Publicada

"Escoge: ¿quieres tener padre o tener un piso?" La frase no solo golpea por su dureza, sino por lo que revela: una realidad en la que el acceso a la vivienda ha dejado de depender del trabajo y ha pasado a depender de la pérdida. Lo que antes se lograba con esfuerzo, hoy, en demasiados casos, solo se consigue tras una herencia.

Quien lo dice es una administrativa que está trabajando en Barcelona, en el sector de los seguros, que ha compartido su historia en el canal de TikTok Talent Match, una plataforma que se ha convertido en altavoz de las realidades laborales y económicas silenciadas por los grandes discursos.

Su caso no es único, pero sí ilustrativo. A pesar de su trayectoria profesional estable y prolongada de más de 22 años, hoy paga una hipoteca de 1.200 euros mensuales, un esfuerzo económico que solo ha podido asumir porque recibió una herencia tras el fallecimiento de su padre.

"Yo por circunstancias he podido acceder. Realmente es por herencia familiar. Mi padre falleció y no tener padre me ha podido dar un piso", explica sin rodeos, con la lucidez de quien sabe que su situación no es mérito ni fortuna, sino una consecuencia dolorosa.

En una ciudad donde el precio medio del metro cuadrado supera los 4.300 euros, y el coste de un piso de tamaño medio ronda los 350.000 euros, la herencia se ha convertido, de facto, en la principal vía de acceso a la vivienda en propiedad.

Quienes no pueden permitirse esa entrada, ya sea porque no han heredado o porque ni siquiera pueden acceder a un alquiler asequible, se ven excluidos del mercado inmobiliario o empujados a la periferia.

"Cada vez es más difícil encontrar gente pagando hipoteca en Barcelona", dice la trabajadora. Su afirmación no es una percepción subjetiva: según el Observatori Metropolità de l’Habitatge (O-HB), el número de hipotecas concedidas a menores de 35 años ha caído un 42 % en los últimos 10 años.

Trabajar para no llegar

Resulta particularmente llamativo que esta administrativa, con más de dos décadas de experiencia profesional y una ocupación estable, deba destinar más del 60 % del salario medio en Barcelona a cubrir su hipoteca.

Según el INE, el salario neto promedio en la provincia ronda los 1.800 euros mensuales. La suya no es una situación excepcional: más del 45 % de los hogares jóvenes en Barcelona destina más del 40 % de sus ingresos a la vivienda, superando ampliamente el umbral de endeudamiento recomendado por organismos internacionales.

Con amargura, el entrevistador lo resume así: "Aquí la problemática de Barcelona es evidente". Y lo que se dice, aunque duela, es que incluso trabajando durante décadas, la vivienda ya no se alcanza: se hereda.

Esta dependencia de las herencias como vía de acceso a un bien tan básico como la vivienda profundiza las desigualdades intergeneracionales y de clase. Quienes heredan acceden a la propiedad o a ingresos adicionales por alquiler. Quienes no, quedan atados a un mercado de alquiler especulativo o, directamente, expulsados de su ciudad de origen.