María Pombo y Pablo Castellano han convertido su sueño en realidad con ‘Casa Vaca’, un chalet cántabro de una planta en forma de U, rodeado de jardín, piscina y vistas al campo. Su propuesta fusiona comodidad, sostenibilidad y ambiente familiar.
El interior se caracteriza por techos altos con vigas blancas, suelos artesanales de cerámica y barro, y una paleta neutra con toques en verde, madera y rosa. Todo pensado para transmitir calidez, amplitud y tu sello personal.
Uno de sus aciertos destacados ha sido reutilizar muebles de su anterior casa en Madrid, como los sofás y las mesas de Borgia Conti, retapizándolos para darles una nueva vida y potenciar la sostenibilidad del proyecto.
Nada más abrir la puerta de ‘Casa Vaca’, llama la atención el salón-comedor de doble altura, con chimenea blanca, tres sofás retapizados y una gran mesa de comedor vintage. El mural de vacas le da un carácter singular y familiar.
La entrada se enmarca con una puerta de madera maciza recuperada de su casa de Madrid. Pablo explicó que eran dos hojas que restauraron y unieron: ahora forman el acceso principal y protagonizan la fachada.
Casa Vaca.
En lugar de isla fija, optaron por una mesa alta con taburetes, que aporta flexibilidad y permite reorganizar sin esfuerzo. La cocina está revestida en microcemento, mobiliario a medida y campana en madera a juego con las contraventanas.
El suelo mixto en entrada combina cerámica tipo mosaico (pieza de Maora Ceramic) con barro en el resto de la casa. Este detalle, muy trabajado, aporta carácter y calidez, además de reforzar el estilo rústico cántabro.
Casa Vaca.
La casa cuenta con cinco dormitorios y tres baños. Hay espacios para niños (con literas para varios primos) y habitaciones de invitados, todos con papeles pintados que aportan carácter sin perder coherencia decorativa.
En la planta superior, la buhardilla sirve como zona de estar informal. Equipada con un sofá morado, puf blanco y televisión, ofrece un ambiente relajado y desenfadado bajo el techo inclinado de madera.
Casa Vaca.
En el jardín, un olivo milenario se ha convertido en símbolo de la casa y escenario de rituales anuales de la familia, que se reúnen bajo él para celebrar y pedir salud y fortuna.
Casa Vaca.
El jardín no tiene muros: todo fluye hacia el campo y las vacas. Palmeras e hidrangeas escoltan la piscina, que combina con el entorno rural y potencia la sensación de libertad y conexión con la naturaleza.
Construida con apoyo de la empresa familiar Archarray, la vivienda respeta el entorno natural y mezcla materiales reciclados y locales. La coherencia estilística es una constante, logrando un equilibrio entre lo rústico y lo moderno.
Cada estancia cuenta una historia personal. En el dormitorio principal, el cabecero fue diseñado a medida por Pablo Castellano y combina lamas de madera natural con apliques de latón. Los textiles, en tonos beige y tierra, refuerzan la atmósfera cálida y tranquila, perfecta para desconectar del ritmo de Madrid.
El cuarto de baño no escapa al estilo de la casa. Revestido en microcemento beige y con lavabos de piedra, tiene una gran ventana con vistas al campo. Los grifos empotrados, la ducha a ras de suelo y el almacenaje oculto refuerzan el diseño funcional, natural y sofisticado que define todo el proyecto.
Según fuentes especializadas, la nueva vivienda de María Pombo y Pablo Castellano en Cantabria —una finca rústica con suelos de cerámica, techos altos, piscina y múltiples habitaciones— podría estar valorada en alrededor de 1,5 a 2 millones de euros, comparable a propiedades similares en la zona costera de Ribamontán al Mar.
Esta cifra encaja con el patrimonio declarado por la pareja, que ya invertía aproximadamente 2 millones de euros en su residencia principal de Madrid, por lo que su segunda casa consolida una inversión inmobiliaria total que supera fácilmente los 3,5 millones de euros.
‘Casa Vaca’ es el reflejo de un proyecto sostenible, familiar y cálido. María y Pablo han conseguido un hogar equilibrado: rústico, luminoso, con piezas de valor sentimental y pensado para acoger a toda la familia, sin perder autenticidad ni estilo.