Esta situación no afecta por igual a todo el país. En grandes núcleos urbanos como Madrid o en zonas turísticas de alta demanda como Ibiza, la presión inmobiliaria es aún mayor. La combinación de escasez de oferta, inversión especulativa y expansión del alquiler turístico ha tensionado el mercado hasta niveles críticos, haciendo que vivir en tu ciudad natal sea, para muchos, inviable.
Una de las personas que ha vivido esta situación es Sonia, una enfermera con empleo fijo que, pese a contar con una nómina muy superior al sueldo mínimo, se ha visto obligada a abandonar la isla en la que nació y en la que vive su familia y todas sus amigas.
Ibiza y el problema de la vivienda
Baleares es hoy uno de los epicentros del problema de la vivienda en España. Cada vez hay más pisos destinados a turistas y menos casas disponibles para la gente que vive y trabaja en las islas.
En lugares como Ibiza, muchos propietarios prefieren alquilar por días o semanas a visitantes, porque les sale mucho más rentable, y eso hace que encontrar un alquiler normal para todo el año sea casi imposible.
Sonia es el claro ejemplo de la situación de la isla. Con 1.800 euros de nómina, 14 pagas y una plaza fija como enfermera, no puede asumir el alquiler de un piso en su propia isla.
"La isla me echa", resume entre lágrimas a los reporteros de Telecinco. En Ibiza, actualmente, alquilar una habitación en un piso compartido puede resultar sorprendentemente caro comparado con otras zonas de España.
Aunque hay anuncios de habitaciones desde unos 450 – 600 euros al mes, la mayoría de las opciones disponibles están en el rango de 700 a más de 1.000 euros mensuales, dependiendo de la zona y las condiciones del piso, como estar en el centro o incluir gastos básicos compartidos.
Según datos recientes del mercado inmobiliario, el precio medio de una habitación ha subido significativamente en los últimos años y muchas de las opciones más económicas son escasas, lo que obliga a muchos residentes temporales o trabajadores a asumir costes mensuales muy altos solo por una habitación en un piso compartido.
Sonia, enfermera, en el reportaje de Telecinco.
En algunos casos, los precios superan con facilidad los 1.200 o 1.400 euros mensuales por una habitación, cifras que dejan fuera incluso a perfiles cualificados y con estabilidad laboral.
Obligada a marcharse, Sonia ya tiene las maletas preparadas para emigrar a Ciudad Real. "Mi madre vive aquí. Mis amigas viven aquí. ¿Y qué hago? El no querer irte y tener que irte…", lamenta.
El caso de Sonia se repite entre sanitarios, docentes, camareros, policías y otros trabajadores esenciales. Según datos del portal inmobiliario Fotocasa, en Baleares los inquilinos destinan de media hasta el 63 % de su salario únicamente a pagar el alquiler, el porcentaje más alto de todo el país.
La situación se agrava aún más entre los jóvenes de entre 16 y 29 años, que se enfrentan a salarios más bajos, mayor precariedad laboral y precios completamente fuera de su alcance.
Muchos se ven obligados a compartir habitaciones en pésimas condiciones o, incluso, a alquilar sofás por cifras que rondan los 400 o 500 euros mensuales, sin contrato ni garantías mínimas.
Mientras tanto, Baleares continúa atrayendo a millones de turistas cada año, pero pierde población residente que ya no puede permitirse vivir donde trabaja.