El alquiler en España no ha hecho más que subir en los últimos 5 años, llegando a alcanzar incluso máximos históricos en casi todas las regiones. Evidencia de ello es que en 2020 el precio medio del alquiler en España rondaba los 10,6 euros por metro cuadrado al mes, un precio que en 2025 ya se sitúa entre 13,16 euros y 14,38 euros por metro cuadrado al mes, según datos de Fotocasa.
Esto implica que el coste medio de un piso de, por ejemplo, 80 metros cuadrados ha pasado de algo más de 850 euros en 2020 a cerca de 1.150 euros en 2025. Una subida de precios a la que también se une una oferta menor de viviendas en alquiler y una altísima demanda, algo que en zonas como Madrid o Barcelona, así como también en comunidades como Valencia y Andalucía, ha hecho que los incrementos sean aún mayores que esa elevada media nacional.
Un escenario cada vez más complicado no solo para los jóvenes y las familias, sino también para otros perfiles que, superados los 40 años, deberían estar accediendo a una etapa de mayor estabilidad vital y económica. Este es el caso de Carmen, quien a sus 47 años se ve obligada a vivir en una habitación de apenas 8 metros cuadrados por 480 euros al mes, compartiendo piso otras nueve personas.
Todo ello, pese a tener dos trabajos y superar los 1.000 euros de ingresos mensuales. "Ya tengo 47 años y comparto piso con 9 personas. Yo soy la única persona española con 47 años, vivo con unos cuantos argentinos, con una americana, otro de Marruecos, otras dos japonesas... Tenemos un popurrí de todos los países", contaba en el programa de Ana Rosa, visiblemente frustrada.
Su situación, dice, no le deja margen para mejorar: "Yo tengo dos trabajos, pero no tengo opción de poder alquilar ni siquiera un loft de estos pequeñitos porque los requisitos que me piden no llego a ellos, mi nómina no llega". Ante esta falta de alternativas reales, se plantea un futuro poco esperanzador: "Me planteo con 50 años o seguir compartiendo piso o marcharme al pueblo con mis padres a que me mantengan o a buscarme la vida por Ciudad Real como sea, que es de donde soy", concluía en el programa.
Más allá de las dificultades económicas y la falta de privacidad, Carmen también se enfrenta en su piso a una importante barrera en el idioma, ya que sus compañeros proceden de distintos rincones del mundo. Una situación que todavía complica aún más su día a día compartiendo piso.
El caso de Carmen, lejos de ser un caso aislado, se trata de una situación cada vez más frecuente en España y especialmente en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde compartir piso no es ya una etapa temporal de juventud, sino una solución cada vez más elegida por todo tipo de perfiles y ante un mercado inmobiliario que no deja de encarecerse y que hace en muchos casos inviable asumir la compra o el alquiler de una vivienda en solitario.
