Los termos y las botellas isotérmicas están a la orden del día. La mayoría de las personas se llevan bebida al trabajo o al gimnasio, ya sea café, sopa, batidos, zumos... Primero, porque es mucho más sano que recurrir a esos productos elaborados que hay en las típicas máquinas de vending o supermercados; también porque, al final, también resulta más económico.
Son muy útiles, pero lo cierto es que la mezcla de los residuos y microorganismos que deja el continente —sobre todo si no limpiamos el recipiente de forma inmediata— y el propio material del envase provocan que en ocasiones los sabores y olores se queden impregnados.
Y no resulta tan fácil eliminarlos, lo que hace que se 'contamine' todo lo que metemos después. Esta es la cuestión que soluciona esta semana 'La Ordenatriz' en su consultorio para Magas, a petición de una de nuestras lectoras.
Los termos y botellas isotérmicas son muy usados en la cocina.
Una de las primeras dificultades con las que nos topamos cuando queremos limpiar estas botellas es que suelen tener la boca muy estrecha y no cabe la mano. Esto hace que no podamos eliminar la suciedad de su interior con tanta eficacia y que quizá queden restos que no vemos.
Nada de utilizar trucos rudimentarios como meter el estropajo con un tenedor y tratar de darle vueltas para arrastrar la suciedad. ¡Luego a veces es complicado sacarlo! Begoña Pérez, experta en el tema, tiene una sencilla técnica para obtener un resultado inmejorable.
Los ingredientes que necesitas:
- Vinagre, de vino o de limpieza, los dos sirven.
- Agua.
- Arroz.
- Bicarbonato.
- Lavavajillas líquido.
Empezamos echando en la botella isotérmica el primer ingrediente, que es vital porque lo que necesitamos es un ácido. La cantidad dependerá del tamaño del recipiente, pero una medida normal será unos 70 ml.
Seguidamente, añadimos dos cucharadas soperas de arroz. Y te preguntarás, ¿para qué? Pronto lo descubrirás. Vertemos agua en la misma proporción que el vinagre y luego una cucharada de bicarbonato y un chorro de jabón para la vajilla. La mezcla tiene que hacer reacción, surgiendo una espuma blanca y calentando ligeramente el líquido.
No se debe tapar nunca, porque aunque el gas que libera es inocuo, debemos dejarlo respirar y que se evapore. Luego hay que dejar actuar y cada cierto tiempo, una hora o dos, se mueve en círculos para que los granos de arroz actúen como estropajo y vayan arrastrando la suciedad.
Lo ideal es dejar ese mix que hemos elaborado 24 horas para que el resultado sea total. Pasado el tiempo, aclara bien tu termo o recipiente isotérmico y comprobarás que el olor y los restos de sabor han desaparecido por completo.
