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En el amplísimo abanico de opciones que nos regala la gastronomía española, las albóndigas ocupan un lugar destacado. Estas bolitas de carne picada, como res o cerdo, mezcladas con otros ingredientes como pan rallado, huevo y especias, son un plato versátil y muy económico, que se ha adaptado perfectamente a los diferentes estilos de la cocina regional.
En salsa o con tomate, las albóndigas son aparentemente un plato muy sencillo de cocinar. Sin embargo, detrás de esa sencillez se esconde un proceso cargado de tradición, variaciones e, incluso, pequeños trucos de abuela que consiguen mejorar su sabor.
Uno de ellos es el puré de patata. Sí, has oído bien. Según Conchita, la abuela cocinera más famosa de las redes sociales, este ingrediente es "clave y distintivo" y puede marcar una gran diferencia en el sabor.
La receta de albóndigas de Conchita
Las albóndigas de Conchita siguen esa línea de cocina casera donde cada detalle cuenta. Su mezcla combina carne de ternera y magro, cebolla pochada, huevo, pan rallado, leche con caldo y un toque de perejil que realza el aroma.
Son ingredientes sencillos, muy habituales en los hogares españoles, pero que al unirse crean una masa jugosa y llena de sabor. La cebolla pochada aporta suavidad y dulzor natural, mientras que la pastilla de caldo disuelta en leche intensifica el gusto sin necesidad de añadir sal.
Una vez conocidos los ingredientes y sus beneficios, estos son los pasos a seguir.
Ingredientes
Receta para las albóndigas de Conchita
- 1/2 kg de carne molida (picada) - mitad ternera y mitad magro de cerdo
- 1 cebolla
- 2 ajos
- 1 huevo
- Pimienta negra y blanca al gusto
- 1 pastilla de carne
- Perejil fresco
- 125 ml de leche
- 1/2 taza de puré de patata de caja en polvo (o en su lugar, una patata pequeña natural rallada)
- 2 cucharadas de pan rallado
- Tomate frito o casero
- Pimiento rojo asado (o en su lugar, pimientos del piquillo)
Paso 1
Incorpora medio kilo de carne picada (mitad ternera y mitad magro) en un bol y añade un huevo, un ajo prensado, pimienta molida y pimienta blanca.
Paso 2
Disuelve una pastilla de caldo en un chorrito de leche caliente y agrégala.
Paso 3
Añade una cebolla pochada, perejil picado y una tacita de puré de patata de sobre.
Paso 4
Mezcla todo y añade dos cucharadas de pan rallado para ajustar la textura.
Paso 5
Amasa bien y deja reposar.
Paso 6
Forma bolitas con la masa (unas 20–22 para 6 personas), rebózalas en harina y fríelas en aceite de oliva hasta dorarlas.
Paso 7
Pica cebolla y un par de ajos y sofríelos en aceite de oliva.
Paso 8
Incorpora tomate (natural, frito o de bote) y deja hervir la mezcla.
Paso 9
Mete las albóndigas en la salsa y, si queda espesa, añade agua o un buen caldo (de judía verde o de cocido).
Todo ello hace que estas albóndigas resulten tiernas, equilibradas y con ese punto tradicional que recuerda a la cocina de siempre. En medio de esa combinación aparece el ingrediente más llamativo: el puré de patata.
La función de este ingrediente no es solo aumentar el volumen o abaratar la mezcla, sino mejorar la textura. El puré aporta humedad, hace la masa más esponjosa y ayuda a que las albóndigas queden especialmente tiernas por dentro.
El aporte del puré de patata en las albóndigas
El puré de patata en las albóndigas actúa como un suavizante natural. Su textura fina y su capacidad para retener humedad hacen que la carne no se compacte en exceso durante la cocción, evitando esas albóndigas duras o secas que a veces aparecen cuando solo se usa pan rallado o huevo como unión.
Este ingrediente logra crear una masa más aireada, ligera y moldeable, lo que facilita dar forma a las bolitas y ayuda a que mantengan su estructura sin agrietarse.
La receta de albóndigas de Conchita
Además, la patata tiene un sabor neutro pero fácilmente reconocible, que integra y equilibra el resto de ingredientes. No compite con la carne ni con el tomate, sino que aporta una base suave. Su capacidad para absorber también contribuye a que las albóndigas queden tiernas, incluso después de freírlas y guisarlas en la salsa.
