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Sí, es posible dar positivo en un control de alcoholemia sin haber consumido alcohol, al menos, conscientemente. Esto es lo que le sucedió a una trabajadora, la cual dio una tasa de 0,11. "No me lo puedo creer", afirma, tras llevar ocho horas trabajando.

Desde las redes sociales, Álvaro Fernández, farmacéutico, explica el porqué. "Hay colutorios que pueden dar hasta un 20% de alcohol; si te has enjuagado la boca recientemente, no vas a reventar el control, pero un ligero positivo, no te digo yo que no", confirma el experto.

De la misma manera, Fernández aclara que si se utilizan sprays para la irritación de garganta, puede surgir el mismo efecto. "Te lo digo yo, que me pasó y, por supuesto, en la comida si has cocinado con alcohol. La mayoría se va con la ebullición, pero todo no". Por lo que tras esto el farmacéutico confirma que lo ideal, que es una tasa cero, no se va a dar. Aunque, según él, llegar al límite permitido sería un caso extremo y nada probable.

Otros casos probables

En conversación con El Español, Julia Merino, técnico de farmacia, nos confirma algunos detalles. En cuanto a la duración del alcohol, si se utilizan este tipo de spray o colutorios, nos confirma que su efecto dura menos de cuatro minutos, aunque depende de la cantidad. "En ningún caso debería superar los ocho minutos", afirma.

Para continuar, es importante conocer la diferencia entre el alcohol en sangre y la que hay en el aire respirado. "Realmente muy poca", aclara Merino. Nos confirma que la desigualdad reside en que en sangre es más probable dar algo por encima a consecuencia de que el alcohol no haya llegado por completo a los pulmones o a la profundidad de la respiración. La razón del método utilizado en los controles es la rapidez al hacerlos.

En cuanto a los productos utilizados diariamente que pueden ocasionar esta situación, Merino destaca algunos jarabes para la tos o las gotas de propóleos que se utilizan para reforzar las defensas evitando molestias de garganta.

A estos se suman las frutas maduras, la commbucha, tiramisú, productos fermentados como el kéfir, además de los bombones de licor o incluso las propias bebidas que prometen no tener alcohol, pueden tenerlo en mínimas cantidades, nos asevera la experta.

Existen casos, según explica Merino, en los que la propia flora intestinal es capaz de fermentar los azúcares, produciendo que el alcohol pase a la sangre, lo que simula que una persona está ebria; es poco común, pero es una enfermedad con el nombre de autocervecería.

"Su tratamiento depende de si viene por levaduras que sería usar un antifúngico o por bacterias que sería usar un antibiótico, pero es como dar “cañonazos” a la flora en general", declara admitiendo que para el cuidado serían necesarios probióticos.