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Es uno de los electrodomésticos que más usamos a diario y que se inventó en el año 1945, cuando el ingeniero Percy LeBaron Spencer descubrió accidentalmente, trabajando con un magnetrón para radares, que se le derritió una chocolatina en el bolsillo. Entonces empezó a experimentar con alimentos y dio origen al microondas, que lo patentó debidamente quizá sin imaginar (o sí) la gran revolución que supondría.

Y desde aquella fecha se ha convertido en el rey de la cocina, ya que nos facilita mucho la vida a la hora de calentar y preparar recetas. El uso constante que le damos hace que se ensucie con facilidad: salpicaduras, restos de grasa... Y ahí entra la pregunta que hace una lectora a nuestra experta, 'La Ordenatriz'. ¿Cómo limpiarlo de manera eficaz y rápida?

Begoña Pérez, una vez más, lo resuelve con un sencillo truco que no necesita productos milagrosos ni especialmente agresivos. "Es superecológico", dice. A veces en las rutinas más fáciles está el mejor resultado, y eso es lo que sucede en esta ocasión. Con dos ingredientes que todos tenemos en casa encontramos la solución.

El agua y el limón bastará para el truco. iStock

Sólo necesitamos un bol de agua y un limón. Cortamos este en rodajas y lo metemos en el recipiente para luego calentarlo durante cuatro minutos en el propio microondas, a potencia muy alta. Lo que se consigue con esto es que el vapor resultante del calentamiento, mezclado con las propiedades del alimento, irá ablandando la suciedad del cajetín.

Hay que recordar que las bondades desengrasantes de este cítrico, presente en muchos productos de limpieza, es bastante potente. Se puede dejar actuar unos minutos más para que trabaje en silencio. Una vez pasado ese tiempo prudencial, abriremos la puerta con cuidado, y retiramos lo que hay en su interior.

A continuación, con una bayeta o paño de microfibra iremos limpiando todas las paredes del microondas y retirando todas esas manchas. Verás cómo la grasa se desprende con facilidad y, además, se quedará un aroma fresco en su interior, listo para volver a utilizar.

La limpieza de este pequeño electrodoméstico es importante no sólo por cuestiones obvias de higiene, también porque evitarás transferencias de olores y sabores entre los alimentos. Por ejemplo, si calientas una sopa de pescado, esta salpica y luego metes un plato de pollo, se 'contaminará' con el primero. ¡Y no queremos eso!

En condiciones normales, bastará con pasar un trapo entre uso y uso y dejaremos el truco de Bego Pérez para una puesta a punto más profunda al menos una vez a la semana si tu casa es una de esas en las que se recurre al microondas sin descanso.

Otras precauciones que debemos tener en cuenta es no meter dentro envases metálicos ni herméticos y quitar siempre las tapas. Además, cuando calentamos líquidos, estos pueden llegar a ebullición rápidamente, así que conviene esperar un poco antes de abrir el micro para evitar quemaduras.