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La política Manuela Carmena, carismática y sincera, provocaba reacciones de todo tipo. Sí, sus decisiones políticas causaban ese efecto, pero también por unas declaraciones de carácter más íntimo, pero no por ello menos importantes en la vida de una persona: su forma de entender el sexo y el amor después de los 80.

"Las mujeres tenemos mucha mejor capacidad sexual con la edad que los hombres", afirmaba sin rodeos para abrir un melón que abarcaba desde la autoestima, el deseo y la libertad de miles de mujeres.

Tanto en el podcast Te la sabes, con Marina Rivers, como en el programa Encuentros Inesperados, Carmena cuestionaba la idea de que el deseo femenino se apaga con los años. Lejos de dar la razón a esa teoría, para ella, la madurez es un momento de plenitud.

"A la vejez queda lo que tú has construido". Lo asocia a un cerebro más consciente, un cuerpo más libre de presiones y una experiencia acumulada que juega a favor del placer.

No es casual que lo diga así. Su tono no es de provocación gratuita, sino de reivindicación. Para Carmena, hablar de sexo a los 82 es un acto político y personal.

Libertad afectiva

Carmena se adentraba en otro terreno espinoso (para muchos), el de las normas de pareja. "La monogamia es absurda", dijo en Te la sabes. No se trata de abogar por el poliamor como etiqueta, sino de cuestionar la rigidez que impide reconocer que alguien fuera de la pareja puede atraernos. "Es inevitable porque no depende de ti", aseguró.

Ese planteamiento, más común en las generaciones jóvenes, ella lo defiende desde la experiencia de haber vivido, como reconoce, relaciones y momentos no tradicionales.

Lejos de tópicos, Carmena no elude la parte más práctica: para disfrutar, hay que conocerse. Critica que muchas mujeres todavía finjan en la cama y reivindica la masturbación como herramienta de autoconocimiento.

"Es muy importante que la gente se masturbe para saber dónde está lo que le provoca esa descarga maravillosa que es el orgasmo". En su discurso no hay vergüenza ni tabú, solo una invitación a vivir la sexualidad de manera consciente, adaptada a cada etapa de la vida y sin miedo a hablar de ello.

Un mensaje para las mujeres de hoy

La fuerza de sus palabras radica en que llegan en un momento en que el diálogo sobre sexualidad femenina madura empieza a normalizarse. Series, libros y redes sociales han abierto el espacio, pero falta que figuras con autoridad social lo pongan sobre la mesa.

Carmena lo hace con un lenguaje llano, sin tecnicismos, y desde una posición que mezcla su trayectoria pública con la libertad de no rendir cuentas a nadie. Su mensaje no solo habla de sexo, habla de autoestima, de romper miedos y de reclamar placer a cualquier edad.

Ya no es alcaldesa, pero Carmena sigue sabiendo dónde poner el foco. Sus declaraciones incomodan a algunos y empoderan a otros. Ella misma lo resume en una frase que parece toda una declaración de principios: "No hay una media naranja de nadie, todos somos una naranja entera".

Y así, con 82 años, Manuela Carmena nos recuerda que el placer no entiende de arrugas ni de calendarios. Que la libertad sexual, como la política, empieza por atreverse a cuestionar lo que nos dijeron que era "lo normal".