Primero fue Sébastien Ogier el que confirmaba su fichaje por M-Sport y posteriormente sería Toyota GAZOO Racing la que se presentaba en Finlandia, con un jefe de equipo finés y una plantilla completamente finlandesa. Entre ellos, estaba el segundo piloto de Volkswagen Motorsport que encontraba asiento después de la decisión de los de Wolfsburgo de abandonar el Mundial de Rallies al final de la temporada 2016. Sólo quedaba Andreas Mikkelsen por anunciar su futuro, algo que se hizo esperar una semana más.

Era el martes cuando el subcampeón del WRC confirmaba el equipo con el que correrá el Rally de Monte-Carlo, cita con la que se iniciará la campaña 2017. Mikkelsen competirá al volante de un Skoda Fabia R5 dentro de la categoría WRC2, lo que para los profanos del WRC se traduciría en que Lewis Hamilton se quedase sin asiento tras ser subcampeón y tuviera que bajar a GP2 para poder competir la próxima temporada.

No es la primera relación entre Skoda y el piloto noruego. Ambos ya compitieron juntos en el Intercontinental Rally Challenge en 2011 y 2012, logrando ambos títulos y compitiendo en alguna prueba suelta en el SWRC como forma de preparación para el definitivo gran salto del escandinavo a la categoría absoluta del Mundial. Esta decisión, tomada por el propio Mikkelsen y por sus representantes, EVEN Management (los cuales también llevan las carreras de otros pilotos del WRC como Esapekka Lappi y Pontus Tidemand) es considerada como una forma de mantenerse en activo, a la espera de poder salir en otras pruebas seleccionadas al volante de un WRC, a poder ser con el Volkswagen Polo R de 2017 si finalmente este completa su proceso de homologación.

No ha tenido otra opción. Con los asientos de Toyota y M-Sport ya ocupados por sus ex-compañeros, y las formaciones de Hyundai y Citroën cerradas hace semanas, el ganador de dos rallies en 2016 (Polonia y Australia), se tiene que conformar con una temporada de transición a la espera de recalar en un equipo de fábrica en 2018 y poder luchar con Sébastien Ogier y el resto de candidatos por el título de pilotos. Al menos ese es el plan.

Sin embargo, el subcampeón de 2016 no ha sido el único piloto degradado de cara al Rally de Monte-Carlo 2017 por sus equipos. El estreno de una nueva reglamentación técnica y que la mayoría de los fabricantes ha apurado hasta el último mes para seguir probando nuevas soluciones para sus World Rally Cars, ha llevado a que únicamente Hyundai, y en teoría M-Sport, puedan estar en la cita monegasca con tres unidades de sus nuevos coches.

Es por ello, que en la lista de inscritos podemos encontrarnos a Craig Breen relegado a pilotar uno de los antiguos Citroën DS3 WRC ya que las dos unidades del nuevo C3 estarán reservadas en esta ocasión para Kris Meeke y Stéphane Lefebvre. El francés y el irlandés, las dos jóvenes promesas que ha elegido Yves Matton para el segundo asiento, deberán turnarse hasta la llegada del tercer coche, el cual no se espera hasta primavera. Es un caso parecido al de Lappi en Toyota. El finlandés ha llegado al equipo de Tommi Mäkinen con el título del WRC2 2016 bajo el brazo, sin embargo, la llegada de Latvala a última hora le ha desplazado al puesto de piloto de test hasta la llegada del tercer Yaris WRC. Aun así, Esapekka no las tiene todas consigo y sigue esperando a que en el equipo le confirmen que dicha unidad será para él a partir de Portugal o Córcega.

Con menos opciones se encuentra el otro francés de M-Sport. Eric Camilli fue el fichaje sorpresa de Malcolm Wilson el pasado invierno. A pesar de que el ex de Toyota Motorsport GmbH tenía contrato hasta finales de 2017, en Cumbria han decidido que su Fiesta RS WRC debe pasar a manos del tetracampeón, mientras que él, tras una temporada llena de incidencias, pasará a pilotar la versión R5. El puzle en el que se había convertido el Mundial de Rallies durante las últimas semanas está prácticamente resuelto.