, entre varios inquilinos.
Para muchas personas, sobre todo, jóvenes trabajadores con bajos ingresos, esta situación se traduce en una pérdida de dignidad y estabilidad.
Lo que antes era convivir con compañeros para poder permitirse una vivienda se ha convertido en una auténtica supervivencia: dormir en literas, compartir espacio con extraños, depender del azar para encontrar cama libre... y asumir que el derecho a una vivienda digna se ha convertido en un lujo.
El aumento de demanda para vivienda compartida impulsa el encarecimiento. En ciudades con mercados tensionados, la escasez de pisos en alquiler, combinada con la especulación, la conversión de viviendas a uso turístico, y la rigidez para acceder a hipotecas, empuja a muchas personas a aceptar lo que haya, aunque sea una cama.
Este fenómeno demuestra que la crisis habitacional en España ya no es solo una cuestión de precios totales: es una crisis de dignidad.
Que muchos acepten camas por 550 euros muestra hasta dónde ha llegado el desajuste entre salarios, oferta de vivienda y especulación inmobiliaria.
