¡Qué importante es que el calzado sea cómodo y te permita andar y bailar sin provocar dolor o rozaduras! Uno de los problemas principales que producen estos efectos es la mala calidad del material... o una talla inadecuada.
En ocasiones pasa que al adquirir unos tacones, zapatillas, sandalias, etc., no nos damos cuenta de si son los adecuados, por las prisas o por llevar o no llevar en ese momento complementos como medias o calcetines. Además, has de saber que los dos pies no son exactamente iguales.
Pero también pueden ocurrir cosas como las que plantea Rocío en el consultorio de 'La Ordenatriz': compró unos zapatos hace tiempo y ahora que se los quiere poner se ha dado cuenta de que le quedan "un poco justos".
¿Habrá que regalarlos o existe una solución para ganarle unos milímetros de espacio? Begoña Pérez despeja dudas con uno de sus trucos 'mágicos'. Porque puede que no sea una cuestión de tallaje, sino de que la horma no coincida con la forma del pie.
"Te voy a dar el tip para que sean supercómodos", dice la experta. Lo primero que se debe hacer es mojar unos calcetines con agua caliente y luego el proceso es sencillo. Hay que ponérselos y luego calzarte para andar o simplemente estar con ese modelo durante dos horas.
"Hazlo dos o tres días seguidos y verás cómo el zapato se adaptará muchísimo mejor", dice 'La Ordenatriz'. Obviamente, no se trata de encharcarlo, así que tienes que escurrir bien la media para que no gotee, pero que mantenga la humedad.
Existen materiales como el ante o las pieles de color claro en las que pueden quedar marcas del agua, así que mucho cuidado con esto. Quizá parezca algo lógico, pero es importante escoger unos complementos que sean algo gruesos.
Así podrán ejercer esa presión y conseguir el ensanchamiento que buscamos; todo depende de cuánto te aprieten. Además, Bego Pérez nos da otro consejo: "Si quieres darle más rapidez, y te roza una zona más que otra, aplica previamente un poco de alcohol. Y después ponte el calcetín mojado y el zapato en cuestión".
Ponlo en práctica y evitarás deshacerte de esas botas, mocasines o salones que tanto te gustan, te resultan confortables y pueden seguir siendo la pieza principal de tu estilismo. Es un truco gratuito y sencillo que, además, permite prolongar la vida útil del calzado, lo que también tiene su lado sostenible.