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Convertirse en piloto no siempre es una historia de glamour, patrocinadores abundantes y victorias internacionales. Jorge y Josy, dos hermanos al volante de camiones de competición, lo saben bien. Su historia refleja el esfuerzo y la constancia que requiere abrirse paso en un mundo donde el dinero, más que un lujo, es una necesidad para poder competir.

Un esfuerzo familiar sin lujos

Lejos de los clichés sobre “niños de papá”, los hermanos dejaron claro en una charla en el podcast Rutas de Éxito, que el suyo es un proyecto familiar sostenido a base de trabajo, ahorro y sacrificio. “Claro, el dinero no cae del cielo”, dicen entre risas, conscientes de que muchos creen que llegar a las pistas es un privilegio reservado para unos pocos.

Pero su realidad es otra: “Competíamos con lo que se podía, cosas sin gastar mucho dinero, ahorrando lo máximo posible”, explicó Jorge, quien recordó los inicios modestos junto a su hermano en el circuito del Jarama, a pocos minutos de su casa.

Aunque hoy cuentan con el respaldo de algunos sponsors, el camino no ha sido fácil ni rentable. “Si se rompía algo, pues ya al final había que hacer un esfuerzo, que por suerte ahora con los nuevos sponsor vamos bien, pero seguimos sin el sobrado”, comentó Josy. Y añadió con sinceridad: “En mi casa no entra dinero por las carreras, pero intentamos que tampoco salga dinero a las carreras, pues no nos sobra”.

El piloto subrayó que, al margen de las apariencias, el automovilismo de camiones requirió inversión constante y apenas dejó margen para beneficios. Desde la compra del vehículo hasta su mantenimiento, todo implica un gasto considerable. “Un camión vale mucho dinero… ¿Dónde lo guardas? ¿Cómo lo mantienes? ¿En qué lo llevas?”, se preguntó, enumerando la cadena de costos que sostienen su pasión.

La realidad económica de ser piloto

Ambos coinciden en que quien desee iniciarse en este tipo de competencias debe partir de una base económica sólida. “Si tú no tienes ahora mismo nada, quieres ser piloto… soy bueno conduciendo, pero no tengo ni equipo, ni camión, ni dinero. Está complicado”, reconocieron. “Primero hay que invertir, claro, eso. Y luego eso y más en camiones, porque la inversión de un camión no es la de un coche”.

Los números hablan por sí solos. Según Jorge, “un camión de estos para competir en Europa y poder pelear un poco ya no por ganar, sino por estar de media tabla para arriba, ronda los 400,000 €, medio millón lo que se está pidiendo más o menos por un camión nuevo”. En el campeonato nacional, los precios bajan, pero siguen siendo elevados: 'Aquí en España el cambio de torno es pequeñito… un camión te puede rondar entre los 40, 80 o 90 mil euros'”.