Lejos quedaron los tiempos en los que el concepto de síndrome posvacacional copaba informativos y temas de apertura con la llegada de septiembre. No es que ahora ese trastorno adaptativo se haya esfumado, sino que en la actualidad se rodea de otros términos que hacen referencia a estados similares y la atención se reparte entre estos.
Uno de los que más se repite en los últimos tiempos es, sobre todo ahora que llega la época de la desconexión, el del burnout veraniego o silencioso, que desde hace unos años funciona en tándem con el periodo estival.
Este padecimiento es una forma de agotamiento físico y mental que se intensifica conforme se acerca esta estación del año y las vacaciones. Aquellos que lo sufren tienen sensación de estar llegando a su límite.
En consecuencia de todo esto, síntomas como la desgana, la falta de motivación y la baja productividad afloran, pero no de forma obvia, por lo que al final, la rutina, por unas motivaciones u otras, sigue siendo la misma.
Igualmente, también se apellida con el adjetivo silencioso porque suele ser un estado que se va desarrollando de forma muy progresiva, algo que también hace que sea difícil de detectar. Además, se suele identificar con problemas de estrés y ansiedad, confundiéndose con este tipo de padecimientos y, por lo tanto, diagnosticándose mal.
Claves del burnout
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo incluyó en su 11ª. Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un fenómeno ocupacional, aclarando que no se considera como una condición médica.
De acuerdo al organismo, se trata de un "síndrome conceptualizado como el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no ha sido gestionado con éxito".
Una paciente en consulta psicológica.
Igualmente, además de afectar en los planos que menciona la institución, a veces también va asociado a dolencias físicas difusas, como dolores de cabeza, contracturas, insomnio o molestias digestivas.
También entran en juego factores como una mayor tendencia a caer en distracciones como las redes sociales, la televisión e incluso el consumo emocional de comida. Estos comportamientos proporcionan un alivio efímero y funcionan como una especie de vía de escape.
Por otra parte, es habitual que las personas que lo padecen tiendan al aislamiento de la vida social y familiar, como aclaran en la plataforma especializada en psicología Somos Estupendas.
Como cita en esta misma web, Maslach y Jackson fueron los autores que investigaron este estado y en su tarea identificaron tres dimensiones a las que afecta y que definen al síndrome:
- Agotamiento emocional: sensación de estar desbordado en este plano, con la percepción de no saber gestionar la situación.
- Despersonalización: una vez que se padece, puede influir en la forma de relacionarse con los demás en ambientes laborales, dejándose entrever actitudes insensibles y cínicas.
- Baja autoestima profesional: valoración y expectativas negativas del trabajo llevado a cabo, lo que desemboca en una frustración a nivel laboral.
Paso a paso
El 'síndrome del trabajador quemado' no se presenta de un momento a otro, sino que va haciéndose con la persona de forma sutil, sibilina casi, de ahí que también sea más complicado identificarlo y poner los límites necesarios para acabar con él. Se trata de un estado que va pasando por diferentes fases, que conviene conocer para zafarse de sus resultados:
Reunión en un ambiente laboral.
- Entusiasmo. Este sería el punto de partida del burnout. El empleado arranca en su puesto con unos objetivos claros y unas expectativas que nacen de un optimismo enérgico y ambicioso.
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Estancamiento. Es aquí, en este momento, cuando empieza el malestar. Pueden aparecer los primeros síntomas, además de una caída de esas posibilidades profesionales del comienzo.
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Frustración. ¿Merece la pena mi esfuerzo? Preguntas como esta comienzan a asaltar la mente de las personas que sufren este síndrome. Esto suele ir en aumento y acompañado de un sentimiento de ausencia de recursos personales y a nivel empresarial, tal y como indican en Somos Estupendas.
- Apatía. Aparece la falta de interés hacia las tareas que se desempeñan en el ámbito laboral y la eficiencia en el puesto también disminuye. El desbordamiento emocional hace acto de presencia y aparecen también las somatizaciones, así como un vacío existencial aderezado con ansiedad y falta de realización.
- Quemado. La fase final se traduce en la llegada al límite. Por supuesto, en este momento todo lo que acontece en el plano profesional salta también al personal, surgiendo cuestiones como el abandono de su posición o la búsqueda de un nuevo puesto de empleo, una decisión peligrosa porque si el problema de base no se solventa, puede llegar a aparecer al margen del cambio de rumbo.
Cómo tratarlo
De forma usual, y como sucede con otras patologías de este tipo, el tratamiento psicológico que se aplica parte de unas bases y se va adaptando a las circunstancias de cada paciente. No obstante, hay una serie de pautas, como afirman desde Somos Estupendas, que se pueden aplicar de forma general y que deberían dar lugar a una mejoría:
- Gestión del estrés. Hay que identificar los estresores, es decir, cualquier situación, evento o estímulo que cause este tipo de respuestas en una persona.
Una vez que se llega a ese punto, se empieza a trabajar para intentar disminuir el estado de activación mediante técnicas de relajación, la resolución de problemas o incluso delegar según qué tareas. - Control Emocional. Teniendo en cuenta que el burnout va de la mano de un desgaste en este plano, es fundamental identificar cómo se siente una misma y comunicarlo. De este modo, será más sencillo contar con ciertas herramientas para lidiar con la situación.
- La conversación. A veces este tipo de síndromes, como se menciona antes, lleva a las personas que lo sufren a aislarse. Sin embargo, mantener una actitud abierta al respecto es esencial para poder frenarlo.
En estos casos, desarrollar habilidades asertivas de comunicación es clave para evitar caer en una sobrecarga de trabajo, para facilitar la labor en grupo y llegar a puntos en común sin que esto termine en un conflicto. - Autocuidado. Cuando se duerme y come mejor y se dispone de tiempo de calidad con amigos y familia y para una misma, la vida se vuelve bastante más llevadera.
Quizás este año en la bucket list veraniega sea más necesario priorizar los cuidados a reflejar en redes sociales cada momento aesthetic de las vacaciones. La búsqueda de un nuevo enfoque para enfrentar las rutinas, se ha vuelto un must, en especial, cuando los entornos laborales no favorecen según qué condiciones y los límites se encuentran en la luna.
