Según Marcos, técnico especialista en climatización y eficiencia energética con más de 18 años de experiencia en el sector, mantener la calefacción entre 19 y 21 ºC es la mejor opción para no helarse en casa y, al mismo tiempo, evitar una factura energética astronómica.
Este rango de temperatura tiene respaldo en las recomendaciones de entidades energéticas que afirman que un hogar bien climatización no necesita subir el termostato más allá de esos valores para lograr confort térmico.
Con el coste de la energía en alza, adoptar una temperatura razonable se convierte en una medida práctica tanto para el bolsillo como para el medioambiente: menor consumo, menos emisiones y una sensación agradable en el interior del hogar.
Estudios y expertos coinciden en que para una vivienda con aislamiento adecuado, una temperatura de entre 19 y 21ºC resulta suficiente para estar cómodo sin disparar el gasto.
Además, cada grado extra por encima de la temperatura ideal puede suponer un aumento en el consumo de energía del 5% al 10%. Ajustar correctamente el termostato también debe ir acompañado de otras buenas prácticas: ventilar poco pero con frecuencia, evitar diferencias térmicas exageradas dentro de la vivienda y mantener un buen aislamiento en ventanas y puertas para que esos 19-21ºC sean realmente efectivos.
Mantener la calefacción en torno a los 19-21ºC ofrece tres ventajas clave: ahorro económico, menor impacto medioambiental y confort estable. Ahorro por el menor consumo; impacto medioambiental por menor demanda energética; comodidad porque no se sufre frío excesivo ni sensación de casa "helada".
Sin embargo, es importante no olvidar que esta temperatura ideal puede variar según factores como el aislamiento de la vivienda, las personas que habitan el espacio (edad, sensibilidad al frío...), y la actividad que se realiza en casa.
Un techado poco aislado o grandes ventanales sin tratamiento térmico pueden obligar a ajustar ligeramente la temperatura al alza. Finalmente, programar bajadas de temperatura durante la noche o cuando no hay gente en casa es otra estrategia eficaz.
No obstante, cada vivienda es un mundo: los valores pueden requerir ajustes según aislamiento, número de personas, hábitos y clima local. Así que conviene revisar bien el entorno, evaluar el sistema y aplicar termostatos programables para adaptar horarios y temperaturas.
Al final, se trata de vivir bien, con sentido común y eficiencia: mantener bienestar, pagar menos, y colaborar con un consumo energético responsable.
¿Por qué es importante una temperatura interior adecuada? La Organización Mundial de la Salud (OMS) misma alerta que hay una relación entre los efectos perjudiciales para la salud y las temperaturas interiores bajas, además de que poner aislamiento térmico en el hogar mejora los resultados sanitarios.
Esto es particularmente cierto para los colectivos vulnerables, como las personas mayores, los infantes y las personas con enfermedades crónicas, sobre todo si son cardiorrespiratorias.
