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Tener un empleo estable, formación académica avanzada y un puesto en la universidad no garantiza, hoy en día, una situación financiera desahogada.

La imagen de que los trabajadores del sector público gozan de seguridad económica y posibilidades reales de ahorro está cada vez más alejada de la realidad, especialmente en contextos urbanos con altos precios de vivienda.

Así lo ha expresado recientemente una profesora universitaria en un vídeo publicado por el perfil de TikTok Talent Match, dedicado a mostrar testimonios reales sobre empleo, salario y condiciones de vida en España. Con honestidad y realismo, la docente desgrana cómo la estabilidad laboral no siempre se traduce en una economía personal holgada.

"La capacidad que tú tienes sobre todo va en función de que tengas un buen sueldo y de lo que te cueste tu vivienda, que este es el gran problema", comienza explicando.

Ella misma es profesora en una universidad y, aunque ha alcanzado una posición reconocida, su situación financiera sigue condicionada por los gastos fijos, especialmente el de la vivienda.

Según detalla, el salario bruto anual de un profesor universitario puede oscilar entre los 30.000 y los 50.000 euros, dependiendo del puesto, la antigüedad, el tipo de contrato. No obstante, ese ingreso no siempre permite una gestión cómoda del ahorro, especialmente para quienes tienen cargas familiares.

"Las pagas extra es lo que uno ahorra de forma más...", dice, dejando entrever que el ahorro sistemático es una meta difícil de alcanzar. "A partir de eso, pues lo que sobra. Tengo dos hijos, entonces, bueno…", comenta con resignación.

Uno de los momentos más reveladores de su testimonio llega al hablar del ideal financiero que, según algunos expertos, deberíamos cumplir a los 30 años: tener ahorrado el equivalente a un salario bruto anual.

Su respuesta es tajante: "Esto es imposible. Yo no tenía el equivalente con 30 años. Conseguí mi puesto fijo con 30 años, por lo cual es imposible tener nada ahorrado antes".

Su reflexión conecta con un problema estructural: el retraso en la estabilización laboral en el sector académico. En España, la media de edad para acceder a un contrato fijo en la universidad supera los 30 años.

Hasta entonces, los contratos temporales, las becas postdoctorales o las plazas interinas limitan no solo el ingreso económico, sino también la posibilidad de construir un proyecto de vida con seguridad: alquiler, hipoteca, familia, ahorro o inversión.

Además, a este contexto se suma la presión del mercado inmobiliario. En ciudades como Barcelona o Madrid, el precio medio de alquiler ha alcanzado máximos históricos, superando los 1.200 euros mensuales en muchas zonas.

Incluso con un sueldo universitario, acceder a una vivienda digna supone una carga financiera que condiciona todos los demás aspectos del presupuesto familiar.

A pesar de que el sueldo medio de esta profesión ya se sitúa por encima de la media salarial, la profesora reconoce que alcanzar una verdadera estabilidad financiera sigue siendo inalcanzable.

Los elevados costes de la vivienda, el cuidado de los hijos y la falta de margen para el ahorro convierten su situación en un equilibrio frágil.

Su caso ilustra una realidad extendida: hoy en día, incluso quienes tienen un empleo cualificado y estable siguen lejos de una seguridad económica acorde con las necesidades actuales.