Hace tan sólo un mes, con motivo del Día Internacional de la Mujer celebrado el pasado 8 de marzo, la Fundación SM publicó un estudio sobre las 'Perspectivas sobre la igualdad, el feminismo, la violencia machista y las relaciones afectivo-sexuales'. Los resultados de la encuesta, realizada a jóvenes entre 14 y 29 años, revelaron que el 81% de los adolescentes creen que la educación feminista es aún insuficiente

Sin embargo, las conclusiones de este estudio también han arrojado otros datos preocupantes: Tan sólo un 24% de los hombres se consideran feministas, sabiendo, el 62%, que el objetivo del movimiento es conseguir la igualdad de mujeres y hombres.

Estas informaciones exhiben una realidad muy presente en las aulas de los colegios e institutos de España: El estado de la educación en igualdad entre los más jóvenes. Como explica la catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), María José Díaz-Aguado, a EFE: "Si este tratamiento específico que ayuda a tomar conciencia de cómo empieza la violencia machista comienza a abordarse en 1º de la ESO, probablemente llegue tarde también a los chicos en situación de riesgo".

Por ello, para comprender qué actividades se llevan a cabo actualmente en la enseñaza y conocer cuáles son las inquietudes de los chicos y chicas del país, en MagaSIN hemos hablado con profesores y profesoras de colegios e institutos, además de profesionales en la materia de género que abordan el aspecto en las aulas de forma periódica.

La igualdad en las aulas

A la hora de comprobar si sigue existiendo un comportamiento machista o sexista en las escuelas, no hay que observar sólo los patrones de comportamiento más extremos. Basta con mirar con la lupa cómo actúan los alumnos y las alumnas día a día, en la más pura cotidianidad de la escuela. 

Aunque éste es un tema que ha avanzado con el tiempo, a la hora del descanso en el recreo, se sigue apreciando diferencias entre lo que hacen los niños y las niñas: los niños al fútbol, las niñas... lo tienen más complicado. "Hay niñas que juegan al fútbol. Lo que si hay menos son niños que se vayan a jugar con niñas", afirma Aurora Figueredo, profesora en el Colegio Antonio Machado de Sevilla. "Los niños y las niñas siguen yendo por separado", declara Nieves León, profesora también en el colegio sevillano.

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Otro de los aspectos en el que se puede advertir estas diferencias es a la hora de elegir qué estudios futuros van a realizar. "El tema de asociar magisterio o auxiliar de guardería, enfermería, o carreras que de alguna manera sí están orientadas educacionalmente a la mujer se sigue viviendo", explica Nieves León. No obstante, esta cuestión va cambiando con el tiempo como cuenta Aurora Figueredo: "Yo noto que hay muchas chicas a las que parece que les gusta mucho el aspecto de la ciencia, estudiar alguna cosa relacionada con alguna ingeniería, eso va cambiando poco a poco".

Pero, si estas dos profesoras tuvieran que nombrar un motivo para explicar por qué se siguen reproduciendo comportamientos machistas, las dos coinciden: la educación familiar. En la mayoría de los casos, los alumnos y alumnas que realizan comentarios discriminatorios de forma explícita, dejan ver una herencia ideológica que han aprendido fuera de la escuela y la imitan sin pensarlo. "Copian el esquema familiar, copian el papel de la madre o el papel del padre con respecto a la madre y los repiten", nos cuenta Nieves León. 

Pablo Terrada trabaja en una consultora experta en género y diversidad del Puerto de Santa María, en Cádiz. Entre las muchas funciones que la empresa tiene, una de las más importantes es la actividad socioeducativa que desarrollan en las aulas. En el ejercicio de ésta, el entrevistado también ha podido observar la copia de algunas creencias familiares por parte de los alumnos: "Cuando hablamos de quienes nos enseñan a ser chicos y chicas, siempre mencionamos como uno de los agentes de socialización principales a la familia. En los primeros años de vida, es tanto en nuestra casa como en la escuela dónde pasamos más horas". 

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Aún así, Pablo Terrada también señala a los medios de comunicación como uno de los referentes que los adolescentes toman para copiar opiniones. "Te encuentras con criaturas de doce o trece años que tienen cierto mensaje grabado, que piensas: 'no han tenido a lo mejor, el procesamiento, ni la reflexión en torno a lo que están diciendo'. Simplemente van a escuchar algo y lo reproducen".

Precisamente, para combatir la inconsciencia propia de estas edades, se llevan a cabo diferentes iniciativas que tratan de explicar por qué es tan importante continuar con la lucha feminista. Y no sólo esto, la acción rápida ante actitudes que vayan en contra de esto, también es esencial. "Cuando escucho un comentario sexista, lo que hago es comentarlo en clase y, se intenta razonar y enseñar por qué esta fuera de lugar. Como casi siempre se ve que es por ignorancia, nuestra obligación es enseñarles", explica Aurora Figueredo.

La resistencia de los hombres 

Como hemos mencionado, los alumnos siguen mostrando reticencias ante esta materia. "Entre los hombres o entre los chicos jóvenes, los adolescentes, sobre todo, veo una situación poco reaccionaria. Esto puede pasar por el hecho de verse un poco descolocado por este nuevo papel protagonista que la chica está asumiendo, y no saber muy bien cómo comportarse", declara Pablo Terrada.

"Es cierto que existen casos de chicos que empiezan a plantearse si la masculinidad que le han vendido durante todos esos años les ha servido o les gusta. Y ahí encontramos una esperanza, pero al mismo tiempo también encontramos un problema, porque muchas veces se ve muy solitario.

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Eso de no seguir los mandatos, la manera tradicional o lo que uno espera de los chavales a ciertas edades, les supone un castigo social muy grande por parte del resto de los chicos que lo integran en su grupo de iguales", explica el entrevistado.

Ante esta realidad, Pablo Terrada apunta la teoría de la ganancia o el beneficio como la mejor clave para educar a los alumnos de la manera más efectiva: "Cuando no hay convicción, hay que tirar por la ganancia, y así hay que hacerle ver a los chavales cómo las desigualdades y la masculinidad que se les ha vendido, va en contra y es perjudicial para ellos mismos".

Educar a los más pequeños

Afortunadamente, sigue habiendo esperanza. Sonia Castillo, profesora de primaria en el Colegio Villalegre en Avilés, Asturias, trabaja día a día con los más pequeños. Además, es colaboradora de Macmillan Education, siendo usuaria del programa Heroes. Para ella, la educación en los valores de igualdad es esencial: "La educación feminista trasciende todo tipo de ideología y de política en el sentido de que la educación está al servicio del alumnado, y en las escuelas tenemos el deber de darles las herramientas para su desarrollo y formación integral".

Según su experiencia, ha habido muchos avances en esta materia que, aunque pueden parecer mínimos, son realmente significativos a ciertas edades tempranas. "Hay detalles que marcan diferencias. Por ejemplo, los libros de texto han contribuido a eliminar muchos estereotipos. Eso también ayuda. Y luego, pues sobre todo el alumnado más joven, en cuanto a actitud, en vestimenta, en juegos, ya se nota que ha evolucionado un poco esa estereotipación que había. Que aún así hay mucho, mucho que mejorar y que trabajar", afirma. 

Sonia Castillo

Sin duda, una de las cuestiones más esperanzadoras que nos cuenta la entrevistada es la del cambio en las relaciones que mantienen entre ellos. Desde hace unos años atrás, son los propios compañeros los que se advierten unos a otros si hay algún conflicto: "La mayoría de las veces son ellos mismos los que te corrigen o los que dicen: 'No, es que no hay de niños y de niñas, da igual'".

De esta manera, la comunidad educativa en España se suma así a la educación integral feminista, que trata de seguir corrigiendo los errores que se siguen cometiendo. Todavía hay retos pendientes, como explica Pablo Terrada: "Pasar del modelo de escuela mixta al modelo de escuela coeducativa. Que sea una cuestión transversal, que no se quede solamente en una asignatura. El cambio no se basa solamente en contenidos académicos, sino en el ámbito profesional, el currículo oculto, el currículo omitido que ambas cuestiones tienen que ver con el día a día, la cotidianidad, las relaciones humanas, el vivir dentro de la escuela".

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