El pasado once de marzo, una usuaria de Twitter llamada Belinda Styles contaba que estaba haciendo su Trabajo Final de Grado sobre la Discriminación Laboral de la Mujer en España y que necesitaba participación de “mujeres extranjeras, pertenecientes al colectivo LGTBIQ, a una religión determinada y/o con discapacidad”. Pedía participación a quien leyese el tuit y adjuntaba enlace con las encuestas, además solicitaba difusión. Contaba que necesitaba participación de mujeres que hubieran estado “en búsqueda de empleo, teniendo entrevistas e trabajo y/o habiendo trabajado”, y que sólo podían participar mujeres residentes en España.

No se había olvidado de las mujeres racializadas, apuntaba: lo iba a incluir en otra parte del trabajo que no se realizaba con encuestas. Pero hace sólo unos días, la joven alertaba de que había tenido que borrar todas sus encuestas: “Han publicado mi mensaje en ForoCoches con enlace a las encuestas. Me han arruinado el trabajo de meses en menos de 12 horas y tengo tres mil mensajes de tíos acosándome y mandándome a fregar”, denunciaba. Los ‘trolls’ aseguraban que Irene Montero “patrocinaba” ese trabajo e incitaban al odio y al boicot desde sus cuentas.

“Por esto es tan importante seguir dando visibilidad. Les molestan las discapacitadas, las extranjeras, las religiosas y las mujeres del colectivo LGTBIQ. Les molestamos las mujeres en generales somos un chiste para ellos. Irene Montero, tú no patrocinas mi TFG, pero sí este tweet de lucha”, escribía Belinda. “Lo aburrido que hay que estar para cargarse el Trabajo de Fin de Grado de una chica con comentarios de toda índole, destrozando todas las estadísticas. No os hacéis una idea de los comentarios que he recibido. Pero tranquilas, que volveré hacer todas las encuestas”, prometía.

Denunciaba también Belinda el acoso que había empezado a recibir en sus redes sociales personales, con comentarios como “otra que quiere vivir de las paguitas y del cuento” o “menuda rata de la sociedad”. Entre los comentarios ‘trolls’ estaban frases como “mi discapacidad es ser mujer; desde que nací necesito que me protejan y hagan webs y formularios rosas”: “Cumplo todas las opciones al ser una mujer negra, musulmana, homosexual, no binaria y sin brazos. He rellenado esta porque me faltan los dos brazos y he pensado que es la que más encajaba con mi situación”.

Y continúan: “Joder, hermana, mi paguita es guarrísima, entro un día a mi habitación a cuatro patas la muy cerda con un pepino metido por el culo y al final me la tuve que follar por los agujeros que tenía libre”. O cosas como: “Las feministas son mujeres poco agraciadas que pagan con los hombres sus fracasos como mujeres. Sois unas perdedoras, las mujeres de verdad aman a los hombres”. O: “Soy una mujer pero también un helicóptero apache sin manos. Ser del colectivo LGTBI es lo que me califica como discapacitada. Me arrepiento de haberme cortado el rabo que dios me dio”.

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