Es habitual que muchas marcas, no solo Mercedes Benz, use filtros de partículas en su versiones diésel para reducir la contaminación emitida por sus motores. Pero ahora la marca alemana se aventura a instalar filtros de partículas también en los modelos gasolina. Aunque lleva dos años haciéndolo con el Mercedes Clase S 500, para 2017 la versión renovada del Clase S con motores gasolina llevarán este tipo de filtros en los nuevos motores. Por supuesto esto se extenderá a los modelos que equipen estos motores nuevos. 

EL objetivo de los filtros de partículas en los motores de gasolina es reducir las emisiones de las partículas más finas de hollín, con un funcionamiento similar a los filtros empleados en los diésel. El filtro se ubicará bajo el suelo del coche y a él llegará la corriente de escape emanada del motor.

El filtro tiene una estructura diseñada en forma de panal de abeja con cavidades selladas alternativamente para dejar entrar y salir los gases, haciendo que estos se muevan a través de las paredes porosas del filtro, que se encargará de atrapar el hollín. Este filtro está diseñado para regenerarse de forma continua si las condiciones de conducción son favorables para ello. 

El material empleado para estos filtros de partículas en los motores de gasolina es la cordierita, un material de ciclosilicato de hierro y magnesio que resiste mejor las altas temperaturas de los sistemas de escape de los propulsores de gasolina, haciendo que se quemen las partículas que hay en exceso de oxígeno en la corriente de escape. No es el mismo tipo de filtro que Mercedes usa en los modelos diésel, ya que en ese caso usa filtros de partículas cerámicas de carburo de silicio.

Según Mercedes una de las ventajas de este nuevo filtro es que nunca habrá que cambiarlo ni tratarlo en toda la vida útil del vehículo, ya que ha sido diseñado para aguantar la contrapresión añadida y es autorregulable con una gran eficiencia de filtración.