Cuando pensamos en una relación saludable, un amor verdadero y el tópico del príncipe azul, a todos se nos vienen a la cabeza algunas características que creemos son esenciales. Buscamos una persona respetuosa, empática, interesada, honesta, independiente, comprometida… en líneas generales, que se pueda catalogar como "buena" y que todo aquel que le conozca comparta la opinión. O al menos, se acerque a ella.
La bondad es una de las mejores características que puede tener una persona. De hecho, es tan importante que la creemos indispensable en una relación de pareja, especialmente, porque no querrán hacernos daño y tendrán las mejores intenciones. Sin embargo, lejos de la realidad, ser buena persona no siempre es suficiente para mantener una relación saludable.
Por mucho que una persona sea buena, esto no la convierte automáticamente en válida y suficiente para una relación amorosa. La bondad, por sí sola, no garantiza el éxito o la felicidad y en términos amorosos, "no significa que sepa quererte bien o esté preparada para quererte de la manera en la que tú quieres", explica la psicóloga Celia Betrián.
Por qué no es suficiente ser buena persona
En una relación, la bondad es fundamental para construir un vínculo fuerte y saludable. Esto implica ser amable, comprensivo y compasivo, mostrando afecto, apoyo y respeto en todo momento. La gran mayoría de nosotros queremos que nuestra pareja sea buena persona; sin embargo, según los expertos, puede ser una trampa emocional que nos lleva a permanecer en vínculos que no nos hacen sentir plenos, simplemente porque no hay un motivo objetivamente "grave" para terminar.
El hecho de que una persona no te haga daño deliberadamente no implica que sepa quererte como tú necesitas. El amor no es solo tener buenas intenciones, sino que implica mucho más: tener capacidad emocional, inteligencia afectiva, entendimiento mutuo… para construir algo en común. No se trata únicamente de evitar hacer daño, sino de saber construir algo mutuo.
"Nos quedamos en muchas relaciones simplemente porque nuestra pareja es buena persona, no quiere hacernos daño, o no tenemos ningún motivo grave como para dejar la relación; sin embargo, el que sientas que esa persona no te está queriendo bien o no te está queriendo de la manera que tú quieres ya es un motivo", indica Betrián,
Cada persona busca o necesita diferentes cosas en una relación. Independientemente de nuestras preferencias, todos tenemos una forma particular de sentir y expresarnos, así como de dar o recibir amor. Hay quienes necesitan una cercanía emocional constante, mientras que otras valoran más la independencia dentro del vínculo.
En este sentido, no se trata solo de que la otra persona tenga buenos valores o simplemente no quiera hacernos daño, sino de que haya compatibilidad entre la forma en la que esa persona sabe y puede querer, y la forma en la que tú necesitas ser querido. Una reciprocidad en el aspecto emocional que puede ser la clave del éxito.
El hecho de creer que no podemos dejar a nuestra pareja porque es "buena" es una forma de atarnos a la relación cuando verdaderamente no queremos estar ahí. Nos sentimos culpables por pensar en terminar algo que, desde fuera, parece "correcto" o incluso envidiable; sin embargo, eso no significa que sea satisfactoria o que cubra nuestras necesidades afectivas.