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Con la llegada de las altas temperaturas que derritieron los termómetros mucho antes de que el verano hiciera acto de presencia, la preocupación por el olor corporal y el sudor aumenta.

A pesar de que son muchas las personas que se benefician de la jornada intensiva de trabajo, el calor se manifiesta desde las primeras horas de la mañana, con caminatas apresuradas en dirección al transporte público, vagones de metro colapsados y centros de trabajo no tan bien acondicionados.

En esta vorágine de pasos, carreras a marchas forzadas y jadeos, unos surcos más o menos simétricos empiezan a manchar la ropa en torno a axilas, entre otras partes, y puede que aparezca incluso el olor, algo que llega a resultar muy incómodo para la gran mayoría.

En el sector de la higiene personal y la belleza, donde la saturación del mercado es una realidad, surgieron hace unos años los desodorantes sin aluminio. Esta propuesta se ha vendido como una alternativa mucho más natural en su formulación y respetuosa con el organismo que los productos tradicionales con esta misma finalidad.

Según el estudio de Data Bridge Market Research, Mercado mundial de desodorantes sin aluminio: tendencias y previsiones del sector hasta 2028, este tiene una previsión de crecimiento exponencial del 9,9% que se dará entre 2021 y el año señalado en el título del informe.

Sin embargo, ¿qué hay de verdad en esas afirmaciones que indican que estos productos son una mejor opción a nivel de salud?, ¿tienen ambas fórmulas el mismo objetivo?, ¿son capaces de cumplir igual de bien con lo que se espera de ellas?

Diferencia de base

De acuerdo al dermatólogo Antonio Clemente, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y director de la Clínica Clemente en Murcia, lo primero que hay que hacer es una distinción clara:

"Hay bastante confusión en cuanto al término de desodorante y antitranspirante. Lo primero es un producto cosmético que intenta enmascarar el olor. Por otro lado, un antitranspirante va orientado a reducir la cantidad de sudoración. Realmente son cosas distintas".

El doctor Antonio Clemente trabajando en su clínica. IG vía @clinicaclemente

Según el profesional médico, hoy en día, ya son muchos los desodorizantes que incorporan sales de aluminio en su composición, que son en realidad el principal ingrediente activo de los antitranspirantes.

Sin embargo, esto último no es demasiado eficaz, "ya que han de tener aplicación nocturna para que sean eficaces. Es entonces cuando las glándulas sudoríparas están inactivas y esos componentes bloquean de forma temporal el conducto de las mismas", afirma el doctor.

Respecto a esto, el farmacéutico José Antonio Carrabeo, de Farmacia Campos, en Sevilla, añade que "la duración del efecto es diferente entre ambos productos", algo también reseñable, en especial en esta época del año.

Aluminio sí o no

Con la llegada al mercado de los desodorantes sin aluminio, o mejor dicho, sin las sales de este, la cuestión es la siguiente: ¿son mejores unas alternativas que otras?

El dermatólogo Antonio Clemente plantea: "A día de hoy parece que existe una especie de fobia a utilizar los productos con estos ingredientes, pero creo que es una cuestión más de moda y de marketing por la búsqueda de sustancias naturales".

"Lo mismo sucede con los fotoprotectores", añade. "Hay gente haciéndolos en su casa y yo digo que lo natural también es el cianuro o la cicuta y que lo químico es la insulina", sentencia con firmeza.

Collage de diferentes desodorantes sin aluminio presentes en el mercado. Cristina Sobrino

"De hecho, está superdemostrado que las sales de aluminio no se han relacionado con ninguna enfermedad, o sea que realmente no tiene una base sólida el evitarlos", cierra al respecto.

José Antonio Carrabeo hace una aclaración más al respecto: "A nivel de salud, se ha estado especulando con que aquellos desodorantes que las contuvieran podrían tener una mayor relación con la aparición de cáncer de mama debido a la zona donde se aplican", comenta.

Sin embargo, ¿qué hay de cierto en esto? "Que la absorción en grandes cantidades de aluminio puede generar toxicidad. Es por ello que, debido a la aplicación paulatina de dicho producto, se pensaba que podía aumentar la probabilidad de presentar esta enfermedad", señala.

"No obstante, no hay evidencias científicas que confirmen esta hipótesis, por lo que no debemos preocuparnos en exceso", destaca el farmacéutico.

¿Y cuándo es recomendable entonces usar desodorantes sin este componente? "Puede ser una muy buena opción para personas con piel sensible, ya que se evitan reacciones tópicas, como puede ser la irritación, el picor, la descamación de la piel o el empeoramiento de patologías ya presentes, como la presencia de eccemas o dermatitis", dice José Antonio Carrabeo.

Prevención del sudor

Como ya se ha mencionado previamente, aquellos productos que contienen sales de aluminio son los únicos que garantizan una disminución del sudor. Por lo tanto, si lo que se busca es ese efecto, lo idóneo sería optar por un desodorante que incluya en su formulación las mismas.

Diferentes productos de baño. Foto de Becky Fantham en Unsplash

De hecho, el dermatólogo de la GEDET señala que "no se conocen demasiados compuestos naturales que sean eficaces para ello".

Para reducir la sudoración, "tenemos que pasar por este componente o bien recurrir a ciertas terapias o dispositivos, así como a sustancias como la toxina botulínica, o incluso la cirugía en caso de hiperhidrosis graves", comenta el experto.

En cualquier caso, el doctor Antonio Clemente aclara que hay que distinguir entre sudor y olor, pues no tienen por qué ir de la mano. "Para esto último, los desodorantes llevan sus perfumes y ciertos componentes que intentan reducir la proliferación bacteriana y, por ende, disminuirlo".

En la botica

José Antonio Carrabeo comenta que hace unos años, cuando comenzó a trabajar en el despacho, ninguna o muy pocas personas pedían desodorantes sin aluminio, ya que era algo más desconocido. No obstante, a día de hoy cada vez son más las que preguntan por este producto.

"Realmente, no hay un perfil estipulado para su uso, pero como profesional se lo recomendaría a un público concreto, como aquel que no tiene una sudoración excesiva y que quiere neutralizar el olor", recomienda.

"Haría lo propio con aquellas personas que tienen alguna patología dermatológica, ya que son fórmulas más respetuosas con la piel", añade el farmacéutico, haciendo hincapié en el tipo de cliente que demanda esta propuesta.

Además, también subraya que no todas las marcas están comercializando este tipo de alternativas, pero sí que son cada vez más los laboratorios que se preocupan por ello, como La Roche-Posay, Weleda o Babe, entre otros.

Y por último, ¿qué pasa con el precio? Según José Antonio Carrabeo, los desodorantes sin aluminio son productos minoritarios, por lo que "suelen encarecerse algo más que aquellos que incluyen estas sales", cierra la ronda de preguntas.

Como de costumbre, la clave está en la lógica de evitar los extremos y en seguir los consejos de los expertos pertinentes, intentando personalizar cada caso. A veces, hay que parar de dejarse llevar por los hashtags.