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Tener un perro en casa es algo muy común, pero cuando sus ladridos son constantes pueden generar conflictos vecinales. En esos casos, no basta con pedir disculpas: la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) puede respaldar denuncias si se considera que la mascota provoca molestias intolerables.

Aunque la LPH no menciona explícitamente los animales, el artículo 7.2 establece que ningún propietario debe realizar actividades que resulten "molestas, nocivas o dañosas" para los demás. Si el perro infringe estos límites, puede exigirse responsabilidad.

Pero esto no es todo: además de esa norma general, los estatutos de la comunidad y las ordenanzas municipales de ruido también pueden especificar horarios o sanciones. La combinación de estos marcos legales pone al dueño del animal en la mira si no actúa.

Dos perros ladrando.

El artículo 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal señala que no se pueden desarrollar actividades dentro del inmueble que resulten molestas para otros propietarios. Esa disposición sirve como instrumento legal cuando los ladridos exceden lo tolerable.

No basta con que un vecino se queje: para tener efectos, las molestias deben acreditarse mediante pruebas, como actas notariales, sonómetros o informes municipales. Si eso sucede, la comunidad podría solicitar judicialmente que cesen las molestias.

Además, la comunidad puede imponer sanciones internas si lo permiten sus estatutos, o usar la vía municipal para denunciar infracciones de ruido. En casos extremos, los tribunales pueden ordenar medidas coercitivas.

La LPH no autoriza prohibir tajamente la tenencia de mascotas dentro de las viviendas. No puede vetarse la presencia del perro en el piso privativo salvo que los estatutos acordados lo digan expresamente.

Tampoco puede limitar el número de animales en tu vivienda sin base legal clara. Lo que sí es admisible es establecer normas para acceso a zonas comunes (ascensores, jardines...) o medidas para evitar molestias por ruidos.

Por otra parte, la Ley de Bienestar Animal vigente desde 2023, añade obligaciones: los perros no pueden dejarse solos durante más de 24 horas, y no pueden mantenerse permanentemente en balcones o terrazas si eso genera perjuicio a los vecinos.

¿Cómo actuar si tu perro genera molestias? El primer paso siempre debe ser conversar con el propietario del animal, exponer el problema y buscar una solución amistosa. Muchas veces ese simple gesto resuelve el conflicto antes de escalarlo.

Si no hay acuerdo, la junta de propietarios puede intervenir, activando medidas de mediación o imponiendo sanciones previstas en los estatutos de la comunidad.

Cuando los ladridos persisten, el siguiente paso es acudir al juzgado. Con pruebas que demuestren la molestia, la comunidad puede solicitar que la actividad molesta cese. En casos severos y probados, los jueces pueden ordenar una sanción o la privación temporal del uso de la vivienda, si la perturbación es grave.

En lo que respecta a los consejos para dueños responsables y así, evitar denuncias, cabe destacar que debes entrenar al perro para reducir ladridos innecesarios con sesiones de adiestramiento y enriquecimiento ambiental.

Igualmente, puedes considerar el uso de dispositivos antiestrés, juguetes interactivos y rutinas que ayuden a calmar su ansiedad. Asimismo, puedes controlar los horarios para evitar que ladre por la noche o en horas de descanso.

En consecuencia, la Ley de Propiedad Horizontal confirma que, si tu perro molesta a los vecinos de forma persistente, pueden denunciarte y exigirte que actúes. No se trata solo de convivencia: es una cuestión legal respaldada por la norma.

Si tienes mascota, lo ideal es prevenir antes que curar: ejerce responsabilidad, modera el ruido y mantén el diálogo. Un buen dueño no solo ama a su perro, sino también respeta a la comunidad.