Contra todo pronóstico la Africa Race celebró este mes de enero su novena edición. Y decimos contra todo pronóstico porque pocos hubieran apostado por una continuidad a tan largo plazo de esta carrera creada por Hubert Auriol en 2009, tras la decisión de ASO de llevar el Rally Dakar a Sudamérica por la inestabilidad política en África. Auriol aseguró que era posible seguir corriendo hasta la capital Senegal y ha cumplido su promesa desde entonces.

Alejada de los focos, la prueba lleva varios años celebrando una salida protocolaria en el Principado de Mónaco, donde tienen lugar las verificaciones, antes de trasladarse en ferry hasta la localidad marroquí de Nador. A partir de ahí se suceden etapas durante dos semanas en Marruecos y Mauritania, exactamente como hacía el Dakar hasta hace una década, aunque poniendo el foco en respetar el entorno y las comunidades locales, fuente habitual de críticas hacia el Dakar, así como apoyar proyectos innovadores, como una moto eléctrica que tomó la salida este año. ¿Y quiénes son los interesados en competir en esta carrera?

Desde sus inicios la Africa Eco Race se apoyó en dakarianos de toda la vida que se negaban a alejarse del encanto de África. Nombres míticos como Jan de Rooy o Jean-Louis Schlesser, que ganó las seis primeras ediciones en coche y tomó el relevo de Auriol en la organización junto a René Metge, así como privados tradicionales como Pal Anders Ullevalseter, Elisabete Jacinto o desde un punto de vista español, Manolo Plaza. Pero su público está cambiando en los últimos años.

La carrera africana recibe cada vez más apoyo de participantes del este de Europa, que se suman a los franceses, portugueses o españoles (cada vez menos, eso sí). Por ejemplo Kamaz viene enviando estos últimos años equipo oficial para conquistar la categoría de camiones, al igual que hace en el Dakar, y en coches se ha asistido al triunfo de todoterrenos de equipos kazajos o rusos frente a los tradicionales buggies franceses.

De hecho es interesante la situación de Vladimir Vasiliev. El ruso, vencedor de la Copa del Mundo de Todo Terreno en 2014, decidió no acudir al Dakar 2017 y optó por disputar la Africa Eco Race, que ganó al volante de un MINI. En parte quiso correr allí porque él no tuvo la oportunidad de disputar un Dakar africano, pero también lo hizo porque prefiere el reto que representan las dunas a enfrentarse al mal de altura. No ha escondido en entrevistas que él no se puede permitir meses de entrenamiento en altura para aclimatarse a Bolivia como hacen los pilotos de fábrica del Dakar.

El vencedor en motos de la edición 2017 también hace vislumbrar un nuevo camino para el Africa Eco Race: el israelí Gev Teddy Sella se impuso con apenas 18 años por delante de veteranos dakarianos como el pluricampeón Ullevalseter. El español Juan José Campdera Lozano finalizó noveno, mientras que en coches el único representante esta vez fue Luis Chillida, acabando penúltimo.