Eleanor Wadsworth, una pionera y una de las últimas "mujeres Spitfire" supervivientes que durante la Segunda Guerra Mundial transportó aviones al frente, falleció en diciembre tras una corta enfermedad. Nacida en Nottingham en 1917, murió en la ciudad inglesa de Bury St. Edmunds a la edad de 103 años.

Fue una de las 165 mujeres que formó parte del programa de la asociación ATA (Auxiliares de Transporte Aéreo), encargado de llevar los aviones desde White Waltham (en Berkshire) al frente de combate. Se trataba de un importante servicio proporcionado por civiles que permitía a los pilotos de la RAF (Royal Air Force) concentrarse en las campañas militares y estratégicas. 

Según datos del ATA, alrededor de 1.250 hombres y mujeres de 25 países transfirieron más 300.000 aviones de 147 tipos diferentes a los soldados. Los pilotos de la ATA habían registrado al final de la guerra más de 400.000 horas de vuelo y cumplieron su misión pese a volar sin instrumentos, instrucciones de vuelo o radios, y siendo muchos de ellos inexpertos.

Wadsworth comenzó su carrera como asistente de arquitectura, trabajando para la ATA y participando en la construcción de instalaciones en las piscinas de ferri. Fue allí, en 1943, donde vio un aviso en el que se pedía a personas sin experiencia de vuelo, incluidas mujeres, que se capacitaran para convertirse en pilotos de la ATA.

"Disfruté de mi trabajo, pero estaba lista para un nuevo desafío. La idea de aprender a volar gratis fue un gran incentivo. Escribí mi nombre y no pensé mucho en eso", contó en una entrevista en 2020

Pasó todos los controles médicos y, según la historiadora Sally McGlone, fue una de las primeras seis candidatas exitosas en ser aceptadas con poca o ninguna experiencia de vuelo previa. Además, en ese momento solo se ofreció plaza a uno de cada cuatro candidatos.

Pasión por el Spitfire

Wadsworth, que en ese momento tenía 25 años, recordó la reacción de su madre al enterarse de que se iba a convertir en piloto: "Bueno, si la ATA confía en ti para volar sus caros aviones, ¿quién soy yo para discutir con ellos?".

Comenzó su aprendizaje en la Escuela de formación de vuelo inicial de ATA en Thame, una ciudad del condado de Oxfordshire, y voló sola después de solo 12 horas de entrenamiento. "No es tan difícil aprender a volar si te enseñan correctamente. Pero se necesita mucho tiempo para poder volar perfectamente", aseguró.

Tal y como contó a la BBC la autora Karen Borden, que entrevistó a Wadsworth para un próximo libro, "como muchas de las mujeres piloto, era increíblemente humilde acerca de su contribución al esfuerzo de la guerra". "Ella bromeó acerca de cómo volar 'recto y nivelado' era su marca... y lo maravilloso que era volar por su cuenta", dijo Borden.

Como parte de su formación, Wadsworth aprendió sobre navegación, meteorología, motores y, lo que es más importante, lectura de mapas. “No tuvimos contacto con el suelo. No había radios, así que tuvimos que confiar en los mapas”.

Durante su tiempo en la ATA, desde junio de 1943 hasta septiembre de 1945, voló 22 aviones diferentes, incluidos el Hurricane, Spitfire y Mustang. Su favorito era, como el de muchos pilotos, el Spitfire: "Era un avión hermoso, excelente de manejar y tuve la suerte de poder volar 132 de ellos durante mi tiempo en ATA".

Además de por su profesión, las pilotos de la ATA fueron unas pioneras en todo lo relativo al mundo laboral. Y es que Wadsworth señaló en una entrevista a la organización BPHA que tenían el mismo salario que los hombres. "Probablemente nos adelantábamos años a nuestro tiempo, pero es correcto que todos reciban el mismo salario por el mismo trabajo. Nos respetaban tanto como a los hombres. Por supuesto, hubo algunas burlas, pero nadie se lo tomó en serio".

Sobre si sintió miedo durante la guerra, contó que "hubo momentos en los que me sentí nerviosa, pero habíamos tenido una formación muy buena, aceptamos nuestra responsabilidad y seguimos adelante".

"Recuerdo haber oído que algunas de nuestras compañeras de ATA que trabajaban cerca de la costa sur habían detectado ataques enemigos y eso debió haber sido aterrador. Pero afortunadamente, no me encontré con eso".

Después de la guerra

Voló su último avión el 21 de septiembre de 1945, y no volvió a pilotar desde entonces. “Después de la guerra, me casé con Bernard, que era ingeniero de vuelo en ATA. Tuvimos dos hijos, George (ahora 73) y Robert (70), así que estaba ocupada criando a mi familia. Después de que los chicos dejaron la escuela, volví a mi carrera de arquitectura y trabajé para Greene King en Bury St. Edmunds durante 15 años antes de jubilarme".

La pareja estuvo junta 71 años, hasta el fallecimiento de su esposo Bernard, hace unos años, dejando también cinco nietos y siete bisnietos. Su hijo Robert dijo, en declaraciones recogidas por BBC, que ella había sido "una madre maravillosa, una abuela y bisabuela adorada".

Otras pilotos

Las hazañas de las "mujeres Spitfire", como se conoce a esas pilotos, han recibido más atención en los últimos años, tras la publicación en 2008 del libro Mujeres Spitfire de la Segunda Guerra Mundial, escrito por Giles Whittell.

Entre esas valientes mujeres estaba Diana Barnato Walker, que murió en 2008 a los 90 años y entregó 260 Spitfire desarmados desde las fábricas a los aeródromos de la RAF entre 1942 y 1945.

El periódico The Guardian también destacó a Molly Rose, que voló 486 aviones y sobrevivió a un accidente después de experimentar una fallo del motor mientras volaba un Swordfish en Shropshire.

También Joy Lofthouse, que se unió a la ATA con su hermana en 1943 y voló aviones, incluidos bombarderos Barracuda, cazas Mustang y Spitfire. O Mary Ellis, fallecida en 2018, que voló 76 tipos de aeronaves y logró 1.100 horas de vuelo.

Wadsworth era una de las tres últimas mujeres piloto de ATA supervivientes, junto con la estadounidense Nancy Stratford y la británica Jaye Edwards, que vive en Canadá. 

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