La Unión Europea ha comenzado el curso escolar agitando los cimientos de la belleza. Y, en concreto, poniendo en jaque al sector de la manicura con la prohibición de los esmaltes semipermanentes, geles y top coats con TPO (Trimethylbenzoyl Diphenylphosphine Oxide) en su formulación.
Pero, ¿qué quiere decir esto?, ¿qué supone para la industria y para los usuarios de este tipo de productos?, ¿en qué radica la importancia de esta novedad legal? ¿Qué dice la letra pequeña?
De acuerdo a la página web de la Comisión Europea, la prohibición se enmarca en el artículo 15, apartado 2, del Reglamento sobre Cosméticos, que veta el uso en este tipo de productos de las sustancias que se conocen como CMR. Es decir, aquellas que se consideran carcinógenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción.
La nueva regulación, que ha entrado en vigor este lunes 1 de septiembre, se aplica desde ese momento: todos aquellos artículos que respondan a estas características tienen que dejar de emplearse y de venderse. No importa el stock que haya en tienda o en los salones de belleza.
"Con esta novedad legal no hay un amplio periodo de adaptación. Va de cero a 100 y eso lo hacen por la peligrosidad que implica para la salud", aclara Fernando Navas Cusí, abogado del bufete Navas & Cusí, especializado en derecho comunitario de la Unión Europea.
El consumidor
Con la entrada en vigor de esta normativa, el foco se pone en aquellas empresas que se dedican a fabricar, comercializar y emplear este tipo de productos.
Sin embargo, los que sufren las consecuencias de su uso son los consumidores finales, que ahora se enfrentan a la duda de saber y comprobar si en sus centros de belleza están acatando el nuevo reglamento.
"El TPO está presente principalmente en los esmaltes semipermanentes y geles que requieren curado con lámpara LED o UV", comenta la dermatóloga de la GEDET y directora médica del Instituto de Medicina y Dermatología Avanzada de Madrid, Almudena Nuño González, que además forma parte del ranking 'Las Top 100 Mujeres Líderes' de 2024.
Según explica en conversación con Magas, se puede identificar el componente leyendo el listado de ingredientes (INCI) de los productos. En estos casos suele aparecer como Trimethylbenzoyl Diphenylphosphine Oxide. "Es importante que tanto profesionales como clientes revisen las etiquetas antes de comprarlos o utilizarlos", señala.
En este mismo detalle incide Rosó Duran, experta en producto de Manicura24, tienda online especializada en productos para manicura y uñas de gel UV, dirigida tanto a profesionales como a particulares.
"Lo más recomendable es preguntar si estos artículos cumplen con la normativa vigente y son TPO-free. Por otro lado, como consumidores, también es importante revisar la etiqueta (listado INCI) para asegurarnos de que el TPO no esté presente", destaca.
En ello también insiste Fernando Navas, el experto legal, que responde que los centros no están obligados a mostrar certificados que indiquen que no se emplean este tipo de esmaltes semipermanentes o geles, sino que la prueba será el etiquetado: "Hay que plantearlo como cuando vas al supermercado y revisas la información nutricional de los productos de alimentación".
Los peligros
Entre tanta terminología y siglas científicas y legales, puede que lo que realmente llega al público se vaya diluyendo por los diferentes canales. De ahí la importancia de aclarar al máximo todos los puntos claves de esta nueva legislación de la UE, sobre todo teniendo en cuenta los peligros que este tipo de sustancias conllevan para la salud.
Además de lo que ya se ha mencionado anteriormente, es decir, su potencial como agente cancerígeno, mutagénico o para generar problemas relacionados con la toxicidad reproductiva, también pueden inducir a reacciones alérgicas o irritaciones en la piel y uñas en personas sensibles, como especifica la dermatóloga Nuño González.
"El daño se produce mediante la liberación de radicales durante el proceso de polimerización (en la aplicación y secado), lo que conlleva un riesgo potencial si la exposición es repetida y acumulativa", explica.
En cualquier caso, como destacan en el New York Post, la mayoría de evidencias científicas que avalan la prohibición proceden de estudios en modelos animales. Sin embargo, esto no ha frenado a la UE a seguir adelante con este reglamento, de ahí que la idea que sobrevuele el marco legal sea la de que este veto resulta más una medida de precaución que preventiva.
Además, se recoge que la restricción afecta tanto a la fabricación, como la importación y la venta de estos cosméticos.
También es interesante tener en cuenta el componente medioambiental de la cuestión. Según las palabras de la dermatóloga Almudena Nuño González, "al retirar el compuesto potencialmente tóxicos también se reducen su liberación al medioambiente durante diferentes procesos".
Con este tipo de decisiones, no solo se beneficia el consumidor, evitando posibles problemas de salud a largo plazo, sino que en términos ecológicos se favorece una industria más sostenible. "Tenemos la suerte de que en Europa esta regulación es la más estricta del mundo y vela por nuestra seguridad", declara la doctora.
Las marcas
En este contexto, surge la duda de sobre cómo van a actuar las marcas ante esta nueva imposición. Al respecto se manifiesta el abogado experto en derecho comunitario Fernando Navas Cusí.
"Puede que esto sea una opinión, pero bajo mi experiencia, cuando se dan este tipo de prohibiciones es más sencillo cumplirlas en los plazos y formas estipuladas si eres un gran jugador. No obstante, si eres la última pieza de la cadena, surgen más problemas", comenta. Estos obstáculos pueden ser logísticos, de formación o económicos.
Manicura24 ha sido una de las empresas españolas que se ha mostrado firme ante esta decisión europea: "Tenemos el compromiso de ofrecer a nuestros clientes productos de la mejor calidad y lo más respetuosos posible", comenta Rosó Duran.
Desde la compañía llevan un tiempo trabajando en esta transición. En concreto, se centraron en detener la producción de aquellos artículos que contenían TPO y desarrollando alternativas. "A día de hoy nuestro catálogo ya está completamente libre de TPO", confirma.
Este nuevo reglamento, como ella misma precisa, "conlleva un proceso de adaptación que supone una revisión de fórmulas ya existentes, así como la colaboración con laboratorios especializados y la creación de otras propuestas que cumplan los nuevos estándares sin comprometer la calidad del producto".
No hay que ver el nuevo panorama con pesimismo. "Para la industria supone un reto, tanto logístico como de reformulación, pero también una oportunidad. Algunas marcas que habían apostado por opciones más limpias salen reforzadas en esta situación. Otras deberán acelerar sus procesos de innovación", dice la dermatóloga consultada por este medio.
Señala, además, que por normal general, el sector de la cosmética en Europa está habituado a estándares regulatorios muy exigentes, por lo que la asunción de esta nueva normativa no debería resultar demasiado problemática, sobre todo teniendo en cuenta que también supone un valor añadido para el consumidor.
Las alternativas
Desde el 1 de septiembre, los centros de belleza especializados en este tipo de tratamientos están obligados a ofrecer opciones de esmaltes semipermanentes, geles y top coats que no contengan TPO. "Existen ya propuestas seguras y eficaces, como otros fotoiniciadores (TPO-L, BAPO, TPO-R o Hydroxycyclohexyl Phenyl Ketone)", señala Nuño González.
De hecho, algo que destaca la especialista médica es que ya han surgido nuevos productos X-free, es decir, libre de sustancias que puedan ser potencialmente tóxicas o con efecto disruptor endocrino. Entre estas apuestas se encuentran las siguientes:
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3-free. Libre de formaldehído (cancerígeno y sensibilizante), tolueno (neurotóxico), DBP (dibutil ftalato - tóxico reproductivo).
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5-free. Además de los anteriores, elimina la resina de formaldehído (alergénica) y el alcanfor sintético (puede causar irritación y mareo en altas dosis).
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7-free. A la alternativa previa se suman parabenos (con posible efecto disruptor endocrino) y el xileno (neurotóxico y alergénico).
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9-free. Incluye lo que ya se ha mencionado y además excluye sustancias como el Trifenilfosfato (TPHP - posible disruptor endocrino) y la etil tosilamida (plasticizante).
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12-free o más. Eliminan todos los anteriores y, según la marca, también fragancias sintéticas, ftalatos adicionales, ingredientes derivados del petróleo y de origen animal (en muchas fórmulas veganas).
Desde Manicura24 destacan que no todos los productos que se encontraban hasta ahora en el mercado contenían TPO, pero sí era un ingrediente frecuente en opciones de uso profesional y doméstico.
En cuanto a esto se ha pronunciado el abogado Fernando Navas, que señala la importancia de ese limbo en el que quedan los artículos que usan los particulares de forma casera y que pueden llegar incluso a vender en plataformas como Wallapop.
Rosó Duran comenta que las nuevas fórmulas se han trabajado pensando en que ofrezcan el mismo rendimiento que las prohibidas: "Nuestras propuestas mantienen la adherencia y duración del producto y, en el caso de los esmaltes semipermanentes, incluso ofrecen una mejor cobertura".
Consejos profesionales
En torno a pedicuras y manicuras siempre han surgido muchas preguntas: ¿es cierto que la uña tiene que 'respirar'?, ¿es lo más correcto encadenarlas?, ¿qué consecuencias puede acarrear esto para la salud? La podóloga Cristina Sierra, CEO de la clínica homónima ubicada en Sevilla, responde a estas preguntas.
La podóloga Cristina Sierra trabajando en su clínica.
¿Podría suponer un problema de salud usar de forma asidua esmaltados permanentes y semipermanentes?
Si implica un problema principalmente por los procedimientos previos y posteriores a la aplicación de los productos. Hay que hacer un limado antes, lo que conlleva un cambio en la estructura de la uña dejándola más fina, más deshidratada y más debil. De igual forma, al retirar el color, volvemos a generar nuevamente una abrasión que puede provocar erosión y microtraumatismos.
¿Ve casos en consulta de uñas dañadas a raíz de este tipo de prácticas?
Otro de los problemas que genera el uso de forma prolongada de estos artículos en pedicuras y que veo en consulta son onicomicosis (hongos) y onicólisis (uña hueca o despegada). También es común que amarilleen y se vuelvan más quebradizas.
Sin embargo, es cierto que estas consecuencias dependen mucho del tipo de productos que se empleen y de cómo se ponga en práctica el trabajo.
¿Es cierto eso de que las uñas tienen que 'respirar'?
¡Es un mito! Lo que sí es cierto es que a mayor tiempo de exposición del esmalte, se producirá más daño. Por eso, resulta normal que tras la retirada, la uña tenga el aspecto que comentaba antes. Más que respirar, debe descansar.
¿Qué recomendaciones daría en general para el cuidado de las uñas?
Realizar un corte adecuado (si es necesario mediante un profesional sanitario), una buena hidratación de la piel, la uña y la cutícula y limar solo cuando sea necesario por motivos de grosor o dolor provocado por la forma natural.
¿Cuál sería el protocolo seguro para la retirada de esmalte y para la elección de productos menos agresivos?
En el caso de que tengamos la uña pintada, lo idóneo sería el uso de acetona, es decir, aquella opción que no implique una abrasión o limado- Esto provocará un debilitamiento, además de la posibilidad de que se den microtraumatismos que desemboquen en infecciones.
Base legal
En este plano, según la información que se ha publicado en la página web de la Comisión Europea, el marco en el que se ha actuado ha sido el siguiente:
El TPO se clasificó como tóxico para la reproducción de categoría 1B (CMR) por el Reglamento Delegado (UE) 2024/197 de la Comisión, de conformidad con el Reglamento CLP (Reglamento (CE) n.º 1272/2008). Esta clasificación se aplica desde el 1 de septiembre de 2025 .
Esto desembocó en la inclusión obligatoria de los TPO en el Anexo II (sustancias prohibidas) del Reglamento sobre Cosméticos mediante el Reglamento (UE) 2025/877.
La cuestión se debatió con los Estados miembros de la UE antes de su adopción, y casi todos estuvieron de acuerdo (25 votaron a favor, uno en contra y uno se abstuvo).
La Comisión Europea no tiene discreción para permitir su uso continuado a menos que se conceda una excepción de conformidad con el artículo 15(2). Esto se basaría en un expediente científico completo; un dictamen favorable del Comité Científico de Seguridad de los Consumidores de la Unión Europea; y el cumplimiento de todos los demás criterios de excepción, incluida la falta de alternativas, la demostración de un uso particular de la categoría de producto con una exposición conocida y el cumplimiento de los requisitos de seguridad alimentaria.
Nadie presentó una solicitud de excepción para la OPT antes de la adopción del Reglamento (UE) 2025/877.
El cierre
Tras analizar de forma detenida el nuevo reglamento comunitario, las conclusiones son claras: la Unión Europea, a través de la Comisión, ha promulgado la normativa como una medida de precaución con la intención de proteger la salud humana, a pesar de que la mayoría de estudios que respaldan la decisión legal se basan en animales.
Teniendo en cuenta las declaraciones de la experta en dermatología Almudena Nuño González, esto no es de extrañar, puesto que los estándares de control de la UE son muy exigentes. Además de lo obvio que puede resultar teniendo en cuenta que los ingredientes TPO han entrado en la clasificación CMR.
Por otra parte, las fuentes han declarado que es viable para las empresas adaptarse a estos nuevos requisitos desde la entrada en vigor de los mismos el 1 de septiembre de 2025, aunque queda en el aire cómo se puede controlar esta regulación cuando se trata de particulares. Esto no se menciona en el apartado de preguntas y respuestas que ofrece la CE.
Sin duda, esta decisión supone una búsqueda de una belleza más segura, algo especialmente significativo en la actualidad cuando parece que todo vale para cumplir unos cánones que vuelven a asfixiar tanto, en especial a las mujeres, como en la tóxica década de los 90 y los 2000.
