Los primeros instantes de conocer a una persona no son fáciles. Tenemos que enfrentarnos a muchas circunstancias, ya conocidas o no, como citas, conversaciones complejas, preguntas incómodas e, incluso, formas de comportamiento que nunca habíamos visto o, por lo menos, con las que nunca habíamos tenido que lidiar.
Añadido a todo ello, las primeras citas también suponen sentimientos nuevos en nosotros mismos. Estamos nerviosos, nos sudan las manos, podemos incluso no tener ganas de comer y esperamos ansiosamente que la otra persona esté sintiendo lo mismo que nosotros. Sin embargo, no siempre es así, y comienza la etapa de la duda: nos hace caso, pero, a la vez, sentimos que nos ignora, "¿es eso posible?".
Pues la respuesta, según los psicólogos, no es que sea posible, sino que se da una gran mayoría de las veces. Este fenómeno, conocido como refuerzo intermitente, es un patrón que consiste en alternar momentos de atención y afecto, con periodos de indiferencia o frialdad. Al ser un tipo de manipulación, genera una dependencia emocional en quien lo experimenta, que, en ocasiones, no se ve capaz de salir.
Qué es el refuerzo intermitente
"Imagina que empiezas a conocer a un chico que te encanta. Las citas son increíbles y ya sientes algo especial, nivel imaginarte viviendo con él. Pero no tienes claro qué es lo que quiere contigo, no porque no te enteres, sino porque te manda señales difusas. Hay días que muestra interés, pero otros está desaparecido", escribe la psicóloga Silvia Llop en sus redes sociales.
Según la experta, hay un patrón que siempre se repite, "y es que después de una cita increíble, toma distancia y baja la comunicación. Casualmente, tiene la agenda llena". Es entonces donde aparecen las dudas, ¿Será mi culpa? ¿Habré dicho algo que le ha molestado?.. Y la realidad es que, está aplicando el refuerzo intermitente: "cuando siente que se ha pasado de empalagoso, afloja la cuerda".
El refuerzo intermitente se ha estudiado y utilizado en psicología desde mediados del siglo XX. Tiene sus raíces en la teoría del condicionamiento operante, desarrollada por el psicólogo y filósofo Burrhus Frederic Skinner y se caracteriza por la entrega irregular o impredecible de recompensas o refuerzos tras una conducta específica, en contraste con el refuerzo continuo, donde se entrega la recompensa cada vez que la conducta se realiza.
Según las investigaciones de Skinner, cuando las recompensas se entregan de forma inconsistente, el animal que realiza la conducta suele persistir más tiempo en ella, aun cuando los refuerzos desaparecen por completo. En las relaciones interpersonales funciona justo así, ya que la persona afectada comienza a depender por completo de las recompensas.
Cuando una persona recibe atención, afecto o validación de manera inconsistente, a veces sí, a veces no, se genera un ciclo de incertidumbre que la mantiene emocionalmente enganchada. Este patrón ha sido calificado como altamente adictivo, ya que al desconocer cuándo se administrará la recompensa, la conducta se fortalece mucho más.
Es el mecanismo que utilizan las máquinas tragaperras o las apuestas para generar adicción en sus jugadores, puesto que la persona sabe que, si repite la conducta, en algún momento conseguirá su ansiado refuerzo. Estas personas pueden llegar a desarrollar una ludopatía, y en las relaciones, un ciclo adictivo, dependencia, ansiedad y deterioro de la autoestima.