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Sheila Casas, la abogada y hermana del actor Mario Casas, ha transformado su salón en un auténtico loft neoyorquino con un aire industrial que no pasa desapercibido. La estancia, amplísima y muy luminosa, está cuidadosamente diseñada para impresionar a cualquiera que cruce su puerta.

Su espacio, con paredes de ladrillo visto, vigas de madera y una mezcla de materiales que combinan madera, metal y terciopelo, transmite elegancia y personalidad. Además, está dividido en varias zonas: comedor, cine, lectura y descanso.

El protagonista indiscutible es el sofá de terciopelo gris, acompañado de cojines a tono y una alfombra que aporta calidez. Sin duda, es una pieza sofisticada, lujosa y con un precio elevado que no todos pueden permitirse.

El salón de Sheila Casas.

El salón de Sheila se inspira en las viviendas de Manhattan, con paredes oscurecidas que aportan confort y misterio. La gran ventana y el acceso directo a la terraza inundan el espacio de luz natural. Las vigas de madera y el ladrillo visible consolidan ese estilo urbano y canalla.

Cada detalle refuerza la ambientación: muebles de madera oscura maciza, metal negro en armarios, sillas y mesas, y una mesa vintage tallada por su padre, que le añade carisma personal.

El salón de Sheila Casas desde arriba.

El corazón del salón lo ocupa un sofá de terciopelo gris de gran tamaño. Esta pieza aporta sofisticación y un toque cálido al entorno, destacando sobre las paredes oscuras. Los cojines a tono y la alfombra texturizada convierten el ambiente en un refugio acogedor.

Este tipo de sofá suele asociarse a presupuestos elevados. Su tacto, color y diseño lo hacen exclusivo y, en muchos casos, de fabricación artesanal o edición limitada. No es una pieza para compras impulsivas.

El salón de Sheila es también una zona polivalente:

  • Incluye un rincón de lectura y trabajo, decorado con una librería de hierro y madera y una silla de piel estilo nórdico.
  • Hay un espacio para cine en casa, con proyector en el techo que ofrece noches de película y manta.
  • El comedor está compuesto por una mesa de madera natural y sillas de piel, completando una zona abierta que comunica con el salón principal.

Esta distribución fluida convierte la estancia en un epicentro para el día a día, reuniones o trabajo, con una estética cuidada al mínimo detalle.

No todo es lujo: hay un marcado componente sentimental en su decoración. El padre de Sheila restauró personalmente varios muebles, la chimenea y estructuras de madera. Así, la vivienda combina diseño sofisticado con recuerdos familiares.

La presencia de objetos personales, como cámaras antiguas, libros y detalles decorativos del estilo de vida y aficiones de Sheila, humaniza el diseño y lo aleja de un look excesivamente impersonal o austero.

En resumen, el salón de Sheila Casas es una perfecta mezcla entre loft industrial y confort doméstico, gracias a instalaciones actuales (como el proyector), muebles de calidad y la llama del estilo propio. No es un espacio para todos los bolsillos pero sí una fuente de inspiración.

Con esa atmosfera de Manhattan reimaginada, este salón se posiciona como el refugio ideal tras momentos personales complicados, a la vez que un escenario ideal para ocio, descanso o trabajo.

Sheila Casas demuestra que el diseño puede ser funcional, estiloso y con historia. Su salón es un ejemplo de cómo integrar diferentes zonas sin perder cohesión decorativa. Pero también deja claro que no todos pueden permitirse sofás de terciopelo de alta gama con una gran alfombra y detalles a medida.

Si sueñas con un salón así, comienza incorporando tejidos aterciopelados, colores oscuros en una pared y algún mueble restaurado. La combinación de estilo industrial, confort y personalidad es asequible si se planifica bien.