Con la llegada del calor, dormir bien se convierte en un desafío. El arquitecto Leo Rogel propone soluciones caseras e inteligentes. Su consejo estrella: mójate una toalla y colócala detrás del ventilador para lograr un aire más fresco y mejorar tu descanso.
El experto explica que el ventilador por sí solo no enfría el aire, solo lo mueve. El truco con la toalla usa la evaporación del agua como aliado. Además, sugiere colocar el ventilador en la ventana durante la noche para aprovechar el aire fresco exterior.
Ambos métodos son gratuitos, sostenibles y accesibles para cualquier hogar. Y aunque no sustituyen al aire acondicionado, pueden marcar la diferencia. Si el calor aprieta, estas dos ideas pueden ayudarte a bajar la temperatura y mejorar las horas de sueño sin gastar energía.
Rogel aclara que los ventiladores solo mueven aire caliente. El reto está en enfriarlo, y eso se logra aumentando la humedad. Añadir agua al ecosistema de la habitación convierte un aire incómodo en un soplo más fresco sin necesidad de aparatos costosos
El primer truco es sencillo: moja una toalla, escúrrela bien y colócala justo detrás del ventilador, sin que se enrede. Al evaporarse, el agua enfría el aire que el aparato succiona y lanza hacia la estancia, logrando una brisa más fresca y agradable.
La segunda opción es colocar el ventilador en la ventana durante la noche. Rogel afirma que, si el aire exterior es más fresco, el ventilador lo absorberá y lo introducirá al dormitorio, reduciendo la temperatura interior. Es un sistema nocturno que juega a favor del descanso.
Ambos trucos comparten beneficios: son gratuitos, consumen poca energía y no resecan el ambiente. Además, son rápidos de montar y efectivos con el calor nocturno. Rogel destaca: “no es un aire acondicionado, pero con este clima cada grado cuenta”.
El arquitecto también sugiere rociar ligeramente la habitación con un atomizador antes de dormir, cerrar persianas durante el día y ventilar en las horas más frescas. Evitar aparatos que generen calor, como hornos o secadoras, ayuda a mantener la temperatura más baja.
Para aplicar el truco de la toalla, asegúrate de que no toque las aspas del ventilador, y sujétala con una silla o percha. Al colocar el ventilador en la ventana, comprueba que esté bien fijo para evitar caídas que puedan dañar el aparato o molestar por ruido.
Cuando se activan las altas temperaturas, este tipo de trucos caseros se convierte en una herramienta de supervivencia sensata. Aunque no igualan el aire acondicionado, ofrecen alivio real para quienes buscan soluciones sostenibles y económicas durante las noches de verano.
Leo Rogel nos enseña que, con un ventilador y una toalla húmeda, es posible crear un clima más fresco sin gastar electricidad ni perjudicar el medio ambiente. Dos ideas muy fáciles que pueden transformar tus noches y ayudarte a dormir mejor en los días más cálidos.