Javier Calvo y Javier Ambrossi, conocidos como los Javis, no solo han revolucionado la televisión y el cine español con proyectos como Paquita Salas, Veneno o La Mesías, sino que también han construido un universo estético propio que se extiende más allá de la pantalla.
Su hogar en Madrid no es una casa al uso. No responde a modas ni tendencias pasajeras. Ellos mismos lo definen como un espacio “lleno de alma”, donde cada objeto tiene una historia, una emoción o una conexión con su vida personal o su carrera artística.
En un momento en el que el minimalismo o el lujo clásico dominan las revistas de decoración, los Javis han elegido justo lo contrario: un refugio ecléctico, colorido y muy teatral. Un lugar que podría ser un decorado más de sus series, pero que es, ante todo, su casa.
Los Javis abrieron las puertas de su hogar en Madrid en una entrevista exclusiva para Architectural Digest España. En este reportaje, compartieron detalles sobre su vivienda, diseñada por el estudio Mesura y construida por Viraje utilizando el sistema industrializado Ubiko.
La casa destaca por su estructura de hormigón, espacios diáfanos y una decoración que refleja su personalidad creativa. Incluye una biblioteca de roble, una sala de cine en el sótano y un jardín con piscina, convirtiéndose en un refugio tanto personal como profesional para la pareja .
La vivienda, situada en la periferia de Madrid, combina elementos vintage con obras de arte contemporáneo, objetos kitsch y muebles recuperados. El resultado es un espacio único, con personalidad arrolladora.
Desde el primer paso en el salón, se percibe que no se trata de una casa cualquiera. Las paredes están llenas de cuadros, fotografías, pósters de películas clásicas y obras de amigos artistas.
El sofá, cubierto por mantas de colores y cojines dispares, convive con una lámpara de pie setentera y una alfombra con motivos geométricos. Todo parece colocado con intención, pero sin rigidez.
Así lo asegura Javier Ambrossi, quien ha confesado en varias entrevistas que nunca han seguido un plan decorativo cerrado. “Vamos encontrando cosas que nos emocionan y les buscamos un sitio”, ha dicho.
Para ellos, decorar no es una cuestión de estilo, sino de memoria. De ahí que en el comedor haya una vitrina con objetos heredados, recuerdos de rodajes y hasta figuritas de series de los años 90.
Javier Calvo, por su parte, destaca que la casa es “como un diario emocional” donde se reflejan sus gustos, sus obsesiones y también sus miedos. “Aquí nos sentimos seguros. Es como vivir dentro de una historia que hemos escrito nosotros”, explica.
Una de las señas de identidad del hogar de los Javis es su mezcla de colores y estilos. No temen al fucsia, al verde esmeralda ni a los estampados arriesgados. Al contrario: los abrazan como parte de su personalidad.
En la cocina, por ejemplo, conviven azulejos blancos con mobiliario retro en tonos pastel y detalles dorados. En el baño, una cortina de ducha con estampado pop se convierte en protagonista absoluta.
Incluso el dormitorio es una declaración de intenciones: cabecero tapizado, sábanas de terciopelo, luces tenues y fotos enmarcadas sobre la mesita de noche. Todo transmite intimidad, humor y una pizca de dramatismo.
La casa de los Javis no es solo un refugio: también es un lugar de trabajo. Allí han escrito guiones, hecho videollamadas de casting, e incluso grabado partes de sus proyectos más personales.
Disponen de una pequeña biblioteca donde guardan guiones, libros de cine, referencias visuales y ediciones raras. Es su “archivo emocional”, como lo llaman ellos.
También hay rincones dedicados a la música, con vinilos, casetes y un tocadiscos que no deja de sonar cuando están en casa. La creatividad, al igual que los recuerdos, lo inunda todo.
Para muchos jóvenes creadores, el hogar de los Javis se ha convertido en un símbolo. No solo por su estética, sino por lo que representa: libertad, autenticidad y compromiso con su identidad.
Ambos aseguran que no conciben una casa sin elementos que hablen de quiénes son. Por eso, no extraña que sus seguidores se inspiren en ellos para decorar sus propios espacios.
En una época en la que las redes sociales marcan estilos impersonales, su casa es un grito a favor de lo genuino. Del hogar como espejo de las emociones, no como escaparate para likes.
A diferencia de muchas celebridades, los Javis no presumen de lujo. De hecho, muchas de sus piezas han sido compradas en mercadillos, tiendas de segunda mano o heredadas de sus familias.
La clave está en el valor sentimental. Un jarrón que perteneció a la abuela de Javier, una silla encontrada en la calle, una lámpara comprada en Berlín durante un rodaje… todo tiene sentido.
Como ellos dicen, “una casa se construye con vivencias, no con dinero”. Y su casa es buena prueba de ello.
El hogar de los Javis no es perfecto. Ni falta que hace. Está lleno de colores, de libros abiertos, de muebles con historia y de esquinas que invitan a sentarse a pensar, a escribir o a reír.
Es un espacio libre, sin normas, sin postureo. Y por eso resulta tan magnético. Porque, como en sus series, hay verdad en cada detalle.
“Cada rincón cuenta una historia”, repiten. Y así es. Su casa es, quizá, el proyecto más personal que han creado hasta ahora.