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Reyes empezó en el transporte con apenas 21 años y sin red de seguridad. Hoy, con 27, es dueño de dos camiones y habla con una franqueza poco habitual sobre lo que supone realmente montar un negocio en la carretera: deudas desde el primer día, facturas inesperadas y meses en los que aguantar es tan importante como trabajar. Su experiencia desmonta muchos mitos sobre el sector y pone el foco en algo clave para quien quiera empezar.

Empezar con un camión… y directo al taller

En una charla con el camionero y youtuber Laur, del canal Laur Garaje, Reyes reveló que su primer paso como autónomo no fue precisamente ilusionante. Explicó que el camión lo compró a sus padres y que su primer viaje fue, literalmente, al taller. Allí tuvo que afrontar una factura inicial de entre 8.000 y 9.000 euros en reparaciones, antes incluso de empezar a facturar. No tenía una letra mensual del camión, pero sí una deuda importante con el mecánico, algo que marcó su arranque en el negocio.

Aun así, decidió seguir adelante. Con el paso del tiempo, ese primer camión tuvo que retirarlo y ahora trabaja con un segundo vehículo, que considera su primer camión “de verdad”, el primero que ha podido estrenar y poner a trabajar en condiciones más estables.

El error más común al empezar en el transporte

Cuando se le pregunta qué le diría a alguien que quiere iniciarse en el mundo del camión, Reyes es directo. Aseguró que el mayor error es “tirarse al barrosin un colchón económico mínimo. Explicó que muchos subestiman los gastos reales del sector y creen que podrán ir resolviendo sobre la marcha.

Puso como ejemplo el combustible. Frente a la idea de que el gasoil puede costar unos pocos cientos de euros al mes, Reyes detalló que el gasto real puede oscilar entre 4.000 y 6.000 euros mensuales, dependiendo del trabajo y la época. Por eso recomendó contar, como mínimo, con unos 8.000 euros de respaldo para poder responder ante imprevistos y no ahogarse en los primeros meses.

Un sector duro, pero con futuro para quien resiste

Pese a las dificultades, Reyes no se muestra pesimista. Reconoció que el transporte es un sector duro y que, tal y como él lo ha vivido, no es fácil ni cómodo. Sin embargo, dejó claro que le gusta su trabajo y que, a pesar de las penurias iniciales, sigue adelante convencido.

Su mensaje final resume bien su filosofía. Para él, el transporte no es para quien busca atajos, sino para quien está dispuesto a pagar el precio de empezar desde abajo. “El que algo quiere, algo le cuesta”, vino a decir, dejando claro que sin sacrificio y sin colchón, aguantar en este negocio es prácticamente imposible.