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La interiorista María del Valle afirma para la Revista Interiores que un sofá bien colocado puede cambiar por completo un salón amplio o alargado. Con una disposición estratégica, este mueble se convierte en una herramienta clave para cambiar espacios y optimizar la funcionalidad de un salón.

Según María, en salones estrechos, un sofá lineal pegado a la pared evita desequilibrios. Esta disposición mejora el flujo y visualmente "agranda" la estancia haciendo que se sienta más abierta y equilibrada.

Su enfoque destaca la versatilidad del sofá como elemento central. No se trata solo de sentarse: es una pieza que marca zonas, guía la circulación y mejora la estética general del espacio, sin obras ni reformas complejas.

Un salón.

Zonificación sin dividir paredes: colocar el sofá en medio del salón actúa como separador natural. Crea áreas diferenciadas como zona de estar y comedor, sin necesidad de tabiques. La interiorista resalta que esta solución aporta funcionalidad y estilo sin romper la sensación de amplitud.

La experta señala que la posición ideal facilita la movilidad. Al situarlo correctamente, se evita crear pasillos improvisados. Esto permite un flujo fluido entre puertas, salida a la terraza o acceso a otras estancias sin obstáculos visuales.

Bien orientado, el sofá puede situarse frente a ventanas o junto a ellas, maximizar la entrada de luz y reforzar la sensación de luminosidad. María valora este recurso para lograr ambientes más acogedores y visualmente amplios.

En salones con chimenea o televisión, el sofá actúa como guía visual. María recomienda mirarlo según el foco más importante del espacio, alineándolo con el elemento protagonista para reforzar su presencia centrada.

Interior de sala de estar.

Una distribución bien pensada, con el sofá orientado hacia el centro, añade percepción de profundidad. Permite destinar áreas detrás del sofá para lectura, juegos o almacenamiento, creando múltiples puntos de interés visual y funcional.

En espacios rectangulares, colocar el sofá pegado a una de las paredes largas puede ayudar a equilibrar proporciones. Según María, ajustar la distancia entre muebles y muros genera armonía y evita que el espacio parezca desequilibrado.

En salones muy grandes, un sofá central que se encuentra flotante (como isla) permite independizar fácilmente varias zonas. María sugiere complementarlo con alfombras o estanterías bajas para reforzar ese efecto separador.

Acompañar al sofá con mesas laterales, puf o lámparas crea una atmósfera más acogedora. María recomienda añadir elementos ligeros que no bloqueen la vista, fomentando zonas funcionales alrededor del sofá.

Detrás o al lado del sofá se puede ubicar un sillón individual y estantería baja, delimitando un rincón íntimo. María del Valle lo considera ideal para leer o relajarse sin interrumpir otras zonas sociales.

Para María, el sofá debe estar en proporción con el tamaño del salón. Un sofá demasiado grande en uno pequeño puede saturar, mientras que uno muy pequeño en un salón amplio pierde presencia visual y no cumple su función zonificadora.

El sofá debe integrarse en el estilo general del salón. María sugiere elegir colores y texturas que dialoguen con el resto del mobiliario y revestimientos, para que actúe como núcleo decorativo que define el carácter del espacio.

Al colocar el sofá, es clave mantener al menos 60 cm de paso alrededor. Esta medida facilita movilidad y crea una sensación de fluidez visual. María considera que el espacio libre alrededor del sofá es tan importante como el propio mueble.

En salones contemporáneos, un sofá modulado que permita reconfigurar zonas de asiento es ideal. María valora esta opción para adaptarlo a distintas necesidades: cine en casa o recepción de invitados a un comedor temporal improvisado.

Para ella, invertir en un buen sofá bien ubicado aporta valor inmediato al hogar. No solo por su función práctica, sino por el impacto decorativo: transforma la percepción de un salón sin necesidad de grandes inversiones.

Un sofá.

En definitiva, según cuenta María del Valle a la Revista Interiores, un sofá bien colocado es mucho más que un mueble: es clave para transformar un salón. Actúa como separador sin muros, mejora la circulación, aprovecha la luz y define el estilo del espacio.