Si formas parte del 90% de mujeres que empieza el día lavándose la cara con agua del grifo, este artículo puede cambiar tu rutina de belleza para siempre.
No lo decimos nosotras, lo dice una de las voces más respetadas en el cuidado facial en España: Cristina Galmiche, esteticista con más de 30 años de experiencia y referente indiscutible entre celebrities e influencers.
La experta ha lanzado una advertencia clara y directa que está generando cierto debate en el mundo beauty: "No hay que lavarse la cara con agua del grifo, es perjudicial para la piel". Y detrás de esta afirmación hay razones científicas, dermatológicas y mucho sentido común.
¿Por qué no debes lavarte la cara con agua del grifo?
Cristina Galmiche explica que el agua del grifo contiene sustancias como cloro, cal o sodio, que alteran el equilibrio natural de la piel, deshidratan la dermis y debilitan su barrera protectora. En otras palabras, esa sensación de "limpieza" puede estar costándote arrugas prematuras, sensibilidad o brotes de acné.
"Estas sustancias agreden la salud de la piel y alteran su pH. Usarla de forma habitual reseca el tejido cutáneo y le resta humedad, uno de los principales problemas en las pieles reactivas", explica la experta en cuidados de la piel.
Para todas aquellas que no conciben su rutina sin agua, Cristina Galmiche propone dos alternativas, sencillas y accesibles para todas:
- Usar agua mineral embotellada
- Hervir el agua del grifo antes de utilizarla en la limpieza facial
Y si quieres elevar tu rutina al siguiente nivel, lo ideal sería sustituir el agua por una loción cosmética suave, que refresque sin alterar el equilibrio cutáneo y ayude a eliminar impurezas con delicadeza.
Limpieza facial en verano
En verano muchas mujeres bajan la guardia. Cambian hábitos, salen más, sudan más y… tienden a simplificar (o saltarse) su rutina de belleza. Pero según Galmiche, eso es un gran error.
"Saltarse la doble limpieza en verano es un fallo muy común. Hay que seguir con la rutina habitual, pero ajustando las texturas. La piel necesita estar limpia para que los productos penetren bien", aclara.
Y va más allá: durante los meses de calor, recomienda limpiar la cara tres veces al día (mañana, mediodía y noche) para evitar que los protectores solares y la sudoración obstruyan los poros.
La triple limpieza facial
Olvídate de pasar una toallita y salir corriendo. La tendencia ahora es la triple limpieza, especialmente en verano. Este método consiste en:
- Desmaquillar con un producto oleoso o bálsamo
- Limpiar con un gel suave que respete la microbiota de la piel
- Tonificar o equilibrar con una loción, agua floral o esencia sin alcohol
Este ritual, aunque suene intenso, es la mejor garantía para mantener tu piel fresca, luminosa y libre de granitos.
Cuidado con lo que eliminas de tu rutina de belleza
Además de la limpieza profunda, Galmiche insiste en no abandonar la hidratación y la protección solar, pilares básicos para combatir el envejecimiento prematuro.
"El combo sérum más protector solar es tu mejor aliado. El sérum potencia los beneficios del fotoprotector y mejora la resistencia de la piel", explica.
Eso sí, advierte que los protectores solares, aunque necesarios, ensucian mucho el poro, así que si los usas, la limpieza debe ser impecable.
Por el contrario, hay productos que conviene eliminar durante los meses más cálidos, como los exfoliantes, peelings y cosméticos con ácidos. "Durante estos meses de intenso calor, olvídate de exfoliaciones. Son productos muy invasivos y pueden dañar la piel al estar más expuesta al sol", concluye Galmiche.
El daño solar es acumulativo
Otro punto clave de la experta es la importancia de protegernos del sol de forma consciente y constante. Según Galmiche, muchas personas no saben que el capital solar, es decir, la capacidad natural de la piel para defenderse del sol, se agota hacia los 18 años.
A partir de ahí, todo daño solar es acumulativo y se traduce en manchas, arrugas, flacidez y pérdida de elasticidad. Por eso, el uso de protector solar con SPF 50 no es negociable. Y debe aplicarse incluso si no vas a la playa, porque el sol también impacta en la ciudad, a través del cristal o durante trayectos cortos.
Las palabras de la experta se puede resumir en lo siguiente: tu piel no perdona errores, pero sí recompensa los buenos hábitos.