La historia de la brujería en España es muy amplia y durante siglos, cientos de mujeres fueron acusadas injustamente de cometer actos sobrenaturales. Pero el siglo XVII ocupa un capítulo especial que el pueblo catalán de Sant Feliu Sasserra que se recuerda cada año. En esa época, cerca de 400 mujeres de toda Cataluña fueron acusadas de ser brujas y ajusticiadas.

Algunos de esos episodios ocurrieron en este municipio de la provincia de Barcelona, donde, entre 1618 y 1648, se procesó a 23 mujeres y al menos seis de ellas fueron ejecutadas en el Serrat de les Forques. Todas ellas fueron detenidas e interrogadas, lo que solía conllevar la tortura hasta que confesaban ser brujas.  Después se las juzgaba aunque, como cuenta José Romero Beltrán, alcalde del municipio, si llegaban al juicio solía significar que iban a ser condenadas.

Lo curioso de Sant Feliu es que, a diferencia de lo que se suele pensar, sus juicios eran civiles. Es decir, la Inquisición llevada a cabo por la Iglesia no tenía nada que ver en estos casos concretos. Por ese motivo, en vez de quemarlas en la hoguera la ejecución era el ahorcamiento público

"Es importante destacar que la Inquisición no intervino aquí. Siempre había personajes que vivían un poco del cuento y decían que sabían si una mujer era bruja o no. Eran también como brujos o 'exbrujos' y hacían una prueba con la persona, por ejemplo, echarle agua bendita, y decían: ‘Esta es bruja’", explica a MagasIN. 

Algunas de las actas originales de estos procesos todavía se pueden consultar y se encuentran en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander ya que, Ramón Vinader, un abogado y político oriundo de Vic, se las entregó al escritor en el siglo XIX. Entre las condenas que se conservan están los nombres de Felipa Gallifa, Montserrat Fàbregas (a) "Graciana", Joana Pons, La Vigatana, Joana Mateus o Rafaela Puigcercós. 

Interpretación del juicio a las brujas de la Feria de 2018. Eva Freixa Ayuntamiento de Sant Feliu Sasserra

La realidad, es que el único delito de esas mujeres fue "estar mucho más adelantadas de lo que correspondía en la época". "Muchas veces conocían muy bien las hierbas y las usaban para hacer curas, algunas ayudaban a hacer las escrituras de padrones... En definitiva, molestaban a los que mandaban, así que se inventaron esto de la brujería y fueron a por ellas", asegura Romero. 

El 'ahorcamiento' anual

Por esa razón cada año, en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, las brujas regresan para la celebración de la Feria de las Brujas (que este año ha sido cancelada por la pandemia), en la que "se homenajea a estas mujeres que pagaron el pato". 

Durante los días de celebración se puede ver un pasacalles esotérico que recorre los rincones más tenebrosos del pueblo. Además, las calles se llenan de puestos de artesanía, personas que hacen de videntes, fabricantes de pócimas y todo tipo de personajes sacados de las historias y las leyendas de brujas.

Uno de los actos más destacados de la feria es la representación teatral de la plaza Mayor. "Se muestra cómo se acusa a una mujer de brujería y se lleva a cabo todo el proceso. Al final se la conduce en un carro al prado donde se hacían las ejecuciones", explica Carlos Mesa, periodista y uno de los propietarios de la empresa de rutas turísticas Planeta Insólito, especializada en los viajes por lo misterioso y oculto.

La representación teatral se realiza al aire libre el 1 de noviembre, día de Todos los Santos. Eva Freixa Ayuntamiento de Sant Feliu Sasserra

Uno de los momentos más impresionantes para el público es la ejecución de la bruja, a la que terminan ahorcando. "Lo hacen muy bien la verdad, porque parece que la pobre chica que interpreta el papel de verdad está ahorcada, aunque por supuesto lleva un arnés para no hacerse daño", cuenta Mesa, que ha asistido varios años. "La verdad es que cada año estaba a reventar de gente porque esto de la brujería llama mucho la atención".

Este municipio es un importante referente debido a su gran riqueza histórica, por lo que en Semana Santa también se realiza una feria histórica en la que se explican los procesos de caza de brujas.

Y es que, aunque en el imaginario colectivo ser relacionan más las leyendas de brujas con lugares como País Vasco (por ejemplo, las brujas de Zugarramurdi) o Galicia (zona de meigas), la realidad es que Cataluña es una tierra con una amplia tradición de brujería y esoterismo. 

Las brujas de Viladrau

Otro de los lugares con más tradición de brujería es el municipio de Viladrau, situado en Girona, y también "conmemora cada año uno de sus episodios más trágicos", tal y como califican estos terribles actos cometidos durante siglos contra mujeres, en la página de turismo municipal. 

Desde el año 1997, Viladrau rememora la persecución de las brujas a través de un espectáculo teatralizado de música, baile, luz y fuego en el centro de la plaza Mayor.

"Se cuenta que la noche del 2 de noviembre de 1617 hubo una reunión de brujas en los bosques de Sant Segimon. Hacían pócimas, se ponían ungüentos, bebían infusiones de plantas y llegaban al éxtasis. Al cabo de unos días se produjo una granizada tremenda que destruyó todas las cosechas y a partir de aquí hubo una cacería de brujas, a las que se culpó de aquel desastre", explicó Imma Gómez, concejal de Cultura de Viladrau, al Periódico de Cataluña.

Según ese mismo medio, no hay pruebas sobre ese aquelarre concreto, pero los interrogatorios y la matanza de mujeres "están bien documentados" y se conocen al menos 14 nombres, "así como la cadena de inclemencias meteorológicas que tuvieron lugar aquellos años".

Lo que sí es seguro es que durante parte de la Edad Media y la Edad Moderna miles de mujeres fueron acusadas, perseguidas y asesinadas de diferentes formas en toda Europa (no solo en España) por supuestos actos que contradecían las creencias de la época.

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