El máximo responsable del Gobierno en materia de automóvil ha vuelto a dar marcha atrás en sus afirmaciones sobre el mayor escándalo de la industria del motor. Esta vez ha sido la propia Volkswagen quien ha obligado al ministro a desdecirse después de afirmar que la empresa debería devolver las ayudas recibidas por el Plan PIVE.

El plan de ayudas -que subvenciona la compra de coches reduciendo el impuesto de matriculación- está enfocado en rejuvenecer el parque de automóviles con vehículos menos contaminantes, primando la compra de aquellos que consumen diesel y emitan menos CO2.

Volkswagen ha admitido que 683.000 vehículos en España tienen más emisiones de las declaradas, sin embargo, ha explicado al ministro que no emiten más CO2, sino óxido de nitrógeno (NO2). Este gas le permitiría contaminar más, pero adecuarse a las reglas del programa PIVE diseñado por el propio ministro.

¿Qué es el NO2?

El dióxido de nitrógeno (NO2) es uno de los principales contaminantes emitidos por el tráfico y las ciudades tienen sistemas de medición de la calidad del aire, precisamente para asegurarse de que los niveles de NO2 y otros gases como el dióxido de azufre (SO2) o el ozono no superan niveles perjudiciales para la salud. Basta una exposición de 30 minutos a un aire con más concentración de NO2 de la cuenta para empezar a notar efectos adversos, como inflamación de las vías respiratorias o un agravamiento del asma en ciudadanos que lo padezcan.

La Directiva 2008/50 de la Comisión Europea impone a las ciudades valores límite de NO2 que no deben superarse. Concretamente, no se debe sobrepasar una media anual de 40 microgramos por metro cúbico de aire. Sin embargo, Europa ha sancionado repetidamente a Madrid y Barcelona por rebasar estas cifras. En concreto, en 2010, primer año de obligado cumplimiento, ambas ciudades registraron 44 y 50 microgramos, respectivamente.

El ministro, en fuera de juego

En un primer momento, tras destaparse el escándalo, Soria expresó su temor por las inversiones de Volkswagen en España y calificó la crisis como "muy preocupante". Al mismo tiempo, otros ministros europeos reprendieron al fabricante alemán y anunciaron investigaciones para depurar responsabilidades. Solo horas después, el ministro volvía sobre sus pasos para exigir más información a la marca y pedir que se investigase. 

Mientras al otro lado del Atlántico se gestaban las primeras acciones colectivas y querellas sobre Volkswagen, Soria tardó de nuevo unas horas en sumarse a la ola y pedir responsabilidades al grupo alemán. Y todo ello en combinación con una predicción con alta incertidumbre: que Volkswagen mantendrá sus inversiones en España, cuyo importe supera los 4.200 millones de euros, un 6,7% de su plan a cinco años. Todas ese dinero, al igual que la supervivencia del grupo, están bajo cuestión.