Publicada

La palabra cortisol ha pasado a formar parte del vocabulario de andar por casa, al menos de las generaciones más jóvenes y, en especial, de las mujeres, ¿pero de qué se trata este concepto?

De acuerdo a la Clínica Mayo, es la hormona principal del estrés y tiene la capacidad de aumentar la glucosa en la sangre, además de mejorar el uso de la misma en el cerebro y de incrementar la disponibilidad de las sustancias del organismo que reparan los tejidos.

Igualmente, "reduce las funciones que se considerarían como no esenciales o como perjudiciales en una situación de lucha o huida. Modifica las respuestas del sistema inmunitario e inhibe las funciones del aparato digestivo, del reproductor y los procesos de crecimiento", aclara la institución. Además, está relacionado con el control del estado de ánimo, la motivación y el miedo.

Tras esto, resulta sencillo determinar que quizás el término del cortisol se emplea con demasiada ligereza en las conversaciones del día a día que, de repente, lo acusan de todo.

Sin embargo, la experta en salud femenina Mindy Pelz apela directamente a esta hormona como una de las causas de la imposibilidad de perder peso de las mujeres. En concreto, lo hizo en el pódcast Women of Impact de Lisa Bilyeu.

"Si el cuerpo de una mujer no se siente seguro, si hay tensión, el número que ve en la báscula no descenderá", arranca. En este punto, aclara que para el hombre este problema es totalmente diferente, de hecho, no existe.

Para la oradora, el origen de esta situación para las féminas radica en el hecho de la maternidad, ya que el organismo está construido para albergar bebés, al margen de la decisión de ser madre o no. Ahí se crea una tendencia a ese estado tenso.

Cuando el estrés se vuelve una constante, es un sinónimo de que el cortisol campa a sus anchas por el cuerpo, que a su vez interpreta esto como una falta de seguridad, dejando en un segundo plano la pérdida de peso.

"Con estos niveles hormonales, la prioridad es 'huir del tigre', aunque no haya ninguno persiguiéndote". De acuerdo a la experta, en este punto las mujeres tienden a esforzarse más con el ejercicio, la dieta y, en general, con todo, porque se culpan de la situación. "Nos criaron para creer eso", afirma tajante.

No obstante, lo que se consigue con este planteamiento y exigencia es aumentar los niveles de cortisol y, por lo tanto, alejarse de ese objetivo de salud y físico.

El contraste

En cualquier caso, estas interpretaciones sobre cómo funciona la hormona de moda tienen muchos matices.

"Sí, es algo que afecta a todo el cuerpo y su funcionamiento, desde a los ciclos de sueño y vigilia hasta la ganancia o pérdida de unos kilos, y todo esto se retroalimenta, pero el hombre está expuesto a lo mismo, solo que quizás de diferente manera o con otras responsabilidades", aclara el enfermero y dietista Rafael Sobrino.

Una mujer desvelada durante la noche. Foto de Victoria Aleksandrova en Unsplash

En cuanto a eso último, puntualiza lo que bajo su criterio es obvio, que la mujer, hoy en día e históricamente, no se centra solo en sus cuidados, a diferencia del género masculino.

Por otro lado, al igual que sucede con más temas relacionados con la salud, como la práctica de según qué actividades deportivas o el seguimiento de determinados planes nutricionales, el experto advierte que no todo lo que se comenta del cortisol es cierto y que "hay que tener cuidado porque hay muchos gurús que hablan desde el desconocimiento y buscando likes. Y no me refiero a Mindy Pelz".

Igualmente, si hay una realidad patente es que si se somete al cuerpo al estrés, las funciones del mismo empeorarán, ya que es un mecanismo que está concebido para que se manifieste en ocasiones puntuales "que se dan en picos", comenta el enfermero.

Cuando esto acontece de forma mantenida, se sufre una alteración en el organismo que a largo plazo puede desembocar en enfermedades hormonales, en desarrollar más tendencia a padecer ciertos cánceres o que la respuesta ante estos no sea tan óptima.

Mente y cuerpo

"Por supuesto, a nivel de salud mental, las repercusiones son obvias", añade el profesional sanitario. "Es de lo más normal que en estas situaciones la persona se sienta totalmente agotada".

Esto mismo, el experto lo asocia además con los cuidados de la alimentación. "Como estoy cansado, no cocino y opto por comida rápida o precocinados de mala calidad". Aquí entran en juego además los sistemas de recompensas.

Imagen de archivo de una mujer comiéndose una hamburguesa. Foto de Kobby Mendez en Unsplash

"Es fundamental gestionar la salud emocional. No vale premiarse de forma continuada con según qué cheat meals para compensar un desajuste anímico. Puede ser algo puntual, pero no rutinario. Al final se cae en un círculo vicioso".

Este tipo de comidas, que suelen ser muy palatables, aportan muchas calorías, pero no de calidad, vacías. "Te sacias y se envía esa información al cerebro, pero puede haber un déficit nutricional", indica el enfermero y dietista.

"Ahora se ha puesto de moda mencionar el cortisol porque hay además estudios que respaldan cuáles son las consecuencias de sus funciones, pero no es el enemigo a combatir, es algo natural", esclarece Rafael Sobrino.

El experto relaciona que, al igual que en ámbitos, quizás más superficiales, como la moda o la belleza, se utilizan las tendencias para captar clientes, en salud también se hace y funcionan de la misma manera.

"Sucedió lo mismo con la asociación inmediata del consumo de huevos con el aumento del colesterol. O cuando la sal se convirtió en lo peor sobre la faz de la tierra", ejemplifica el sanitario.

Quizás la clave sea su última puntualización, en la que comenta que lo que de verdad hay que entender es que el sistema hormonal es extremadamente complejo y que si hay una alteración en él, luego es complicado de controlar.

"Se va encadenando una cosa con otra y afecta a absolutamente todo. Al fin y al cabo, es el mensajero del cuerpo y hay que saber que desde fuera pueden llegar disruptores que afecten a este nivel", concluye.

Mujeres vs. hombres

Tal y como publicó la revista Science Daily a comienzos de año, ambos géneros responden de forma diferente ante el estrés. El estudio que atestigua estas afirmaciones lo condujo el doctor Marco Bortolato, profesor de farmacodinámica en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Florida.

La investigación se centró en un neuroesteroide llamado alopregnanolona (AP), que tiene un rol esencial para ayudar al cerebro a adaptarse de forma rápida a esta situación.

Los científicos observaron el papel de la enzima 5α-reductasa (5αR), que produce AP. Uno de sus hallazgos fue el descubrimiento de que la misma existe en dos formas, 5αR1 y 5αR2, y que los machos y las hembras (el estudio se hizo con ratas) las emplean de forma distinta cuando se enfrentan a situaciones estresantes.

Ellos mostraron un incremento de la actividad de la 5αR2 en la parte frontal del cerebro, mientras que ellas no, lo que se traduce en una mejor respuesta de los machos en tales contextos.

Por otro lado, una de las conclusiones que también se generó a raíz del informe fue que las mujeres son más propensas a interiorizar el estrés, lo que desemboca en mayores tasas de ansiedad y depresión.

Y quizás algo interesante a analizar de la mano de esto sea por qué ellas tienen esa tendencia, ya que probablemente sea algo que esté relacionado con el constructo de género concebido por una sociedad heteropatriarcal.