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Cada vez más conductores comparten la misma sensación: aparcar un SUV y encontrarse alrededor una fila de modelos casi idénticos, como si hubieran salido del mismo molde. El fenómeno no es casual ni producto de la imaginación; detrás hay decisiones técnicas, regulatorias y de mercado que están llevando a las marcas a diseñar coches cada vez más parecidos. En este contexto, la mirada de expertos como Máximo ayuda a entender por qué la industria ha llegado a este punto.

Las razones que hacen que todos los SUV se parezcan

A través de su canal de YouTube Garaje Hermético, Máximo asegura que los diseñadoresestán atados de pies y manos” por factores que dictan la forma final del coche incluso antes de que empiece el proceso creativo.

La aerodinámica es uno de los condicionantes principales porque un SUV, alto y frontalmente ancho, es un “desastre aerodinámico” y obliga a aplicar soluciones similares para reducir consumo, emisiones y turbulencias. Esto provoca morros redondeados, capós altos, retrovisores adelantados y traseras recortadas que buscan optimizar el flujo del aire.

A estas limitaciones se suman las estrictas normas de seguridad, especialmente las de protección a peatones que exigen capós más altos, paragolpes blandos y pilares reforzados. Máximo señala que este conjunto de requisitos “convierte a los coches en pequeños búnkeres”, con líneas de cintura elevadas, superficies acristaladas más pequeñas y frentes prácticamente idénticos entre marcas debido a las homologaciones.

El experto añade que las plataformas modulares también influyen en la uniformidad. Estas arquitecturas obligan a compartir elementos estructurales como el cortafuegos, el parabrisas o la batalla, reduciendo al mínimo el margen creativo. Cuando diferentes marcas trabajan sobre los mismos puntos fijos, el resultado son modelos con proporciones prácticamente iguales aunque cambien los detalles superficiales.

El impacto del marketing y del diseño por ordenador

Máximo explica que hoy la aprobación de un diseño depende más de los departamentos de marketing que de los responsables creativos. Los llamados design clinics penalizan cualquier detalle considerado demasiado arriesgado, lo que empuja a los fabricantes a buscar formas que no ofendan a nadie aunque tampoco entusiasmen. Esta búsqueda del consenso, afirma, genera “diseños de comité” optimizados para aprobar con un seis, no para destacar.

El diseño asistido por ordenador ha reforzado esta tendencia. Según el experto, los programas que generan formas óptimas a partir de parámetros técnicos suelen ofrecer soluciones parecidas para problemas idénticos. Si varias marcas usan las mismas herramientas, trabajan con las mismas limitaciones y persiguen los mismos objetivos técnicos, es lógico que los modelos resultantes se acerquen visualmente entre sí.

La consecuencia: SUVs casi idénticos en todos los segmentos

Máximo sostiene que la mejor forma de comprobarlo es observar cualquier SUV de perfil. Las proporciones, la caída del techo, la altura del capó o la línea de cintura terminan reproduciendo un patrón común. Para él, esto no responde a falta de talento, sino a la suma de aerodinámica, normativas, plataformas y marketing, que empujan a las marcas hacia soluciones similares. Incluso los eléctricos repiten la tendencia al priorizar la eficiencia, generando formas redondeadas, parrillas cerradas y volúmenes muy parecidos.

En su conclusión, Máximo lo resume con una frase clara: los SUV modernosson perfectos para las hojas de cálculo, pero aburridos para el corazón”. Aunque algunas marcas todavía intentan diferenciarse, asegura que la mayoría no tiene margen para escapar de este diseño uniforme mientras el mercado siga premiando a los SUV por encima de cualquier otra carrocería.