Actualmente en España más de un 85 % de los empleados en el sector de los cuidados a domicilio son mujeres, las cuales son en su mayoría de origen migrante, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Más de medio millón de mujeres se dedican actualmente a los cuidados profesionalmente en España.
Sin embargo, a menudo esta profesión es una de las grandes olvidadas. ¿La razón? Se trata de uno de los sectores más precarizados, con remuneraciones mínimas y a menudo pésimas condiciones laborales. Así lo confirman las estadísticas, que apuntan a que una de cada tres personas que se dedican al hogar y los cuidados como actividad económica no tienen contrato.
Un contexto en el que son muchas las empleadas del hogar y cuidadoras a domicilio las que se ven obligadas a hacer verdaderos malabares para compaginar el trabajo con su día a día y los bajos salarios con el elevado coste de vida en España. Esto precisamente es lo que denuncia en uno de sus vídeos compartidos en TikTok, Diana Amador.
Ofertas laborales precarias
Esta empleada del hogar denuncia concretamente un comentario llegado a su cuenta en el que realizan una oferta laboral de "850 euros, más casa y comida". "Me resulta demasiado curioso e incluso algo ofensivo este tipo de comentarios", afirma.
Su denuncia pone el foco en una realidad que miles de trabajadoras internas conocen muy de cerca. "Muchas trabajadoras internas se compran la comida porque no les gusta la comida de aquí, porque su cuerpo no está preparado para trabajar todo el día y comer solo verdura, un huevo o un yogur al día. Muchas sabrán de los que les estoy hablando", explica.
La alimentación, lejos de ser un beneficio incluido en el trabajo, acaba siendo una necesidad que terminan asumiendo por su cuenta precisamente porque "comer de lo mismo que come la persona que cuidas (una pechuga o un puré) no te sustenta".
"Necesitas comida que te mantenga con energía y que te sustente", insiste Diana. "Entonces, me parece demasiada esclavitud y que la gente tenga esa mentalidad de esclavizar a alguien por un salario de X y encima cobrarle la casa y la comida me parece aún más absurdo".
El problema, según explica, va más allá de una oferta puntual. "Muchas de las personas que ofrecen esto no tienen dinero para pagar una residencia o para que una persona cuide al mayor, entonces lo que hacen es pagar 600 u 800 euros a una interna y decirle que viva en casa", denuncia. "Es una pena que gente así todavía exista y que piensen que lo que hacen es un favor".
Diana matiza que valora que se confíe en su labor, pero pide respeto por el trabajo que realiza: "Sí se agradece que confíen en ti y que te den un trabajo pero hay que dignificar a la persona que está cuidando a un ser querido porque esa persona está dando todo de sí por cuidarlo, por darle amor, por darle cariño e incluso compañía, que su familiar no se la está dando".
Una situación cada día más habitual, con la que esta profesional hace una reflexión final clara: "Tristemente, aunque España es un país del primer mundo, hay gente con mentalidad tercermundista, un poco desfasada y es una pena", concluye.
