Algunas son legendarias, otras poco conocidas pero todas ellas han tenido un papel clave en la II Guerra Mundial. Recuperamos las historias de mujeres excepcionales cuyo nombre ha quedo impreso en la historia del conflicto bélico.

Cada historia es un ejemplo de lucha por la libertad. Princesas, espías, francotiradoras, inventoras, actrices... una multiplicidad de perfiles de mujeres que se negaron a pasar al margen del conflicto que asoló el mundo durante seis años y que recoge la BBC.

Cheng Benhua: líder de la resistencia

Cuando Japón invadió a China en 1937, Cheng Benhua dirigió un movimiento de resistencia local. Fue capturada y encarcelada y su foto, antes de ser ejecutada en 1938, se ha convertido en una imagen de desafío.

La historia detrás de la imagen es estremecedora. Sus captores la habían violado en grupo, pero ella parece sonreír ante la muerte: los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza levantada hacia la lente.

Su pose es rememorada en una estatua de cinco metros en Nanjing, donde ocurrió una de las peores masacres de la guerra, cuando hasta 300.000 hombres, mujeres y niños chinos fueron masacrados por las tropas japonesas.

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Noor Inayat Khan: la princesa espía

Noor Inayat Khan vivió una doble vida durante el conflicto: era, a la vez, una princesa india y una espía británica. Nacida en Moscú, hija de un padre indio y una madre estadounidense, estudió en París y sus habilidades lingüísticas le dieron un lugar en el legendario  Ejecutivo de Operaciones Especiales Británicas (SOE).

Los agentes de las SOE se lanzaron en paracaídas sobre la Francia ocupada durante la guerra para sabotear las actividades nazis, ponerse en contacto con la resistencia francesa y espiar los movimientos de tropas. Inayat Khan trabajó como operadora de radio, cambiando constantemente de ubicación, pero fue capturada por la Gestapo, interrogada y torturada.

Intentó escapar varias veces pero siempre la volvían a capturar y sus condiciones de detención se hacían más severas. Se cree que no dio información de valor a los alemanes, que solo la conocían por Madeleine, su nombre en clave, y tampoco sabían que era india.

Fue asesinada a tiros en el campo de concentración de Dachau el 13 de septiembre de 1944. Se erigió un monumento a su valentía en Gordon Square Gardens en Londres.

Lyudmila Pavlichenko: Lady Muerte

Lyudmila Pavlichenko es una de las francotiradoras más mortales de la historia, con 309 asesinatos confirmados de soldados alemanes tras la invasión nazi de la Unión Soviética en 1941. Docenas de sus víctimas eran francotiradores enemigos, atacados por una mujer que se ganó el apodo de Lady Muerte por sus acciones durante los asedios de Sevastapol y Odessa.

Pese a sus logros, esta heroína soviética condecorada fue eliminada en gran parte de la historia. "La narrativa soviética sobre la Segunda Guerra Mundial se centró en la imagen de un valiente soldado, un hombre", señala a la BBC la activista de igualdad de género Iryna Slavinska. "Las mujeres no eran parte de esa narrativa".

Nancy Wake: el ratón blanco

Nancy Wake tenía fama de luchadora mortal y bebedora implacable. Nació en Nueva Zelanda pero creció en Australia.

Estaba casada con el industrial Henri Fiocca y vivía en Marsella cuando los alemanes invadieron Francia. Wake se unió a la resistencia y guió a los aviadores aliados que escapaban por los Pirineos a un lugar seguro en España. Cuando fue delatada a los alemanes en 1942, huyó a Gran Bretaña.

Después de que su marido fuera capturado, torturado y ejecutado por los nazis, Wake voló a Francia, trabajando para el Ejecutivo de Operaciones Especiales británico como paracaidista.

Trabajó como infiltrada, disfrazándose y teniendo citas con soldados alemanes para sonsacarles información. Su habilidad para evadirse y disfrazarse llevó a los alemanes a llamarla el Ratón Blanco. Murió en agosto de 2011, a los 98 años, en Londres.

Jane Vialle

Jane Vialle: reportera, espía, política

Jane Vialle nació en el Congo, pero se mudó a París cuando era una niña. Cuando estalló la guerra, Vialle trabajaba como periodista y se convirtió en una agente secreta de la resistencia francesa en el sur.

Recopiló información sobre los movimientos de tropas nazis que luego envió a los aliados. En 1943 fue capturada por las tropas enemigas y acusada de traición. Sin embargo, sus secretos nunca han podido descubrirse porque había codificado sus datos de manera indescifrable.

Vialle fue enviada primero a un campo de concentración y luego a una prisión para mujeres en Marsella. En 1947, ya después de terminado el conflicto, fue elegida para el Senado francés.

Hedy Lamarr

Hedy Lamarr: actriz con alma de inventora

Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida por Hedy Lamarr, nació en una familia judía en Viena. Empezó sus estudios de ingeniería a los 16 años, pero tres años más tarde, en 1933, la abandonó atraída por su vena artística y empezó a actuar en el teatro berlinés.

Se casó en un matrimonio forzoso con un industrial que traficaba con armas y desaprobaba su incipiente carrera como actriz, a la vez que la obligaba a ser la anfitriona de sus amigos, que incluían a los nazis.

Harta del ambiente en el que vivía, Lamarr huyó primero a París y luego a Londres, donde conoció al legendario jefe de MGM Studios, Louis B. Mayer. Allí vendió sus joyas y huyó a los Estados Unidos, en el mismo barco en que él regresaba, para convencerlo de que la contratara como actriz. Al llegar a tierra, ya tenía un contrato de siete años y un nuevo nombre: Hedy Lamarr.

Protagonizó más de 30 películas pero fue su faceta como inventora la que le hizo ganar un lugar en la historia de la II Guerra Mundial. Durante su matrimonio, Lamarr siguió estudiando ingenieria a escondidas. Ya en Estados Unidos desarrolló un sistema de guía para los torpedos aliados capaz de intercambiar sus frecuencias para disminuir la posibilidad de ser interceptados por el enemigo.

La Marina de los EEUU, sin embargo, no recogió su patente, pero los elementos de sus inventos pioneros pueden verse en la tecnología Bluetooth y WiFi actual.

Mya Yi: Con espada y veneno

La lucha de Mya Yi comenzó incluso antes de que los japoneses invadieran Birmania en la Segunda Guerra Mundial. Fue una firme defensora de la independencia del país, oponiéndose a las autoridades coloniales británicas. Se unió a las fuerzas de resistencia en la Segunda Guerra Mundial y siempre traía una espada y una botella de veneno para defenderse.

En 1944 viajó a pie a través del territorio controlado por el enemigo hasta la India para continuar la lucha contra los japoneses. Ya la India, distribuyó panfletos sobre Birmania que detallaban lo mal que los japoneses trataban a la población.

Aunque planeaba regresar a Birmania con su esposo después del nacimiento de su primer hijo, solo regresó en octubre de 1945, una vez terminada la guerra, donde continuó su lucha por la independencia y, luego, contra los regímenes militares del país.

Rasuna Said: la leona

Rasuna Said fue una figura clave en la lucha de Indonesia por la independencia, y para ella el enemigo eran los colonizadores holandeses. Said se volvió políticamente activa a una edad muy temprana, y fundó un partido político, la Asociación Musulmana de Indonesia (PERMI), con poco más de veinte años.

Una oradora excepcional, su desafío a las autoridades coloniales holandesas le valió el apodo de Leona. Las autoridades holandeses cancelaban sus discursos de manera frecuente y la arrestaron en uno de los eventos. Estuvo encarcelada 14 meses.

Cuando los japoneses invadieron el archipiélago en 1942, Said se unió a una organización pro-japonesa, pero la usó para continuar sus actividades de independencia. Después de la derrota de los japoneses, los holandeses regresaron para tratar de imponer su autoridad en la isla y comenzó un brutal conflicto de cuatro años.

En 1949, los holandeses reconocieron la soberanía de Indonesia y el nombre de Rasuna Said se recuerda en una de las calles principales de la capital, Yakarta.