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"Más de 20 multas por minuto, eso es lo que puede llegar a multar este nuevo radar móvil", así comienza, Pedro Orellana, experto en el sector, su descripción acerca del nuevo modelo de radar que impone la Dirección General de Tráfico (DGT) desde su cuenta en las redes @motor22cv.

Se trata de una nueva apuesta con la que reforzar el control en carreteras, algo que evidencian las siguientes cifras. El pasado fin de semana del 26 al 28 de septiembre hubo un total de cuatro siniestros mortales, llevándose consigo cinco víctimas mortales en ellos, como ha confirmado la propia DGT.

En este contexto las medidas se hacen necesarias. El radar en cuestión es conocido como "radar remolque", ya que este se puede transportar a cualquier carretera de la geografía española, como muestra Orellana en sus redes. Este se ha podido ver en la carretera A6 de Madrid, a la altura de Las Rozas.

Imagen de un radar. Getty Images

Esta inclusión forma parte del plan que Tráfico ha ido implantando a lo largo de este ejercicio anual en el que pretenden imponer 122 nuevos controles de vigilancia con los que reducir la posibilidad de siniestros, ya que como afirma la entidad, el aumento de velocidad en un 1 km/h supone el riesgo de accidente con lesiones en un 2 y 3%.

Este se encuentra instalado en un sistema de ruedas que permite su sencilla movilidad, lo que permite situarlo en varios minutos en su nueva geolocalización. En cuanto a su funcionamiento, se alimenta mediante una batería que le da autonomía para dos semanas de actividad.

De la misma manera, se encuentra conectado a internet, con lo que se le otorga la posibilidad de sancionar al instante en una vía concreta, siendo capaz de diferenciar entre el tipo de vehículo y, a consecuencia, la velocidad a la que debería circular.

Estos dispositivos se han visto a lo largo de la geografía de las carreteras españolas, concretamente en Madrid y Cataluña, en las carreteras: En Cataluña, en la AP-7, C-32, B-23 y en Madrid, en la A-6 ya nombrada.

Estos dispositivos no tienen la obligación de estar señalizados previamente, algo que no ocurre con los que son fijos. Por lo que es posible encontrarlos en cualquier vía y sin previo aviso. Las sanciones por velocidad pueden llegar a ser de hasta 600 euros, con una pérdida de seis puntos en aquellos casos de mayor gravedad.