En los últimos años, España ha experimentado un notable incremento en el número de solteros. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el último trimestre de 2023 se contabilizaron aproximadamente 14 millones de solteros en el país, representando el 36% de la población adulta, un 52% de los hombres y el 48% de las mujeres.
Son muchos los factores económicos y socioculturales que han sido señalados como posibles explicaciones para este aumento de solteros. Según estudios recientes como este de la American Psychological Association, el autoconocimiento y desarrollo personal, la libertad en la toma de decisiones importantes o la creatividad son valores más importantes para las personas que prefieren vivir sin pareja.
Sin embargo, según los expertos como Enrique Rojas, esta soltería podría estar relacionada con una causa psicológica más profunda: el miedo al compromiso. El psiquiatra ha identificado un patrón de comportamiento en hombres mayores de 30 años que denomina "síndrome de Simón" y que, quienes lo sufren, evitan tener vínculos emocionales profundos.
En qué consiste el 'síndrome de Simón'
El síndrome de Simón es un concepto que se manifiesta principalmente en hombres que buscan evitar el compromiso emocional. Según Rojas, es un fenómeno cada vez más frecuente en el varón adulto a partir de los 30 años y, que además, está definido por una serie de características que nos ayudan a identificarlo.
'Simón' no es un nombre al azar, sino un acrónimo que describe las características principales del síndrome: Soltero, Inmaduro afectivamente, Materialista, Obsesionado con el trabajo y Narcisista. Estas cinco dimensiones no solo describen comportamientos visibles, sino que apuntan a una problemática más profunda que, según Rojas, tiene que ver con el miedo al compromiso.
La primera prueba de que quienes sufren el síndrome de Simón es la S, de soltero. Este rasgo no se refiere simplemente a un estado civil, sino a una elección prolongada en el tiempo, muchas veces inconsciente, de evitar vínculos duraderos o profundos.
El hombre no solo permanece soltero porque no haya tenido oportunidad de encontrar pareja, sino porque, cuando las ha tenido, ha terminado saboteándolas o alejándose de ellas. Este aislamiento afectivo no es necesariamente evidente: puede tener relaciones, incluso largas, pero evita cualquier tipo de compromiso a largo plazo.
Esta evitación es lo que Enrique Rojas identifica como una forma de miedo: un pánico al compromiso, que se disfraza de libertad, de deseo de independencia o de un perfeccionismo que nunca encuentra "a la persona adecuada".
El segundo componente del síndrome es la inmadurez afectiva, que aparece como una dificultad para manejar las emociones propias y ajenas con madurez, empatía y profundidad. Se expresa en una especie de adolescencia prolongada en la que el hombre evita conflictos, no se responsabiliza emocionalmente y evita los desafíos de una relación adulta.