Repostar combustible parece una acción rutinaria, pero hacerlo mal puede salir caro. Aunque los coches de gasolina y diésel siguen siendo los preferidos en España, no todos los conductores aplican las precauciones necesarias al llenar el depósito. Desde apagar el motor hasta elegir correctamente el carburante, existen normas básicas de seguridad que muchos ignoran. Y, más allá de las multas o riesgos de accidente, ciertos hábitos muy comunes al repostar pueden provocar averías costosas y hacerte pagar por combustible que, literalmente, nunca llega al depósito.
Muchos conductores creen que así llenan más el depósito, pero en realidad están tirando dinero y dañando el coche.
Forzar la manguera cuando salta la válvula: el error más caro
Uno de los fallos más frecuentes, y peligrosos, al repostar es volver a apretar la manguera del surtidor cuando la válvula automática se detiene. Ese “segundo toque”, que muchos hacen pensando que así llenan un poco más el depósito, no solo es inútil, sino que puede salir muy caro.
Cuando el sistema se para, lo hace porque el depósito ya está lleno y el aire no puede circular. Si se fuerza el llenado, el combustible deja de entrar correctamente y, en cambio, el surtidor sigue cobrando. Según explican desde Eurotaller, el exceso de carburante se redirige a un conducto de desagüe, por lo que el conductor paga de más por una cantidad de combustible que nunca llega al vehículo.
Averías y daños ocultos por forzar el llenado
El sobrellenado no solo implica pagar por combustible desperdiciado: también puede provocar daños reales en el coche. Si el depósito rebosa, el carburante puede salpicar y manchar la carrocería. Si no se limpia de inmediato, la pintura puede deteriorarse con el tiempo.
Además, al forzar el llenado se generan gases que pueden dañar el filtro de carbón activado, un componente presente en la mayoría de coches modernos. Este filtro sirve para evacuar los vapores del depósito y evitar emisiones contaminantes. Si se estropea, el motor puede funcionar de forma irregular y el coche emitir más gases de lo permitido, con el riesgo añadido de fallar en la ITV.
Pequeños hábitos que evitan grandes gastos
Muchos gestos al volante o en la gasolinera se hacen por costumbre, sin pensar en sus consecuencias. Forzar la manguera, no comprobar el tipo de carburante o no apagar el motor antes de repostar son errores comunes que pueden derivar en averías o sanciones.
Adoptar buenos hábitos, como dejar que el sistema de la bomba actúe por sí solo y no apurar el depósito al máximo, ayuda a mantener el coche en buen estado y a evitar gastos innecesarios. En definitiva, cuidar los detalles al repostar no solo mejora la seguridad, también puede ahorrarte cientos de euros al año.
