España cierra un mes negro de violencia machista: se ha cobrado la vida de nueve mujeres y un niño de dos años en el que ya es el segundo junio con más víctimas de la última década. Representan más de una tercera parte de los 21 feminicidios que han tenido lugar desde que comenzó 2025. La mayoría se produjeron en un lapso de 48 horas.
"Emergencia nacional" fueron las dos palabras con las que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se refirió el pasado 26 de junio al repunte de casos que ha tenido lugar en distintos puntos del país —Las Palmas, Guadalajara, Gijón, Getafe, entre otros—.
Ante este escenario, el Ministerio de Igualdad ha convocado un comité de crisis para el próximo 10 de julio, del que espera la participación de todas las Comunidades Autónomas: "La alarma es real", ha advertido la ministra Ana Redondo.
Paralelamente, está trabajando con el Ministerio del Interior para reforzar la coordinación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de los servicios de atención de cara al verano, dado que esta temporada del año suele relacionarse con un incremento de los hechos delictivos de esta naturaleza.
A nivel institucional, "se ha lanzado el recordatorio de que debemos extremar todas las precauciones", confirman desde el Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil, ante la alarma de la estación estival.
Los meses más críticos
De junio a septiembre, las vacaciones propician periodos de mayor convivencia en los que "los problemas y las actitudes de superioridad con respecto a la mujer se evidencian más", explica Esther Erice, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género en declaraciones a EFE.
Imagen de archivo de una concentración contra la violencia machista en 2024.
El organismo del Poder Judicial reconoce que "la gravedad de los hechos es evidente". Por su parte, la abogada y expresidenta del Observatorio, Ángeles Carmona, explica que en estas fechas hay más situaciones de ocio en las que el maltratador actúa porque "pierde el control de la víctima", así como un mayor número de "quebrantamientos".
A esto, "se suma otra circunstancia muy grave", asegura, refiriéndose al hecho de que los niños pasan más tiempo en los domicilios, al no tener que ir al colegio: "Muchas víctimas se enfrentan a sus agresores con el fin de que no maltraten a los menores, y eso las pone en una situación de grave vulnerabilidad".
La relación entre el aumento de las temperaturas y la violencia es algo en lo que han incidido múltiples estudios en las últimas décadas. En 2018, por ejemplo, investigadores del Instituto Carlos III publicaron un estudio basado en los 23 asesinatos machistas acaecidos entre mayo y septiembre de ese año en Madrid.
En el documento, constataban que cada incremento de 1 °C de la temperatura por encima de los 34 °C se asocia con un aumento del 30% del riesgo de agresión machista. Al final de una ola de calor, según el documento, el riesgo de que la agresión contra una mujer termine en asesinato sube hasta el 40%.
Otro informe publicado el pasado abril por la Iniciativa Spotlight de la ONU llega, incluso, a vincular esta tendencia con el cambio climático, asegurando que las condiciones meteorológicas extremas, los desplazamientos, la inseguridad alimentaria y la inestabilidad son factores que aumentan la prevalencia y la gravedad de los casos.
El miedo a denunciar
Al margen del factor estacional, otra cuestión que el repunte de feminicidios ha vuelto a poner en el foco es la relativa a la denuncia. 2024 se cerró con un total de 48 casos —el equivalente a uno cada 7,6 días—, y en el 70% de ellos las víctimas no habían presentado denuncia previa. En contraste, de los crímenes vicarios contabilizados el año pasado, en el 83% sí la había.
Servicio de atención a las víctimas de violencia de género (016)
Teléfono: 016. WhatsApp: 600 000 016. Correo electrónico: 016-online@igualdad.gob.es
De las víctimas de junio, hasta la fecha solo se sabe que una de ellas figuraba en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén). Las demás, pese a que en algunos casos sus agresores habían sido condenados en el pasado por agredir a exparejas, no figuraban en él, como tampoco lo hacen muchas otras mujeres.
Para el Teniente Daniel Moreno, jefe del EMUME, no es algo nuevo: "Lo que encontramos a menudo es que la víctima interpone denuncia y luego da un paso atrás o bien se identifica un episodio de violencia de género, pero esta no quiere denunciar".
Hay múltiples factores en juego para decidir no tomar una decisión así: el que más suele pesar, el "miedo", pero también "la pena hacia el agresor" o la "inseguridad". Hay, lamenta, situaciones en las que "la víctima no se ve preparada para recibir ayuda", entre otras múltiples circunstancias que pueden explicar la ausencia de denuncia.
En estos casos, recuerda, el papel del entorno es crucial. "Muchas veces, cuando analizamos los casos, vemos que la familia era conocedora del problema", destaca. La labor de investigación se dificulta aún más en las zonas rurales: "Son entornos en los que se conoce todo el mundo, es más íntimo", dice.
En 2024, un 40% de las asesinadas residían en municipios de menos de 20.000 habitantes. El aislamiento, la falta de recursos, la normalización de la violencia y las mayores dificultades para acceder a servicios de apoyo y refugio también influyen en este aspecto.
En declaraciones a esta revista, los familiares de una de las víctimas asesinadas en junio insisten en que "una llamada puede salvar una vida" y piden más sensibilización en la sociedad. Carmona coincide: "La violencia se puede detectar. Podemos salvar vidas poniendo los hechos en conocimiento de las autoridades".
En declaraciones a Magas, la abogada experta en género subraya que las administraciones también "deben hacerlo muy bien y coordinarse para tejer una red de protección lo más tupida posible. Las mujeres tienen que sentirse seguras y confiar en las instituciones".
Recuerda que la orden de protección debe acompañarse con una suspensión del régimen de visitas en el caso de que estas tengan menores a cargo: "Sus hijos van a estar a salvo; existen muchísimos recursos asistenciales, no solo casas de acogida, sino también ayuda económica y psicológica".
Imagen de archivo que ilustra el drama de la violencia de género.
Asimismo, en declaraciones a Magas, secunda la alerta lanzada hace unos días por el Observatorio, que advertía de que la negación de la violencia machista puede tener un "efecto directo en la seguridad y en la vida" de quienes la sufren.
La letrada pone el foco en la juventud: "Vemos cada vez más situaciones de rechazo y las redes se han convertido en un caldo de cultivo para la violencia de género".
Considera que la sensibilización es una "asignatura aún pendiente en España", si bien destaca que "muchas mujeres jóvenes sí se atreven a denunciar y a la mínima son capaces de contar lo que les pasa".
Para hacer frente a estas dinámicas desde la educación, sugiere: "Es clave que los docentes estén formados para saber detectar estos problemas y crear un ambiente de confianza en los hogares y colegios, para que las niñas, que empiezan a entrar en relaciones a partir de los 14 años, puedan identificar los primeros indicios del maltrato, que suelen ser muy sutiles".