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El solsticio de verano llegó el pasado 21 de junio, pero la subida de temperaturas asociada a esta época del año hizo acto de presencia de forma previa.

Los equipos de refrigeración bajaron de altillos y salieron de trasteros mucho antes de lo esperado y, desde entonces —y probablemente hasta bien entrado el mes de septiembre— forman parte del mobiliario fijo de hogares y lugares de trabajo.

Pero, ¿hay una opción mejor que otra para poder sobrevivir a las inclemencias meteorológicas asociadas al calor?, ¿aire acondicionado o ventilador? Eso mismo se pregunta Boticaria García en su última pieza para Magas, en la que desvela los pros y contras de cada alternativa.

Aire acondicionado

Según las aclaraciones de la divulgadora, lo idóneo es siempre mantenerlo entre 24 y 26 grados. De hecho, de acuerdo al Real Decreto 1826/2009, "la temperatura del aire en los recintos refrigerados no será inferior a 26 ºC cuando para ello se requiera consumo de energía convencional para la generación de frío por parte del sistema de refrigeración".

Boticaria García durante la grabación del vídeo. Esteban Palazuelos

Otra de las recomendaciones de la farmacéutica es ir cambiando los filtros de estos aparatos. Cuando están sucios, advierte, "recirculan polvo y ácaros, provocando alergia o asma. Incluso pueden dispersar bichos malos como la legionela".

Además, ofrece algunos consejos en la línea de los que daría cualquier madre o padre, de esos que se tienden a ignorar: "No apuntes el chorro de aire directamente a la cara o al cuerpo. Puede resecar las vías respiratorias, irritando la garganta, la nariz o los ojos, y provocar contracturas musculares".

Por supuesto, es fundamental, aunque no obligatorio, que por la noche el electrodoméstico se programe o se ponga en funcionamiento un par de horas antes de dormir para luego apagarlo. "Evita contrastes extremos al entrar y salir. Una diferencia de más de diez grados puede ser un shock para el organismo", añade la divulgadora.

Ventilador

A diferencia del aire acondicionado, y como resulta notable comparando uno con otro por experiencia, esta opción "no reseca tanto las mucosas y puede ser muy útil, especialmente en ambientes cálidos y húmedos", señala la experta.

Un ventilador en funcionamiento. Foto de Delaney Van en Unsplash

No obstante, no todo son ventajas con este clásico del verano: "Los expertos advierten de que con temperaturas muy calurosas y secas, el ventilador sería una especie de secador que sopla aire caliente al cuerpo y podría añadir calor en vez de quitarlo. Por encima de 40 grados, ¡cuidado!".

Una enfermedad silenciosa

La legionelosis es una neumonía grave causada por la bacteria legionela. Esta patología, que parece que lleva en el imaginario popular desde tiempos inmemoriales, en realidad se identificó en 1976.

De hecho, su nombre tiene mucho que ver con aquellos que la padecieron entonces, y, por ello, también es conocida como la 'enfermedad del legionario'.

Ese año, en un hotel de Filadelfia se celebró durante el mes de julio una convención de veteranos de la legión. De acuerdo al diario The New York Times, el recuento final de casos ascendió a 221 y las muertes a 34.

Lo que ocurrió fue que la infección se propagó a través de partículas de agua contaminada con esta bacteria y se transmitió mediante los conductos del aire acondicionado y las torres de enfriamiento del alojamiento.

Si bien anteriormente ya se había señalado esta dolencia y había causado brotes, no fue hasta entonces cuando se determinó la causa. En España, los casos se han duplicado en la última década.