Montse F. Frías Laura Mateo

El método alquimia que utiliza para trabajar la diseñadora de alta joyería y gemóloga Sara Benavente le permite crear joyas autobiográficas realizadas en metales nobles y gemas exclusivas.

[Cómo saber si un anillo de diamantes es verdadero]

"Comienzo haciendo una entrevista personalizada, de la que extraigo información sobre aspectos estéticos y visuales, pero también emociones, qué está viviendo en este momento esta persona, con el objeto de extraer los elementos que conforman su identidad, y a partir de ahí, pasar al siguiente paso en el que investigo símbolos ancestrales y arquetipos de toda la historia del mundo y asocio esos elementos de identidad con los símbolos", asegura la CEO fundadora de Sara Benavente Alta Joyería.

Y continúa: "A partir de ahí, empieza el proceso creativo, presento un boceto y posteriormente, pasamos al diseño en 3D, y finalmente al proceso en el taller".

Entrevista a Sara Benavente Laura Mateo

En MagasIN hemos compartido una masterclass con la diseñadora de joyas en la que nos revela cómo se eligen y valoran los diamantes. “Estas piedras que se formaron hace miles de millones de años, incluso más antiguos que algunas estrellas del firmamento. Formados en las entrañas de la tierra a unos 200 kilómetros de profundidad, en condiciones de altísimas presiones, 60 kilobares, y a una temperatura de más de 1.600 grados, son capaces de sobrevivir a la furia de los elementos durante milenios esperando a que alguien los encuentre”, asegura la gemóloga.

Y continúa: “Para empezar a entender este mundo de los diamantes, hay que conocer las llamadas 4Cs, que son los criterios para determinar su valor: color, carat, clarity, cut, que en castellano sería el color, el peso en quilates, la pureza y la talla” confirma.

La gemóloga mostrando el certificado de valoración de los diamantes.

Quilates

“La equivalencia de un quilate son 0,20 gramos o un quinto de gramo. Y esta palabra viene dada porque el peso de una semilla de algarrobo tenía una equivalencia similar. En griego, esta semilla recibía el nombre de carat. Así que cinco quilates son un gramo y un quilate son 100 puntos”.

Color

El segundo criterio es color y se valora la máxima incoloridad, es decir, la mayor transparencia. El color comienza con la letra D según la escala que utilizamos (A, B y C no existen) y el D es el máximo, el más valorado. Tendríamos hasta la letra Z y a partir de aquí empezarían los diamantes de color.

¿Los diamantes de color son más valorados que los transparentes?

Pues según, porque es cierto que los de color son mucho más escasos. Sólo uno de cada 10.000 diamantes que se encuentran en la naturaleza es un diamante fancy de color natural. Pero en ocasiones, si comparamos el de color con otro de a lo mejor de diez quilates con unas calidades determinadas, pues quizá sea más valioso el transparente porque se miden muchísimos parámetros.

En alta joyería se utilizarían hasta la letra H, y yo en concreto, trabajo hasta la G, pero hay joyeros que continúan hasta la H porque la I ya tiene algo de color y se aprecia que amarillea un poco. Y el resto de la escala se utiliza en joyería comercial.

Pureza

“En cuanto a la pureza del diamante, utilizamos por un lado, una lupa de diez aumentos y una aplicación con la que se puede ver de una manera mucho más clara. Para utilizar la lupa hay que tener el ojo entrenado, y vale para graduar y realizar el certificado de la gema. Existen lupas binoculares que llegan a tener 30 aumentos, en las que podemos ver dentro todo tipo de inclusiones o errores estructurales en las gemas. Puede haber cristales de granate, espinela, calcita, olivina, sílice... Pero también podemos encontrar plumas, que son fracturas internas leves, y también naturales que es la formación de un diamante dentro de un diamante”.

Las herramientas de trabajo de un gemólogo para valorar diamantes.

¿Cuántas más inclusiones dentro del diamante peor valoración?

Cuantas menos inclusiones mejor. Se busca que esté lo más limpio posible. Las inclusiones en un certificado están reflejadas no sólo por el tamaño y el tipo de inclusión, sino también dónde están ubicadas. Si están en tabla se penaliza muchísimo más su graduación.

La talla

“La talla brillante moderna la diseñó Tolkowsky en 1919, que se consigue con la combinación del fuego más vivido con el lustre o el brillo más intenso. El fuego es la refracción, es la luz entrando en la superficie, atravesando el diamante y volviendo a salir” afirma.

Y continúa: “Hay diamantes que tienen más de 58 facetas, y eso es porque a lo mejor había una inclusión muy fea o había un error estructural y se crea una faceta extra para justamente evitar que sea vista”.

El diamante se trabaja desde un bruto, con un peso a lo mejor de dos quilates en bruto, y hay que conseguir optimizar al máximo esa piedra, sin perder las proporciones. Se pierde muchísimo peso al retallar, tanto como un 50 o 60% del bruto.

¿Hay alguna talla que sea mucho más valorada que el resto?

Esto depende de los gustos. Lo que sí es cierto, es que la talla brillante es la que más saca las bondades del diamante de forma natural. También tenemos baguette, princesa, oval, marquesa, corazón, radiant, pera, cojín, trillion...

Sara Benavente en un momento de la masterclass.

¿De qué depende la talla?

Fíjate que esto está muy relacionado con lo que decíamos antes, ¿cómo están las inclusiones dentro del diamante? A lo mejor una talla princesa le beneficia... Se trata de hacer verdaderos estudios de la gema. Yo tuve la oportunidad en Tel-Aviv, de trabajar con un broker de diamantes, y metían el bruto en una máquina que estudiaba el centro de la piedra y se veía cómo estaba conformada. Antiguamente no era así.

Ahora contamos con una tecnología muy avanzada y directamente se puede estudiar por dentro y decidir qué van a hacer con ella. Y muchas veces también lo decide la demanda del mercado.

Cada diamante va acompañado de un certificado en el que consta todas estas características y se detallan las inclusiones: pluma, nube, etc. Y en el filetín del diamante se graba el número de certificado, que es el DNI de la piedra en su interior, lo que aporta bastante seguridad. En ese espacio tan diminuto hay quien graba alguna frase o las iniciales de alguien...

¿Cuál es la talla más demandada?

Para las bodas y pedidas de mano, históricamente, siempre ha sido la talla brillante, la favorita. Pero es verdad, que ahora se están viendo otras tallas o combinación de varias o incluso piedras de color también en pedidas. La única talla que desaconsejo, es la talla lágrima, por su connotación. Quizás elegir la lágrima en el comienzo de una relación no tiene mucho sentido…

Diamantes Fancy

“Son los diamantes más escasos, ya que sólo uno de cada 10.000 es fancy y de color y podemos encontrar un amplio espectro de tonalidades desde rojos y rosas, hasta amarillos y naranjas, pasando por morados, azules o verdes increíblemente valiosos y de belleza arrebatadora” asegura Sara Benavente.

Desayuno con diamantes

El famoso diamante Tiffany es un diamante amarillo que se descubrió en 1877 en la mina de diamantes Kimberley de Sudáfrica, siendo su peso de 287 quilates. Fue comprado por Charles Lewis Tiffany por 18.000 dólares y la piedra sin tratar se llevó a París, donde un reputado geólogo decidió cómo había que tallarlo, qué forma darle y cómo aprovechar todas las bondades de este diamante. Él supervisó el corte y decidió la forma Asscher con 82 facetas, 24 más que la talla brillante moderna.

De 287 quilates iniciales, se quedaron en 128, el resto se desechó.

La primera en lucirlo fue Mary Crocker Alexander, nieta de uno de los ejecutivos del primer ferrocarril transcontinental en Estados Unidos y esposa del diplomático Edwin Sheldon Whitehouse, y ocurrió en el baile solidario patrocinado por Tiffany en 1957 en la mansión Marble House de los Vanderbilt en Newport. Después, fue la actriz Audrey Hepburn quien lo lució durante la sesión de fotos promocionales para el filme Desayuno con diamantes (1961). El utilizado para la película era una réplica

Como curiosidad, esta pieza sólo se ha puesto a la venta una vez en 1972, y Tiffany contrató una página completa del New York Times, para anunciar que el diamante estaba disponible para quien pudiera pagar los 5 millones de dólares del momento, que puede llegar a los 25,8 millones actualmente. Y nadie quiso comprarlo. Hoy podría alcanzar los 500 millones fácilmente y está expuesto en la joyería en Nueva York.

¿Trabajas con todo tipo de piedras preciosas?

He de decir que el diamante es mi gema preferida. Después de trabajar con un broker de diamantes durante años, es cierto que se ha creado una relación muy sólida y muy beneficiosa. Y entonces consigo diamantes de manera muy ágil y a precios muy ajustados. 

Yo no tengo un local y ese tipo de costes los puedo reducir. Conseguir un 'diamante de bolsa' a esos precios es muy beneficioso para mis clientes. Mi trabajo es profundo, personal y requiere de muchas horas, por lo que realizo piezas de joyería a partir de 2.000 €.

¿Cuentas con ayuda externa?

Trabajo con artesanos de Madrid, por lo que considero que mi trabajo es muy sostenible. Según el tipo de pieza, a veces requiere diseño 3D y acudo a la alta tecnología para realizar un render.

Y en otras ocasiones, el proceso de principio a fin es con un joyero de astillero con un 'tocho' y a partir de ahí, se realiza la pieza. Se esculpe a partir del oro y otras veces se pasa a 3D y a impresora 3D y de ahí sale. Pero siempre va a pasar por el artesano, porque tiene que dar el acabado, tiene que concebirla... Para mí, aunque esté diseñado en 3D, el artesano tiene un papel fundamental.

¿Cómo es tu proceso de creación? Porque dices que sólo trabajas con ocho proyectos al mes máximo.

Para mí, es muy importante que que cada joya que realizo tenga todo el sentido para la persona a la que está destinada. Entonces realizo un proceso de mucha introspección que requiere mucho esfuerzo, y es por ello, que solamente puedo trabajar un máximo de ocho proyectos al mes para para dedicar todos mis esfuerzos y todo el talento para esta persona.

¿La sostenibilidad y el impacto social están presentes en tus proyectos?

Para mí la sostenibilidad va más allá de utilizar oro reciclado, o incluso valerme de otras gemas, y restaurar o reconstruir a partir de otras piezas, que también lo hago. La sostenibilidad es mucho más profunda y eso significa contar con artesanos que realmente realizan artes ancestrales que se están perdiendo.

Mi objetivo es que esto puedan vivirlo mis nietos, que esa manufactura exquisita se siga valorando, que no se corten procesos, que cada joya se realice con el tiempo y con los esfuerzos y con el intelecto necesarios, que eso, lamentablemente hoy en día se está perdiendo. Aparte del oro reciclado y de utilizar unos minerales que vengan de minería sostenible y todos estos aspectos que también considero que son importantes.

Tienes en consideración siempre el origen de los materiales...

Todos mis proveedores están auditados y además, en cada certificado que emito con cada una de mis joyas, siempre determino que, por ejemplo en los diamantes, que ha pasado el proceso Kimberley y que son diamantes libres de conflicto. Hay que darlo por sentado, pero también hay que reflejarlo y que sea algo constatado.

¿Tiene sentido el precio de los diamantes sintéticos?

Son diamantes que están creados con las mismas propiedades tanto físicas como ópticas de un diamante natural. Hay dos métodos diferentes para hacerlos. A través de altas presiones y altas temperaturas, que consiste en emular esa atmósfera en la que se crea el diamante en la naturaleza. Y otro es el método CVD, por el que se introduce una semilla del diamante natural y a partir de ahí, se va creando el diamante sintético. De manera que es un diamante sintético creado a partir de diamante natural.

Para mí, esto no es alta joyería porque para empezar, no hay escasez. Es un producto que se crea en un laboratorio. En los certificados sí que consta que sea natural o sintético.

En cuanto al precio se refiere, bajo mi punto de vista no está muy justificado que alcancen esos valores. Son precios demasiado elevados y no está justificado.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad hay varios factores que entran en juego. Por ejemplo, en cuanto al consumo energético, es cierto que el diamante sintético consume 750 kilobares de energía para crear un diamante de un quilate. En el diamante natural se consumen 80, con lo cual estos 750 equivaldrían al consumo medio de un hogar durante 21 días. Desde mi punto de vista, el diamante sintético no debería estar posicionado como la opción ecológica o sostenible.

Y desde el punto de vista social, se habla mucho del diamante natural y la financiación de guerras, la esclavitud de los niños. Esto hoy en día, debido a la gran trazabilidad ha mejorado muchísimo. Dicen los datos que estamos hablando de un 0,2% de 'diamantes de conflicto' en el mundo. Con total exactitud no se puede saber, pero es verdad que hay mucha mala prensa alrededor del diamante natural.