Cuando bajan las temperaturas y aparecen la nieve, el hielo y el asfalto frío, la seguridad al volante depende tanto de la técnica como de los neumáticos. Carl Nadeau, experto en conducción de Michelin, ha pasado años enseñando a conductores cómo afrontar el invierno y lo resume con una idea clara: “Lo primero que recomiendo es sentirse cómodos en la posición de conducción correcta”, comentó.
La posición al volante también es seguridad en invierno
Nadeau insistió en que muchos problemas comienzan antes de girar la llave. Comentó que una de las grandes revelaciones para los alumnos de sus cursos es ajustar bien el asiento y la distancia a los pedales. El conductor debe ir lo bastante cerca como para no estirar completamente la pierna en una frenada de emergencia; una pierna recta se rompe con más facilidad en un impacto.
Por eso subrayó la importancia de elegir coches con columna de dirección regulable, que permitan adaptar la postura sin sacrificar control ni comodidad. También recordó la colocación correcta de las manos, en la posición “nueve y tres” sobre el volante, como base para reaccionar con precisión cuando el agarre desaparece de repente.
En una pérdida de adherencia sobre nieve o hielo, señaló que es vital mirar hacia el lugar al que se quiere ir y no fijar la vista en el obstáculo. Mirar la solución en lugar del peligro reduce las posibilidades de acabar fuera de la trazada o contra un guardarraíl. Según explicó, este es uno de los errores más habituales que observa en los cursos de conducción invernal: el conductor se queda hipnotizado por el problema y no por la escapatoria.
Por qué los neumáticos de invierno no son solo “para la nieve”
Más allá de la técnica al volante, Nadeau recalcó que los neumáticos de invierno son un elemento de seguridad clave en cualquier coche que ruede con frío intenso. Recordó que los compuestos de goma de los neumáticos de verano y muchas cubiertas para “todas las estaciones” se endurecen cuando el termómetro baja de los 7 ºC, lo que reduce el agarre incluso aunque no haya nieve en el asfalto.
Los neumáticos de invierno, en cambio, están diseñados de forma distinta tanto en la banda de rodadura como en el propio compuesto. Por eso, bromeó con que en realidad deberían llamarse “neumáticos de clima frío”, porque su ventaja aparece en cuanto llegan las bajas temperaturas, haya hielo, nieve o simplemente asfalto muy frío.
También señaló que, aunque los neumáticos de invierno utilizan un caucho más blando que un modelo de verano o de uso general, pueden ofrecer una durabilidad elevada si se usan únicamente en temporada fría. Puso como referencia que, con un kilometraje invernal medio, un juego puede acompañar al conductor durante varios años sin penalizar en exceso el desgaste, siempre que se monten y desmonten en la estación adecuada.
Suavidad al volante y respeto por las condiciones
Antes de terminar, Nadeau dejó un último mensaje que resumió en dos palabras: “sé suave”. Explicó que en invierno, demasiada brusquedad por parte del conductor, ya sea al acelerar, frenar o girar, rompe el equilibrio del coche y facilita que se pierda el control. Las órdenes suaves al volante, al pedal de freno y al acelerador eliminan una variable más en una situación en la que el agarre ya es precario de por sí.
Combinado con neumáticos de invierno adecuados y una velocidad razonable para las condiciones, su receta es simple: posición correcta, mirada al lugar correcto, neumáticos pensados para el frío y manos suaves. En invierno, concluyó, no se trata solo de llegar, sino de llegar con margen de seguridad.
