Andrei lleva años recorriendo las carreteras de España y Europa al volante de un camión cisterna. Conoce los horarios interminables, los amaneceres en áreas de servicio y la soledad de las rutas largas, pero también valora la estabilidad que le ofrece este tipo de transporte. En su experiencia, es un oficio duro, aunque mejor pagado que otras modalidades del sector. “Las empresas te van a pagar por el tiempo que trabajas, por el tiempo que estás disponible, por el tiempo que estás fuera de tu casa”, resumió en una charla en el canal de YouTube Rutas Éxito.
Nacionales e internacionales: diferencias que se notan en la nómina
Andrei distingue dos mundos muy distintos: el transporte nacional y el internacional. Los conductores que hacen rutas nacionales, aquellos que regresan a casa los fines de semana y alguna noche entre semana, ganan de media unos 2.000 euros al mes, aunque la cifra varía según la zona.
En regiones portuarias como Tarragona, Barcelona, Valencia o Madrid, el sueldo puede ser algo más alto, mientras que en comunidades del interior como Castilla-La Mancha, Castilla y León o Andalucía, los salarios tienden a ser algo menores.
El panorama cambia cuando el camión cruza fronteras. Los chóferes internacionales, explicó Andrei, suelen cobrar a partir de 3.000 euros mensuales, y algunos alcanzan los 3.900 o incluso los 4.200 euros en determinados meses. “Eso depende de la empresa, de los kilómetros y de las dietas. Si haces muchos viajes fuera, cobras más, pero también pasas semanas sin ver a tu familia”, señaló. En muchos casos, las compañías pagan por kilómetros recorridos, con tarifas superiores en rutas extranjeras.
Un trabajo exigente, pero con estabilidad y formación
Conducir una cisterna no es lo mismo que manejar un camión de lona o plataforma. Este tipo de vehículos transportan líquidos, alimentarios o químicos, y requieren una formación específica. Para trabajar con sustancias peligrosas es necesario obtener el certificado ADR, un curso que las empresas suelen pagar o renovar periódicamente. “Las que llevan químico pagan un poco más, porque el riesgo es mayor”, aclaró Andrei.
Pese a los retos, asegura que el trabajo con cisternas se considera uno de los más cómodos dentro del transporte. “Es un trabajo limpio, no tan duro como cargar y descargar plataformas. Cargar una cisterna es más sencillo de lo que la gente piensa: te conectan la manguera y solo tienes que estar atento para que no se desborde”, comentó.
Orgullo de oficio y una llamada a la constancia
Andrei es consciente de las horas que pasa lejos de casa, pero defendió su profesión con orgullo. “Si tienes constancia y quieres trabajar, puedes ganar bien. Hay oportunidades reales de vivir de esto”, aseguró. Su mensaje es claro: detrás de cada litro transportado hay esfuerzo, precisión y muchas horas de carretera.
“Las empresas no imprimen dinero; te pagan según lo que produces. Cuantos más viajes haces, más cobras”, concluyó. Para él, la clave está en entender que cada kilómetro cuenta y que el volante sigue siendo, pese a todo, un medio digno para ganarse la vida.
