La polémica está servida a partir de un estudio del Ministerio de Igualdad bautizado como Noches seguras para todas y que ha pisado varias ampollas. El documento, realizado por la Federación Mujeres Jóvenes -que se reunió con Noelia Vera, secretaria de Estado- pretende “arrojar luz sobre las violencias sexuales que las mujeres sufren en los contactos de ocio nocturno”.

En el estudio se subraya que los hombres “ejercen constante ejercicio de violencia sexual cuando las mujeres salen de fiesta” y que “se apropian del tiempo de ocio nocturno de las mujeres jóvenes reclamándolas sexualmente de manera insistente”. Así lo compartió la cuenta oficial de Twitter el Ministerio de Igualdad, contando que Vera se había reunido con la asociación para conocer este proyecto y adjuntando la investigación completa y el manual de sensibilización junto al hashtag #ViolenciasSexuales y #NochesSegurasParaTodas.

“Los hombres llevan a cabo estrategias para acceder a los cuerpos de las mujeres que suponen un ejercicio de violencia machista en sí mismas”, escriben. “A través de los relatos de las mujeres conciencias y no concienciadas participantes en la investigación, hemos podido clarificar alguna de las estrategias que los hombres llevan a cabo para ‘aprovecharse’ de ellas en los contextos de ocio nocturno, estos modus operandi de los hombres representan el poder masculino en la cotidianidad de las mujeres”.

Se refieren a que todas las mujeres viven “de manera frecuente la invitación a alcohol y drogas por parte de los hombres, señalando que lo hacen con la ‘intención de verte como más débil, más vulnerable, más manipulable’”: “Entienden que para ellos es una herramienta eficaz que les permite relacionarse con ellas en estado de embriaguez e intentar ‘llevarte por el otro camino para aprovecharse de ti’”, apunta el estudio.

Intercambio sexual

Contaban las entrevistadas que, una vez que las invitan a alcohol, los hombres mantienen una “actitud vigilante” con ellas a lo largo de toda la noche hasta encontrar “el momento el ataque, cuando están más borrachas”. La investigación señala que “para las mujeres la invitación conlleva claramente un intercambio sexual”, y que, ante esto, las mujeres que dicen haber pasado por un proceso de toma de concienciación de lo que se supone que estas invitaciones apuntan “han decidido no aceptarlas”.

Describen también estas mujeres que cuando los hombres tienen dinero en las discotecas “hacen ostentación del mismo” y no sólo las invitan a una copa, “sino a botellas de alcohol, cachimbas, tabaco y a estar con ellos en el reservado, que alquilan para toda la noche”: “Las mujeres no sólo ven en ello una estrategia para conseguir un contacto sexual, sino una actitud mercantilista y cosificante que las denigra”.

Un testimonio al respecto: “Estaba yo con mis amigas tranquilamente, a nuestro rollo, moviendo el culo, y se nos acerca una camarera con una botella diciendo ‘os han invitado esos de ahí’, y luego te empiezan a decir: ‘Vente al reservado, vente al reservado que tenemos tabaco, tenemos cachimba, tenemos alcohol, tenemos de todo eso (…) literalmente se creen que te pueden comprar con eso”.

Hablan de “sumisión química”: de cómo le echan “una gotita” de droga en la copa cuando se despistan y que “siempre hay que estar muy pendiente”. Otra estrategia que han detectado las participantes es que los hombres les “generan confusión haciéndolas creer que van muy borrachas o drogadas cuando no es así para llevárselas del local o de la fiesta donde estén para quedarse a solas con ellas”.

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